Quien mucho abarca, mal patea

BolivarJosé Luis Bolívar Aparicio*Cuando era niño quedaba intensamente maravillado de ver cómo era que un aparato que se usaba para agrandar las letras de un texto, era útil a la hora de hacer escritos quemados en una hoja de papel.Resulta que quemar papelitos con la lente biconvexa de una lupa era un fenómeno que llamaba intensamente mi atención, y de paso me otorgaba largas horas de diversión.Sin embargo, luego de tantos años me pongo a hacer el análisis que me llevará a la conclusión de esta columna sobre cómo se puede lograr un efecto tan diferente con los mismos elementos en un mismo material.Me explico: Si usted tiene un pedazo de papel, lo expone ante los rayos solares y recibe sobre él una determinada cantidad de calor proveniente del sol, aún dejándolo por años, a más de decolorarse tal vez no logrará absolutamente nada más. Pero con la ayuda del lente de esa lupa, se puede concentrar el calor disperso de 300 unidades en un solo punto y hacer que en cuestión de segundos, la materia pulposa ceda ante la energía calórica y arda.En la vida muchos de nuestros problemas tienen su raíz justamente en ese problema, no sabemos, no tenemos la capacidad o nos falta la guía que nos ayude a canalizar todo nuestro potencial en dirección de un objetivo claro y conciso.Nos pasamos muchas veces picoteando varias cosas distintas porque nos sentimos capaces de hacerlo, porque muchas veces nuestro límite es el cielo y porque la felicidad de sabernos capaces de hacerlo todo a la vez nos enceguece y no nos deja ver que al final hicimos poco o quizás nada, porque por lo general, cuando se quiere abarcarlo todo, poco se acaba apretando.La selección nacional viene siendo de un tiempo a esta parte, para mí en lo personal, motivo de desinterés. En las últimas eliminatorias sólo asistí emocionado al primer partido contra Uruguay y al comerme esos dos pepinos salí con el ácido cítrico de mi saliva, amargándome la lengua y tratando de entender, si es que somos una manga de pata duras, que eso es todo lo que tenemos y que no hay para más, o si los muchachos que entraron a la cancha, tienen ya menos motivación por lucir la verde que yo por volverla a ver.Soy un futbolero empedernido, vivo el fútbol intensamente, pero de aquel que era capaz de ver entrar a la selección en cancha y derramar lagrimas no queda casi nada y por ello es que no hubiera escrito sobre la verde ni una línea, si es que esta mañana no hubiera leído en el periódico Clarín de la Argentina que la Asociación de Fútbol Argentino le hizo una propuesta al Atlético de Madrid para que el Cholo Diego Simeone, dirija la Albiceleste en los dos partidos próximos de la eliminatoria sudamericana, sin dejar de ser el técnico del equipo colchonero.Yo pensaba que nosotros éramos los únicos irresponsables capaces de pensar en semejante barbaridad e insulto a la buena razón.No me cabe en la cabeza que se pueda creer que un profesional del fútbol como lo es un adiestrador, pueda ser el técnico de su equipo a nivel profesional, y a la vez se haga cargo del seleccionado de un país. Pues hoy me madrugué que no, que soy un crudo descabezado, y que los dirigentes de la Federación Boliviana de Fútbol no son los únicos que pueden idear semejante sesuda consideración, pues sus colegas mar platenses tienen las mismas diatribas a la hora de encontrar a la persona ideal para dirigir a su equipo nacional.De todos modos no me voy a alejar de mis ideales, y voy a seguir firme con la percepción de que ofrecerle a un solo entrenador hacerse cargo de dos responsabilidades totalmente diferentes es un camino seguro a dos fracasos rotundos, porque simplemente son dos cosas diametralmente opuestas, así se trate de exactamente lo mismo, jugar al fútbol.Hoy por hoy, la selección de un país, requiere para su director a un especialista en armar equipos sobre la marcha y encarar partidos muy singulares con conceptos y reglas coyunturales. Rara vez va a jugar más de dos partidos con la misma plantilla o alineación.Tiene que plantear sus esquemas y tácticas de visitante y local con objetivos y visiones distintas a cada fecha. No sólo podrá recolectar a los mejores jugadores del momento, independientemente de su edad y hasta estado físico, porque deberá considerar factores que le pueden resultar hasta desconocidos por el dónde le tocará jugar y contra quién, dado que sus colegas rivales enfrentan los mismos problemas, y muchas veces se encuentran ante un misterio hasta el momento mismo del encuentro.Los dirigentes hablan siempre de un proceso y esperan de los técnicos un proyecto que incluya sobre todo divisiones inferiores y un plan de trabajo a largo plazo, y con ese verso se contrata al nuevo “profe”, cuando bien saben que el DT es solamente un fusible, que rendirá un examen final en cada partido y que al término de cada encuentro pesará más el clamor de la hinchada y la crítica asesina de la prensa, que su trabajo silencioso de más de tres meses y las pocas horas que pudo contar con los que saldrían a la cancha. Recuerdo muy bien por ejemplo micro ciclos cuando se juagaban partidos amistosos contra Jamaica o Cuba y les ganábamos el partido, pero a la hora de los juegos oficiales, el plantel era obviamente totalmente diferente y aquella etapa de preparación no había servido para absolutamente nada, como muestra las eternas derrotas a cargo de selecciones o más fuertes o más serias que la nuestra.Lo que se necesita, según yo, son dos cosas: un hombre especialista en leer coyunturas, capaz de ser hábil con lo poco que tenga y hacer milagros al estilo McGiver muchas veces siendo el dueño del David que enfrentará a Goliat. Y por otra, un plan serio, con un solo hombre a la cabeza, que nada tenga que ver con el seleccionado, pero sí con el objetivo de ir proveyendo el elemento humano necesario a futuro, justamente para jugar esos partidos de selección.Desde que nos abandonaron Enrique Happ y Roly Aguilera hemos quedado huérfanos de estos mecenas del fútbol, y no se ve a nadie con el perfil para este tipo de trabajo, pero si los dirigentes siguen pensando que se puede hacer algo bueno, mintiéndose de esa manera y sin la noción real de la enfermedad del fútbol nacional y los cambios necesarios por hacer, estamos perdidos, y seguiremos dando los mismos tumbos como hasta ahora.Dejen por favor de mirar la salida fácil y de creer que la solución pasa por la elección del técnico que haga dos o tres o cuatro trabajos a la vez, los que entendemos algo del balompié sabemos que como están las cosas ni Guardiola nos salva.Usen la técnica de la lupa y haga que un solo profesional enfoque todo su potencial en formar generaciones para aportar con buen elemento al futuro del fútbol nacional y otro que se dedique a preparar partidos con lo que haya en ese momento y por lo menos, jugarlos lo mejor posible.*Es paceño, stronguista y liberal