Desacuerdos en el proceso contra Rousseff asustan a mercados brasileños

Estudiantes e integrantes de movimientos sociales se manifiestan a favor de la presidenta Dilma Rousseff en Sao Paulo. (Sebastião Moreira/Efe)

Sao Paulo, Brasil.- La incertidumbre en torno al proceso abierto para apartar del poder a la presidenta Dilma Rousseff provocó este lunes una sacudida en el mercado brasileño, que reaccionó con temor y una fuerte caída que logró suavizar después, tras la decisión del Senado de mantener el impeachment contra la mandataria.

La bolsa de Sao Paulo acabó con un descenso del 1,41% y su índice Ibovespa, principal referencia del corro, bajó hasta los 50.990 puntos al cierre de la sesión, explicó Efe.



El parqué llegó a desmoronarse un 3,5% alrededor del mediodía de ayer, al poco de conocerse la decisión del presidente interino de la Cámara Baja, Waldir Maranhao, de anular la votación parlamentaria del pasado día 17 que abrió la puerta al proceso destituyente contra Rousseff.

Sin embargo, a lo largo de la tarde, el mercado paulista consiguió mitigar las pérdidas y terminó la jornada con un retroceso más contenido.

El real concluyó el día con una depreciación del 0,57% frente al dólar, que terminó cotizado a 3,523 reales para la compra y a 3,524 para la venta en el mercado de divisas.

La moneda brasileña, que ya había abierto semana a la baja, acentuó su depreciación a raíz del torbellino político y, a media sesión, llegó a perder un 2,36 % frente al billete verde.

De acuerdo con los analistas consultados por Efe, los accionistas se atemorizaron con la fugaz suspensión del proceso contra Rousseff decretada por Maranhao y anulada horas después por el presidente del Senado, Renan Calheiros.

«El mercado se asustó mucho al principio», aseguró el economista jefe de la firma financiera Gradual Investimentos, André Perfeito, quien explicó que, con el pasar de las horas, los inversores «comenzaron a percibir que el presidente del Senado no aceptaría la anulación».

Maranhao admitió una demanda de la Abogacía General del Estado, que actúa como defensa de Rousseff, y declaró nula la votación del pasado 17 de abril en la Cámara Baja en la que se aceptaron las denuncias contra la jefa de Estado.

Esta medida, la primera que toma desde que sustituyó a Eduardo Cunha, cuyo mandato fue suspendido por el Tribunal Supremo el pasado jueves, se apoyaba en «vicios» incurridos durante el trámite, como la anticipación del voto por parte de algunos parlamentares o la decisión de algunos partidos de orientar a sus miembros.

Calheiros rechazó la decisión de Maranhao al considerarla «intempestiva» y «sin cabida», por lo que determinó la continuidad del proceso, resolución que coincidió justo con el final de la jornada bursátil.

En opinión de Perfeito, la «primera impresión» de los inversores fue que el cese definitivo de Rousseff «todavía está lejos y la resolución será lenta».

Sin embargo, la reacción de la oposición, que anunció que presentaría un recurso ante el Supremo Tribunal Federal, así como la actitud del Senado, que convocó una reunión de urgencia, trasladaron a los accionistas la sensación de que «tal vez el movimiento (de caída) fuera exagerado».

En esa misma línea se pronunció el analista de la corredora XP Investimentos Celso Plácido, quien aseveró que el mercado «superó con las horas el primer pánico».

Según el especialista, los inversores «sintieron un riesgo, vendieron rápido y luego analizaron lo que ocurrió» y, como vieron que la posibilidad de que la decisión se mantuviera era baja, se «relajaron».

Con todo, ambos expertos coincidieron en que el corro brasileño continuará con volatilidad en las próximos días, tal como viene haciendo desde hace semanas al compás de los nuevos capítulos en la arena política.

Pero pronosticaron también que el vaivén de la plaza irá disminuyendo a medida que se vaya resolviendo la crisis que ahoga al gigante suramericano y cuya telenovela ganó un nuevo episodio.

Y aunque Calheiros todavía debe confirmar si se mantiene la sesión de votación del miércoles, todo parece indicar que, de momento, el futuro de Rousseff pasará por las manos de 81 senadores que decidirán por mayoría simple si se abre el juicio político con fines de destitución contra la mandataria.

Si la Cámara Alta se inclina a favor del proceso, Rousseff deberá apartarse del cargo durante los 180 días que puede durar el juicio, lapso en el cual será sustituida por el vicepresidente, Michel Temer, quien terminaría el mandato si la presidenta es finalmente depuesta.

Fuente; El Universal