Sectarismo destructivo

Marcelo-Ostria-Trigo1Marcelo Ostria TrigoEl populismo sectario pretende que la historia comienza con su advenimiento. Desecha lo logrado o se empeña en hacer fracasar lo existente. En el poder imagina enemigos internos y externos, a los que les atribuye todos los males, y repite que rechazando lo pasado se llega a la dicha colectiva; el agonizante chavismo creó el Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo.Pero, tarde o temprano, llega el fracaso. Entonces, pocos se atreven a negar las carencias, la ineficiencia, las iniquidades y la corrupción degradantes. Pero puede más el afán de aferrarse al poder, insistiendo en continuar con un modelo acabado. Esto, lamentablemente, significa una larga penuria y la incertidumbre de que si se podrá llegar a lo sensato, honesto y prudente.Bolivia inició el siglo XXI con la certeza de que la riqueza petrolera podía impulsar su desarrollo. Se abrió la posibilidad de que, a partir de ese recurso, se impulsara un proceso de industrialización y de diversificación de sus exportaciones. Las circunstancias eran favorables, los precios internacionales subían y esto prometía excedentes. Surgió, entonces, la tendencia populista atolondrada y se incrementó el gasto insustancial y superfluo, a tiempo que crecía una nueva clase alimentada por la corrupción.Ya se llega al final. “El absoluto fracaso político siempre se debe a un hecho exterior para los sectarios, y cualquier éxito de quienes pueden competir con los espacios que la secta ha marcado como propios, siempre es sospechoso de todo lo peor y pasible del insulto”. Lamentablemente, el despilfarro está hecho. Esto cuando hay una nueva realidad: ha terminado la era de las vacas gordas.En esto no estamos solos, “América Latina –según Alfredo Coutiño, de Moody’s Analytics–, enfrentó en 2015 su quinto año de desaceleración continua, la cual llevó a la economía a terreno negativo…”. “La evidencia muestra que la región sufre una debilidad crónica y no coyuntural, lo cual requiere de soluciones estructurales. El uso y abuso de prolongadas políticas expansivas han probado ser no solo poco efectivas, sino incluso generadoras de distorsiones”; (…) “la región necesita regresar a la disciplina…”, ahora abandonada en favor de la espectacularidad de la que se alimenta el populismo.Sumergido en la corrupción y la ineficiencia, el populismo se extravía cada día más en su laberinto de mentiras. Va tocando fondo. Al pueblo boliviano, como ya sucede en el continente, solo le cabe impulsar el cambio de este malhadado experimento, y resurgir.El Deber – Santa Cruz