Discapacitados se extraen sangre en protesta; Gobierno de Evo no cede

El Gobierno los convocó ayer pero no para tratar el bono que piden.

Discapacitados se extraen sangre en protesta

 Discapacitados se extraen sangre en  protestaPágina Siete / Leny Chuquimia /  La Paz»Por mi hija” se lee en un cartel con letras rojas de las que  emana un  olor metálico. «Por mi Daniela y todos los niños con discapacidad es que pido ese bono de 500 bolivianos”, dice Raquel Jiménez mientras pega el cartel en las rejas que desde hace cuatro días impiden el ingreso de   la caravana de personas con discapacidad  a  la plaza Murillo.Tras cuatro días de vigilia a unas cuadras del Palacio de Gobierno, ayer las madres de los niños con discapacidad y otros miembros de la caravana se extrajeron sangre de las venas en señal de protesta por la falta de atención a su demanda de un bono mensual de 500 bolivianos. La solidaridad de los paceños no se dejó esperar.Con unas  jeringas a su alrededor, un elástico arrancado de alguna chamarra y una botella de alcohol, Raquel Jiménez se apresta a ser la primera madre en dar su sangre. «Junto a mi hija hemos estado en la primera caravana en 2012 pero hasta ahora ella que tiene un 85% de discapacidad no ha cobrado el bono anual de 1.000 bolivianos. No es fácil vivir sin apoyo   y es algo que el Gobierno insensible no quiere escuchar”, explica  mientras le extraen la sangre.La segunda voluntaria  es Julia Corrillo. En 2012 una fotografía suya dio vuelta al mundo. En ella se la veía abrazada a su hijo de 13 años que tenía  parálisis cerebral. Ambos encerrados en una jaula como medida de protesta  exigían un bono anual que tampoco llegó a sus manos.»Poco después a mi hijo le dio neumonía  y murió, pero a mí nadie me va a quitar mi condición de madre y  de haber vivido la discapacidad y vivirla aún con mi esposo que está en una silla de ruedas. A mi hijo no lo olvido y sé lo que una madre es capaz de hacer para darle la  oportunidad de vivir mejor. Doy mi sangre por todas esas madres”, explica.Otras mamás se acercan. Extienden un brazo mientras con el otro sujetan a sus hijos. Les siguen dirigentes y otros miembros de la caravana.En medio de la medida de presión acuden solidarios   ciudadanos, familias, juntas vecinales y también otras madres que deciden solidarizarse con el movimiento con algo de ropa, alimentos e insumos necesarios.»Estoy embarazada, no sé cómo mi hijo o hija puede nacer. Nadie tiene certeza de nuestro futuro pero aún así somos una sociedad que aún no está preparada.  El bono es justo porque los va a ayudar pero también  se  debe ver aspectos desde cómo  están construidas las calles, las casas y hasta el transporte”, dice una de las personas solidarias.Con una bolsa enorme de ropa, junto a su familia  también llegó Patricia Monje. En una mano lleva las prendas y en otra un bastón guía. «He traído algo de ropa y agua y es insuficiente para un grupo que es pequeño. Soy  no vidente y sé que  la discapacidad no se entiende si no se vive. Aun si tienes  mejores condiciones,  oportunidades y recursos no sirve si no los compartimos con los que no los tienen y no vemos cómo sufren día a día”, dice.Desde el miércoles pasado las medidas de presión de la caravana de personas con discapacidad van en incremento. El miércoles luego de un intento vano de ingreso a la plaza Murillo, los movilizados comenzaron  con las  crucifixiones. El jueves se tendieron alfombras humanas y las sillas de ruedas fueron volcadas. El viernes se instaló el primer piquete de huelga de hambre en la esquina de la plaza Murillo.Ayer, las madres de los niños y adultos  con discapacidad encabezaron la extracción de sangre. «Vamos a radicalizar las protestas”, advirtieron.