La Policía recupera a boliviano secuestrado por banda brasileña

%image_alt%Todo comenzó el jueves (21) cuando Samuel (nombre ficticio), de 70 años y comerciante de diversos cereales producidos en Bolivia, recibió una llamada solicitándole la compra de 45 kilos de quinua.Samuel, quien se encontraba en ese momento en su domicilio, resultó sorprendido por un pedido de tal magnitud. Entonces pidió al supuesto cliente reunirse antes de cualquier posible transacción comercial.Combinado el encuentro para las 10 de la mañana del día siguiente, Samuel, que siempre fue un hombre disciplinado, decidió cumplir con su palabra y llegó a la Praca do Coco en el popular barrio de Pari, en Sao Paulo. Minutos después apareció el interesado; un hombre moreno, alto, de contextura musculosa con barba crecida y que oscilaba entre unos 38 a 40 años edad.Samuel nunca pensó que ese encuentro terminaría en su secuestro, del que la Policía horas después lo liberó y capturó a los delincuentes.El supuesto nuevo cliente le dijo que estaba abriendo una tienda y estaba interesado en comercializar la quinua boliviana. Después de un diálogo que brindó la confianza suficiente, Samuel indicó que solo tenía 20 kilos en stock. Tras llegar a un acuerdo en el precio, fueron a recoger el dinero que estaba en el automóvil del interesado, estacionado en el mercado del frente, en la central de abasto patio de Parí.EL RAPTO Al ser un lugar concurrido, Samuel no pensó que algo extraño podía suceder. Sin embargo, cuando abrieron las puertas del motorizado recibió un fuerte golpe en la sien que lo desmayó por varios minutos. Cuando reaccionó ya estaba dentro del auto, encapuchado y al lado de tres criminales que lo insultaban y golpeaban exigiéndole la entrega de 100.000 reales si quería ser liberado.Durante las horas que estuvo dentro del automóvil (marca Gol y de color blanco), los criminales se drogaban, bebían, y conversaban con otros cuatro integrantes de la banda criminal que se encontraban en el motorizado de al lado, recuerda la víctima.En el trascurso de todo ese tiempo se intercambiaban de vehículos para torturar al comerciante quien, a pesar de la situación, indicó que mantuvo la calma e incluso intentó llegar a un acuerdo.Una llamada de su esposa preocupada por su retraso al mediodía del viernes (22) fue lo que abrió una serie de llamadas entre la banda criminal y la familia de la víctima, que ya enterada de lo que ocurría no sabía qué acciones tomar para salvar la vida del rehén, entregar el dinero o llamar a la Policía.Fue entonces que pidió ayuda al policía civil Felipe Prado, quien les dirigió a la delegación Antissequestro. Desde ese momento la estrategia fue ganar tiempo para saber el lugar donde estaban los secuestradores. Tras 12 horas, los criminales tomaron la decisión de ir directamente a la casa de Samuel para pedir la recompensa. El momento que entraron al domicilio, una de las hijas del rehén, alertó a la Policía que ya se encontraba patrullando el lugar. Minutos después, capturó a uno de los siete criminales, quien posibilitó dar con el paradero del boliviano.Fuente: opinion.com.bo