Rafael Amargo: «Sí, soy bisexual y fui a un colegio del Opus»

El bailarín y coreógrafo se sincera y reflexiona sobre qué es ser un hombre hoy

Rafael Amargo posa para ICON en una azotea del centro del Madrid.

Rafael Amargo se ha casado dos veces… y se ha divorciado dos veces. Rafael Amargo ha tenido parejas mujeres… y también hombres. Rafael Amargo estudió en un colegio del Opus… pero está en contra de cualquier tipo de opresión ideológica. Rafael Amargo es fan de Björk… y también de Camarón de la Isla. Rafael Amargo tiene dos hijos… y no desea concebir más. Rafael Amargo no bebe ni fuma… pero consume otras cosas cuando sale de juerga. Rafael Amargo nunca se ha cruzado con Angelina Jolie… pero una noche bailó en una discoteca con Brad Pitt. A todo esto: Rafael Amargo no se llama Rafael Amargo.



“Yo soy valiente y sincero”, nos dice al poco de empezar la entrevista el bailaor, creador y coreógrafo.

Cuándo fue su primera relación con un hombre. Empecé a tener mis novias de adolescente. Y luego me enamoré de un profesor. Tenía una admiración tremenda y conseguí llegar al cariño de la piel. Era un profesor de danza. Yo tenía 16. Lo más bonito es que lo descubrí por amor, no por vicio.

Antes de casarse con su primera mujer, ¿tuvo relaciones largas con hombres? La primera relación que tuve cuando llegué a Madrid [dejó Granada por la capital en 1991 con 17 años] fue con un hombre muy influyente en el mundo de las artes. Dormíamos debajo de cuadros de Matisse, Picasso, Gordillo… Me paseaba por todas las ferias de arte del mundo. Aprendí muchísimo.

¿Está vivo ese hombre? Sí, vivísimo.

Quién es. No, no se lo voy a decir.

Vaya, ¿no quedamos en que era usted valiente? [Se ríe] También tuve una relación en París con uno de los grandes maestros de la costura de la moda. Estuve un par de años.

Esta relación es más conocida… Sí, la de Stéphane Rolland. Salió en prensa. Pero yo nunca lo dije. He tenido relaciones bonitas con gente de la que he aprendido muchísimo. He tenido mucha suerte. Ahí yo me muero de amor. Tengo la suerte de estar con ese tipo de personas porque mi naturalidad les gusta. Yo soy muy salvaje. Y eso les gusta. Se enamoran. Y a mi madre siempre le han gustado.

¿Usted le presenta a su madre a sus novios y novias? Claro. Mi padre tiene 73 y mi madre 70, pero es gente muy moderna y tolerante. Mi madre me dice: «Mientras todo esté hecho con amor…».

Entonces quedamos en que usted es bisexual. Sí, soy bisexual. Y se lo dije a mis padres con naturalidad. Llevaba a un chico a casa y les decía: ‘Este es mi coleguita’.

Pero a usted le llevaron a un colegio del Opus Dei, que no suelen ser muy abiertos en ese sentido. Sí, soy bisexual y fui a un colegio del Opus. Pero me llevaron a ese colegio porque era el mejor de Granada. No me llevaron porque estuvieran de acuerdo ideológicamente con el Opus. Son colegios muy buenos y estrictos. Pero eso sí, a las 12 de la mañana hay que rezar el Ángelus, tienes que bendecir la mesa…

Usted tiene dos hijos, de 12 y 9 años. ¿Habla de este tema con ellos? A los hijos hay que contárselo todo. Y preguntarles: «A ti qué te gusta». Porque puede gustarles de todo. A los míos les gustan las mujeres. Eso lo tienen claro.

Se ha casado dos veces con dos mujeres [Yolanda Jiménez, madre de sus dos hijos, de 2003 a 2009, y Silvia Calvet, de 2012 a 2013]. Por qué no se ha casado con un hombre. No me he casado con un hombre porque no lo he encontrado. No lo descarto. Pero es muy difícil. Es más fácil armar una familia con una mujer que con un hombre. Con un hombre es complicado. Existe mucha promiscuidad. Tendría que encontrar un tipo como yo. Igual con alguien que también tenga hijos. Tengo que buscar otro formato, inventarme otro tipo de pareja. Están los heterosexuales, los homosexuales… Y luego yo: hombre que ha tenido mujer e hijos y que a la hora de la verdad vive mejor con hombres. Pero ahora estoy soltero y en la gloria.

Dicen que para ser un verdadero hombre hace falta… En el colegio me decían que para ser un hombre había que jugar al fútbol. Y yo les decía que para ser un hombre hay que ser un hombre, y luego haces lo que te de la gana. Yo jugaba al fútbol. Y muy bien. Pero lo que me gustaba era bailar y ser artista.

Qué le hace a un hombre más viril. Trabajar y trabajar. Ser la persona más trabajadora del mundo para tirar de su gente para adelante. Lo menos viril en un hombre es la flojera. Estos tíos a los que se les caen los cojones, que no van a trabajar, que quieren que los mantengan…

¿Le parece viril, por ejemplo, Brad Pitt? Sabe lo que me pasó con Brad Pitt. Yo estaba en una discoteca en París. Fue en 2004. Me acompañaba la cantante Gala. Y había un tipo con una gorra bailando. Yo salgo a bailar y, de repente, se levantan dos tipos a apartarme. Y el tipo de la gorra dice a los otros dos: «No, no, tranquilos». Y estuvimos bailando un rato. De hecho hablamos un poco de lo buena que era la música. Estábamos muy divertidos los dos. Nos dimos un par bailes.

A todo esto, usted, cuando sale de juerga, qué toma. Con 12 años [su nombre verdadero es Jesús García] ya trabajaba en las salas de fiesta. Y hacía los deberes en el camerino. Luego llegué a Madrid y trabajé con 16 años con Lola Flores y Antonio El Bailarín. ¿Usted sabe las cosas que yo he visto en esa gira?

Cuente, cuente… [Risas] Ahora aguanto menos porque ya no quedan Lolas. Lola sabía estar de fiesta. La gente hoy no sabe ni colocarse. No saben beber. Se malcolocan.

Usted cómo se coloca. Yo ni fumo ni bebo. Otras cosas haré… El alcohol y el tabaco es lo más malo. Bebo agua, refrescos y zumos.

Dígame su secreto de belleza. No utilizar ningún tipo de crema. Agua fresca en la cara.

Cuál le gustaría que fuese su epitafio. [Se lo piensa cinco o seis segundos] No quiero lágrimas, hasta aquí llegó, se hinchó de todo, qué bien vivió la vida. Hasta luego, Lucas. Que en gloria lo tengan allí arriba.

Rafael Amargo estará, del 3 de marzo al 9 de abril, en el Teatro de La Latina de Madrid con ‘Un chico de revista’.  

Fuente: elpais.com