El hacedor y su desconocimiento

Jorge Roberto Márquez Meruvia*“El hacedor” fue publicado en 1960 y podemos encontrar en él poesía, relatos y ensayos de Jorge Luis Borges. En el epilogo menciona: “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.”Si existe algo que el partido en funciones de gobierno y la endeble oposición han creado es la imagen del líder indiscutible del “proceso de cambio”. Hay que mencionar que tanto el Ministerio de la Presidencia y el Ministerio de Comunicación son máquinas de propaganda que se encargar de colocar la imagen pulcra del líder en todo momento, sin importar la ocasión, en los medios de comunicación masiva. Tal ejercicio de enarbolar al líder es muy común en los gobiernos revolucionarios, podemos citar por ejemplo a: Lenin, Stalin, Castro, o Chávez. Estos hombres que representan el “cambio revolucionario” al tomar el poder del Estado se hacen con todo el aparato institucional y como su labor es la creación del “nuevo hombre”, sus decisiones son obedecidas por los revolucionarios como mandatos sagrados. Esto se debe a que los seguidores de estos líderes gozan de lo que denominan “consciencia revolucionaria”.En el caso boliviano, por más intentos de propaganda que tratan de mostrar al Presidente del Estado Plurinacional trabajando sin descanso con jornadas extensas de trabajo, los siete días de la semana y las veinticuatro horas del día; la realidad, difiere del discurso oficial. Es el mismo Evo Morales que ante las tragedias que ocurren en Bolivia después de más de diez años de gobierno, admite tener un total desconocimiento de los mismos. El Presidente Morales: “no sabía”. Es posible que los más entusiastas del régimen pienses que esas declaraciones de quien detenta la Primera Magistratura del Estado es un ejercicio socrático en busca de conocimiento; empero, tal como relatan las películas sobre su vida y las banderas que enarbolan los soldados del “proceso de cambio”, lo que importa es descolonizarnos de los conocimientos nacidos en el viejo continente.La crisis institucional en Bolivia es tan grande, que el partido en funciones de gobierno repartió las instituciones estatales a grupos corporativos. Demostrando así el paternalismo, prebendalismo y clientelismo que es utilizado por el Movimiento Al Socialismo sin ningún tipo de miramiento para no perder el ejercicio del poder, para de esa manera tener contentos a sus aliados y que en futuras campañas electoras los apoyen para que ambos sigan viviendo del Estado. La destrucción institucional se traduce en los hechos de corrupción más atroces de la historia boliviana y de su “joven democracia”, estos hechos son: la carretera que pasa por el TIPNIS, el Fondo Indígena, la quiebra de ENATEX, el caso CAMC-Zapata, el desconocimiento del resultado del referéndum del 21 de febrero, la crisis de abastecimiento de agua potable en la ciudad de La Paz, la tragedia de LAMIA, la suspensión de vuelos del TAM, el gasto de las ineficientes empresas estatales y posiblemente un largo etcétera.Ahora para proteger al inmaculado líder del “proceso de cambio”, el discurso oficial nos dice que el Presidente Evo Morales “no sabía” y que no estaba informado. Esta es la más clara prueba de la destrucción del aparato institucional del Estado y también demuestra que todas las decisiones son tomadas por el Órgano Ejecutivo. Al parecer los conmilitones olvidan generosamente que “un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo” y que estamos viviendo la decadencia de ese dibujo llamado “proceso de cambio” y que tiene como su “hacedor” a Evo Morales.¿Será qué el “hacedor” algún día podrá ver la imagen de su cara en ese dibujo llamado “proceso de cambio”?*Politólogo