Mundo dividido en la lucha contra las drogas

JOHN PAUL RATHBONE GEOFF DYER Y JUDE WEBBERA principios de 2015, ocho presos originarios de Brasil, Australia y Nigeria fueron transportados a un campo donde los fusilaron. Su muerte se produjo pese a los pedidos de clemencia por parte de líderes de Brasil y de Australia, que Indonesia ignoró por completo. Su presidente, Joko Widodo, quería demostrar que era estricto en «la guerra contra las drogas».El incidente es un ejemplo de las opiniones cada vez más divergentes acerca del comercio de drogas ilegales, estimado en $us 380.000 millones al año, cuyas diferencias se discutirán en una asamblea general especial de la ONU. «Existe un creciente disenso global sobre la política en contra de las drogas», indicó Vanda Felbab-Brown de la Brookings Institution.EEUU — antes uno de los principales defensores de la aplicación de rigurosas leyes— suavizó su posición a raíz de una epidemia de opiatos entre los estadounidenses de clase media, y de la legalización de la marihuana en algunos estados. Los países del este de Asia, como China y Rusia, asumen el rol de policías. En Rusia incluso han solicitado que el Consejo de Seguridad de la ONU tenga poderes significativamente mayores para combatir el tráfico de drogas. Viktor Ivanov, jefe de la agencia de control de drogas, expresó: «Es necesario utilizar con los narcotraficantes las mismas medidas que estamos aplicando a los líderes de organizaciones terroristas». La intensidad de sus comentarios llevó a diplomáticos a especular que Rusia puede ofrecer apoyo a los servicios de seguridad latinoamericanos, si EEUU retirara su ayuda financiera.La asamblea especial de la ONU contra las drogas, que originalmente se iba a llevar a cabo en 2019, ha sido adelantada a petición de México, Colombia y Guatemala, tres países latinoamericanos devastados por las drogas. La última asamblea concluyó con la declaración categórica: «Un mundo libre de drogas: podemos hacerlo».La mayoría de los analistas coinciden en que la estrategia ha fracasado. La demanda y los suministros han aumentado, mientras que las operaciones dedicadas a la imposición de las leyes cuestan $us 100.000 millones al año, pero con poco resultado. Afganistán produce casi el 90% de la heroína del mundo, a pesar de las ocupaciones militares.Mientras tanto, cerca de 100.000 mexicanos fallecieron entre 2006 y 2015 a causa de la violencia relacionada con el crimen organizado, con «cero evidencia de que el suministro de drogas que ingresa en el mercado nacional estadounidense se redujera en lo absoluto», comentó el expresidente de México Ernesto Zedillo. Por su parte, la tasa de homicidios en Honduras es de 84 homicidios por cada 100.000 personas por año, contrasta con 3,8 en EEUU y con 0,8 en España. Una consecuencia directa de esta matanza ha sido un creciente clamor para remover el negocio de las manos del crimen organizado a través de ventas reguladas por el Estado.Latinoamérica lidera este debate; Uruguay legalizó el cánnabis en 2013. Sin embargo, tiene poca resonancia mundial, salvo en EEUU donde hay un creciente grupo de votantes que está a favor de la legalización del cánnabis.»Asia Oriental tal vez tenga tanto tráfico de drogas como Latinoamérica, pero tiene una fracción de su violencia. Allí simplemente no hay un impulso para implementar reformas», declaró Felbab-Brown.Europa se ubica en un punto medio, mientras que la posición de Rusia se entrelaza con una narrativa nacionalista por parte de Vladimir Putin, que proyecta la reforma en materia de drogas como un ejemplo de la decadencia occidental.En cuanto al Oriente Medio, la región «no tiene un problema de consumo de drogas significativo, a excepción de la heroína en Irán y Afganistán», declaró Alejandro Hope, un ex director de la agencia de inteligencia de México y editor de seguridad en eldailypost.com. «Eso, más es un conservadurismo cultural innato, tal como la prohibición de las bebidas alcohólicas, significa que el debate no ha tomado impulso».El resultado de la cumbre de la ONU esta semana, basada en un documento llamado «borrador cero», será una resolución ‘engañosa’ que ocultará varios asuntos, incluyendo la legalización del cánnabis. Si eso realmente importa es otra cuestión. «A estas alturas es evidente que los tratados internacionales que rigen el control de las drogas no se modificarán de una manera significativa pronto», comentó Hope «y, de todos modos, varios países seguirán incumpliéndolos».En Latinoamérica, puede que el énfasis también esté cambiando. A pesar de que México solicitó la reunión, el presidente Enrique Peña Nieto, quien se opone a la legalización de las drogas, sólo decidió asistir a último momento. «La pregunta sin resolver es por qué la autoridad de los organismos de seguridad ha persistido en Asia, donde el Estado sigue siendo fuerte y la violencia mínima, pero se ha derrumbado en Latinoamérica, a pesar de la existencia de redes de tráfico de drogas en ambos», dijo Felbab-BrownFuente: eldeber.com.bo