El lagarto que ocultaba 14 especies diferentes

Un equipo descubre una diversidad que no había sido descrita hasta ahora y que supone un reto para las políticas de conservación

Ejemplar de ‘Pristurus r. rupestris’.

El reptil Pristurus rupestris rupestris es un pequeño lagarto que pasa los días bajo el Sol (así regula su temperatura) de las montañas de los Hajar, en la península arábiga, y que se comunica con movimientos con la cola. Hasta ahora, se creía que ese animal correspondía a una única subespecie de geco, pero los científicos del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de Barcelona han estudiado su ADN y han descubierto que en realidad se divide en 14 especies diferentes, algunas endémicas de la región. Esa diversidad no había sido descrita hasta entonces porque se trata de un caso de especies crípticas, es decir, aquellas morfológicamente muy similares y que no se pueden diferenciar a simple vista.



El descubrimiento, que ha sido publicado en la revista Journal of Biogeography, supone un reto para las políticas de conservación de especies, según explica Salvador Carranza, líder del estudio. «Antes estudiábamos lo que se creía que era una especie común y ampliamente distribuida, pero ahora sabemos que algunas de las 14 diversidades tienen una distribución muy limitada, por lo que pueden estar en riesgo de extinción», afirma Carranza.

El equipo del IBE trabaja en la región desde 2005 y ya había encontrado especies crípticas, pero no con tanta variedad. «Habíamos identificado apenas una o dos especies en un subgrupo», señala el investigador. La cordillera de los Hajar es la más aislada de toda Arabia y a la vez está formada por pequeños grupos montañosos separados entre sí. Esto hace que sea una de las regiones más ricas en biodiversidad de la zona, con numerosas plantas y animales endémicos entre los que destacan más de 18 especies de reptiles. «Es una importante reserva de biodiversidad donde muchas de las especies tienen interesantes adaptaciones a condiciones extremas», explica Joan Garcia-Porta, miembro del equipo de investigación.

En el caso del Pristurus rupestris rupestris, el estudio demuestra que la diversificación comenzó hace aproximadamente 15 millones de años y se aceleró durante los últimos cinco millones de años, cuando las montañas se elevaron entre 200 y 500 metros y separaron varias poblaciones en diferentes subgrupos. Al separarse, estos subgrupos evolucionaron de manera independiente conservando su aspecto externo. «El hecho de que estas especies conserven una morfología muy similar se debe a que comparten un hábitat similar bajo condiciones extremas y a las cuales están adaptadas», explica Marc Simó-Riudalbas, coautor del estudio.

Salvador Carranza —que en 2005 encontró con Félix Amat, del Area de Herpetología del Museo de Ciencias Naturales de Granollers, una nueva especie de anfibio, el tritón del Montseny— afirma que, gracias a las técnicas de análisis genético se seguirán descubriendo nuevas especies. Su equipo estudia actualmente otro género de gecos, Ptyodagtylus, que probablemente «oculta» dos especies diferentes. Carranza comenta que en las regiones áridas, donde apenas hay árboles, no esperaba encontrar tanta diversidad. «Pero todos los ecosistemas pueden esconder sorpresas», dice el investigador. 

Fuente: elpais.com