Perros de hortelano

ALVAROPUENTEÁlvaro Puente CalvoTodo el movimiento sindical de YPFB está en pie de guerra y en estado de alerta morada. Va a estallar la guerra porque uno de los nuevos gerentes de nuestra petrolera ha tenido el imperdonable error de nacer unos cuantos kilómetros más allá de las fronteras. Nació donde no se debe nacer.No son las primeras protestas. Es una manía endémica. Es complejo nacional. A mucha gente le hierve la sangre cada vez que contratamos a un extranjero. Como si los nuestros fueran los únicos que sirven. Como si los de fuera tuvieran que ser necesariamente inútiles. Como si las fronteras fueran hechas por Dios y no estúpida y artificial creación humana. Como si no todos tuviéramos derecho a trabajar. Como si no fuera siempre necesario buscar al mejor, sea de donde sea.Tenemos millones de compatriotas más allá de nuestras fronteras. ¿Acaso no los dejan trabajar en uno solo de los 100 países en que viven? Algunos dirigen hospitales, otros son obreros brillantes, otros hacen lo que pueden, otros gerentan bancos. Están ahí porque valen. Solo nosotros pondríamos trabas hasta a un premio nobel que estuviera dispuesto a trabajar con nosotros. Es la mezquindad nacional que blanden los sindicatos petroleros como norma ética. Y lo peor es que todos callan.Es evidente que ese señor puede y debe ser gerente en YPFB. Si es el mejor que han encontrado, cometerían delito si nombran a otro. Sería incumplimiento de deberes y sería corrupción, porque corrupción no solo es gastar el dinero en lo que no se debe. También es contratar para el cargo al que no es el mejor para ello. Creen los sindicatos que YPFB es su choza en la que hacen fiesta con quien les da la gana. No se han enterado de que esto no es fiesta ni Bolivia es su choza. ¿Desde cuándo el lugar de nacimiento es certificado de calidad profesional o humana? ¿En qué ley sirven solo los nacidos en un sitio? ¿Quién tiene derecho a decidir que YPFB contrate a los mediocres, solo porque son paisanos de los dirigentes sindicales? Desafío a los baratos dirigentes a que nos den una sola razón para expulsar al nuevo gerente. Pido razones, no sentimientos racistas ni viejos prejuicios discriminatorios. Pido razones, no ladridos de perro de hortelano. Los desafío, porque no existen razones. Solo están en juego sentimientos y complejos de inferioridad disimulados.Lo único claro y real es que los vetadores son incompetentes para hacer crecer a la patria. Les falta inteligencia para comprender el mundo, y su patriotismo es demasiado chato.El Deber – Santa Cruz