Cultivos de coca, Naciones Unidas y burócratas

Diego-Ayo1Diego Ayo SaucedoLa diputada Jimena Costa puso en evidencia algunos problemas en el manejo de cifras del Gobierno en relación a la coca. Son llamativas y vale la pena sacar algunas conclusiones provisionales al respecto. Vale pues la pena observar algunas cifras presentadas por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en su reporte Monitoreo de cultivos de coca 2015. En este reporte se afirma que la reducción de coca ha sido efectiva: hemos pasado de 20.400 ha a 20.200 ha, lo que significa una disminución del 1%. Ya la cosa podría resultar llamativa (por buscar un término apropiado) por la insignificancia de la rebaja, pero en realidad no es ese el problema.El problema es que en este reporte se omite un dato: la cantidad de coca cultivada en ‘áreas protegidas’. Se omite esta cifra en la página de ‘resumen de resultados del monitoreo’ de 2015, lo que permite demostrar que la tendencia en la erradicación es efectivamente a la baja. Así sea solo por ese 1%, pero a la baja, al fin. Sin embargo, si uno revisa con mayor detalle, comprobará con cierta sorpresa que los cultivos de coca en ‘áreas protegidas’ en realidad siguen existiendo. Precisamente en la página 33 se observa que los cultivos en estas áreas suman 204 ha. De ese modo, si sumamos la cantidad de cultivos que esta oficina de Naciones Unidas se ‘olvidó’ de consignar en el dato general, el monto total de hectáreas con cultivo de coca no sería de 20.200 sino de 20.404, es decir, mayor en 0,01% que en el año previo. Primera constatación: no hubo erradicación alguna en 2015.Surge inmediatamente la pregunta de si no estaremos hilando fino y en realidad la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, nunca toma en cuenta el dato sobre ‘cultivos en áreas protegidas’. La respuesta no ofrece duda alguna: esta institución sí contempló esta cifra en 2014. Precisamente en su primera página se observa el dato de 204 ha de coca cultivadas en áreas protegidas. Vale decir, o los técnicos de Naciones Unidas tuvieron un esporádico estallido de amnesia o adornaron las cifras para beneficio (y por encargo) del Gobierno. En este último escenario, la situación se complica. No se trata de hacerse de la vista gorda sobre 17 o 33 camiones, sino de actuar en consonancia con una actividad ilegal. Segunda constatación: Naciones Unidas da legitimidad, con cifras erróneas, al cacareo altisonante del Gobierno en relación a su ‘exitosa’ lucha.Grave, sin dudas. Empero no es lo único a resaltarse. Conviene complementar esta reflexión con otras cifras sobre erradicación. De acuerdo con la Memoria Institucional de la Gestión 2015, presentada por el Viceministerio de Defensa Social y Sustancias Controladas, la erradicación ha sido verdaderamente ponderable. Como demuestra el cuadro de la página 75, en 2012 la cantidad de hectáreas erradicadas superó las 10.000 y en 2013, 2014 y 2015 la cifra ascendió a más de 11.000 por año. Un éxito, a todas luces. Al menos así lo pintó el Gobierno, recordando que la ley 1008 manda la erradicación de por lo menos 5.000 ha, reto que habría sido rebasado con facilidad.Sin embargo, ya vimos que el monto final de coca cultivada se mantiene inalterado (por lo menos en 2015 en relación a 2014), lo que muestra que mientras el Gobierno tapa algunos huecos en un lugar, en otro se los abren de nuevo. Mientras erradica por acá, le plantan lo mismo por allá. Ello demuestra, tercera constatación, que se puede cumplir la ley sin que eso sirva de mucho.La legalidad no es pues el parámetro a seguir. Queda pues una cuarta constatación: se gasta un montón de dinero en erradicación para que al final la cifra, a pesar del ‘olvido’ de Naciones Unidas, sea la misma. Recordemos que el ministro Arce afirmaba con orgullo en abril de 2015 que en los últimos cuatro años, la inversión en este rubro erradicatorio fue de aproximadamente 185 millones de dólares, con un promedio de 35 a 50 millones por año.¿Dónde fue a parar este dinero? A la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, institución altamente cotizada entre los policías, que dedica su labor a la interdicción. Se solazan hablando de toneladas secuestradas, operativos realizados, narcos detenidos y demás aspectos indudablemente dignos de remarcarse. Sin embargo, la reflexión no amerita mucho talento: ¿tiene mérito este tipo de logros si a su lado se sigue plantando coca que se sabe va en un 93% al narcotráfico? No, por supuesto que no. Aunque dupliquen el número de detenidos y tripliquen la cantidad de pozas de maceración descubiertas, si la coca sigue germinando sin menoscabo alguno, es evidente que no se habrá logrado nada.Todo ello sin mencionar, para no provocar el fácil argumento antimperial, que la oficina antinarcóticos de Estados Unidos afirma la existencia de 35 mil hectáreas. En todo caso, los que seguramente festejan ese aumento de cultivos, son los de esta Fuerza Especial, que podrán seguir siendo beneficiada con generosos presupuestos, a pesar de su prácticamente inocua labor.El Deber – Santa Cruz