¿Está preparada Bolivia para la disrupción solar?

En América Latina y el Caribe, la energía fotovoltaica creció en 2015 un 166%, mientras que las hidroeléctricas lo hicieron en un 3%.

Pablo Solón  Especialista en temas de medioambiente.



 

Cada cierto tiempo se produce una innovación tecnológica que produce una ruptura radical con el pasado. Ese fue el caso de la telefonía celular que desplazó a los teléfonos fijos; de las cámaras digitales que hicieron desaparecer a las de película; de las computadoras que convirtieron en reliquias a las máquinas de escribir.

La edad de piedra no terminó por falta de piedras sino por la emergencia de la metalurgia del cobre y el bronce. A estas tecnologías se las denomina disruptivas porque trastornan bruscamente el escenario imperante. Hoy la conjunción de la expansión de la energía solar fotovoltaica, el desarrollo de la generación distribuida de electricidad a partir de pequeñas fuentes de energía solar, el crecimiento del almacenamiento de electricidad en baterías y la estampida de autos eléctricos está provocando una disrupción solar.

La energía solar fotovoltaica ha sufrido un crecimiento exponencial en la última década. De 16 Gigavatios (GW) de potencia solar fotovoltaica instalada en el mundo el  año 2008 hemos llegado a cerca de 230 GW en el 2015. Las previsiones afirman que la potencia instalada a nivel mundial de energía fotovoltaica puede alcanzar los 540 GW para el 2019. 

En América Latina y el Caribe  la energía fotovoltaica tenía el año 2015 sólo una potencia instalada de 2,2 GW comparada con 172 GW de las hidroeléctricas, sin embargo, mostraba el índice de crecimiento más acelerado. En términos relativos, la energía solar fotovoltaica creció el 2015 un 166%, mientras que las hidroeléctricas lo hicieron en un 3%.

La razón de este crecimiento exponencial está en la caída de los precios de la energía solar fotovoltaica. Las células solares de silicio cristalino han descendido desde 76,67 dólares por vatio en 1977 hasta aproximadamente 0,36 dólares por vatio en 2014. Los precios de los módulos solares están descendiendo un 20% cada vez que se duplica la capacidad de la industria fotovoltaica.

Según la Agencia Internacional de Energía Renovable, el costo de las instalaciones solares de una escala promedio (incluyendo paneles solares, inversores, montaje e instalación) ya están por debajo de los 2.000 dólares por kW de potencia instalada (menos de dos millones de $us/MW), y para el 2025 estarán por debajo de 1.000 $us/kW (menos de un millón $us/MW). Cada mes salen nuevos reportes con costos de energía solar aún más bajos.

En varios países  ya se está alcanzando la paridad de red que se logra cuando los costos de producción fotovoltaica son iguales o menores a los precios de la electricidad que paga el consumidor final. De un precio promedio mundial en el 2010 de 0,32 dólares por kilovatio-hora (kWh) hemos llegado ya en el 2014 a 0,16 $us/kWh. Actualmente la electricidad producida en instalaciones solares conectadas a la red tiene un costo de 0,05 a 0,10 $us/kWh en varios países del mundo.

La energía solar fotovoltaica está produciendo una revolución en la forma de generar electricidad. En el año 2010, más del 80% de los 9.000 MW de energía fotovoltaica que tenía Alemania en funcionamiento estaba instalado sobre tejados. Los consumidores de electricidad están pasando a ser productores de energía eléctrica a través de pequeños sistemas fotovoltaicos. Los costos de estos pequeños sistemas han caído en Alemania de 7.200 $us por kW en el 2008 a 2.200 $us por kW en el 2014. 

Esta generación a través pequeños sistemas de electricidad fotovoltaica no es sólo para el autoconsumo, sino para vender a la red. Esto se conoce balance neto: un esquema por el cual el pequeño productor residencial se conecta a la red y vende la energía fotovoltaica en las horas de mayor radiación solar para luego comprar electricidad durante la noche. 

A través del balance neto, la compañía eléctrica que proporciona electricidad durante las horas de oscuridad descuenta de la factura los excedentes de electricidad que compra de los pequeños sistemas solares fotovoltaicos durante las horas de sol. En un principio, estos pequeños sistemas residenciales gozaban de incentivos, sin embargo, estos subsidios comienzan a ser reducidos o suprimidos por la disminución de los costos de los módulos fotovoltaicos.

La generación distribuida de electricidad a partir de pequeños productores locales de energía solar o eólica reducirá la dependencia de las compañías eléctricas, disminuirá significativamente la cantidad de energía que se pierde en la red eléctrica y hará innecesario el transporte de electricidad a lo largo de cientos o miles de kilómetros. 

La importación de electricidad será cada vez menos necesaria debido a que la producción y consumo serán cada vez más locales.  Por más de un siglo la electricidad ha sido un bien de consumo inmediato. Lo que se produce se debe consumir en el acto. 

Las baterías eran para artefactos pequeños, y el almacenaje en grandes cantidades de electricidad no estaba al alcance por razones económicas y tecnológicas. Esta realidad está cambiando. Cada vez más se puede almacenar electricidad en grandes cantidades para usarla en las horas de mayor demanda. 

Esto hará obsoletas las plantas de generación más costosas y contaminantes que entran en las horas pico, y abaratará el costo de la electricidad durante todo el día. El informe de Bloomberg New EnergyFinance  «Las previsiones de almacenamiento de energía a nivel mundial, 2016-2024 estima que los costos de almacenamiento por kWh bajarán en la actualidad de un promedio de  400 dólares  a 200 dólares en el 2020, llegando a 160 dólares  o menos en el 2025.

El año 2015 se superó la barrera del millón de carros eléctricos hasta llegar a la cifra de 1,26 millones de autos vendidos a nivel mundial. Esta cifra es cien veces superior a los autos eléctricos que había en el 2010 y es el doble de los carros eléctricos que se tenía en el 2014. 

A diferencia de los motores a combustión interna que sólo tienen una eficiencia del 17% al 21%, los motores eléctricos tienen una eficiencia del 85% al 99%. En el 2015, ya habían 190 mil estaciones públicas de recarga para vehículos eléctricos en varios países del mundo. Muchas de estas estaciones son gratuitas y se autoabastecen con energía solar.

Al igual que las computadoras y los celulares, esta disrupción solar llegará a Bolivia mucho antes de lo que nos imaginamos. La regulación, los incentivos financieros, las normas técnicas, la promoción, la formación y capacitación en las nuevas tecnologías, y sobre todo la visión de país que queremos construir pueden acelerar este proceso poniéndonos a la delantera del mismo o retrasarnos y anclarnos en un esquema de desarrollo obsoleto del siglo pasado. ¿Hacia dónde va Bolivia?


 Según el reporte de  CarbonTracker

  • Combustible  La energía  solar  fotovoltaica podría suministrar el 23% de la generación mundial de energía en 2040, eliminando totalmente al carbón y dejando al gas natural con sólo el 1% de la cuota del mercado. 
  • Precios  La caída de los precios de los coches eléctricos y la rápida expansión de las energías renovables podrían frenar la demanda de petróleo a partir de 2020.
  • Oferta  El crecimiento de los autos a electricidad desplazará aproximadamente dos millones de barriles de petróleo por día en 2025, una cifra similar a la que en 2014 hundió el mercado petrolero.
  • Mercado  Entre el 2008 y el 2013, cinco grandes compañías energéticas perdieron en Europa cerca de 105 mil millones de dólares porque no estaban preparadas para el crecimiento de las energías renovables en un 8%.

 

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Fuente: paginasiete.bo