El Celta sobrevive con las alas cortadas

El Espanyol puntúa en Balaídos, pero desaprovecha la oportunidad de dañar a un rival que jugó medio partido en inferioridad numérica

Primer gol del Celta, obra de Iago Aspas al ejecutar un libre directo. EFE

La fiesta futbolera puede brotar en cualquier escenario, pero allí por donde pasa el Celta es más fácil que haya guateque, partidos abiertos con giros y contragiros, sin que nadie tome las bridas. El equipo de Berizzo se ordena en el desorden y en esa idea siempre tiene un espacio para privilegiar a los talentosos. Si enfrente tiene la pareja de baile adecuada puede empezar el rocanrol. Celta y Espanyol depararon un bello espectáculo hasta que la expulsión de Fontàs con medio partido por jugar abrió una liza diferente, pero plena de matices. Firmaron tablas y siguen en la lucha por llegar a la séptima plaza.



Hubo un momento, a la media hora de partido, en el que todos los disparos que ambos equipos habían colocado entre los tres palos acabaron en la red. Tan descomunal demostración de puntería acabó de abrir un partido que no estaba cerrado, pero en el que nadie acababa de encontrar su sitio. El Celta comenzó más dominante en el manejo, dispuesto a avanzar y ganar metros con el pase para situar hombres en terreno rival. El Espanyol fue más cauto, se tapó sin sufrir más de lo recomendable en esa fase defensiva, pero sí padeció porque en cuanto recuperaba la pelota no tenía claro que marcha engranar, si la que le lanzaba a la meta rival o la que le agrupaba en torno al toque y la pelota. Todas esas disquisiciones saltaron por los aires en cuanto los delanteros enfocaron y mostraron una precisión inusual: en once minutos se marcaron cuatro goles, todo se puso patas arriba y a la vez todo quedó como estaba. Se agitó el partido y al descanso la mezcla pareció sentarle mejor al Espanyol porque justo antes del receso forzó la expulsión de Fontàs y se fue a la caseta con el empate inicial, pero con la certeza que al regreso iba a estar en superioridad numérica.

Las dos tarjetas amarillas al central zurdo del Celta le complicaron la vida a un equipo que siempre pareció con más recursos que su rival, pero que no supo mantener por dos veces su ventaja. Siempre respondió el Espanyol, que nunca volvió la cara. Aspas abrió el carrusel goleador con un majestuoso libre directo y su gol número 14 en el campeonato, pero respondió de inmediato Gerard Moreno con el décimo de su cuenta, un fenomenal testarazo en el primer palo a la salida de un córner. La contrarréplica la hizo Wass con un empeine diabólico desde fuera del área y de nuevo alzó la voz el Espanyol para que Piatti no dejase asentar ventajas. Todavía quiso Pione Sisto apuntarse a la juerga, pero su intento para volver a darle ventaja al Celta se estrelló en el palo.

La expulsión de Fontàs, que hizo dos faltas pero las dos merecedoras de amonestación, abrió las dudas sobre si el partido podria seguir por el mismo indómito camino. Las expuso sobre la capacidad del Celta para seguir controlándolo en inferioridad o si el Espanyol iba a ser capaz de mostrar un punto mayor de ambición.

Berizzo rearmó la línea de cuatro con Sergi Gómez. Retiró del campo a Guidetti y le dio el frente del ataque a Iago Aspas, que en bastantes ocasiones vale por dos, que se quedó muy huérfano y aún así olisqueó la victoria con un remate cuando moría el partido. El plan de Quique Sánchez Flores fue el de tomar la pelota y mover al Celta como si fuese un árbol hasta que la fruta cayese de madura. Jurado saltó al campo al inicio de la segunda parte para contribuir a esa circulación. Ocurrió que el partido se frenó, que en realidad marchó hacia donde el Celta se encontró cómodo, replegado, atento a cerrar los espacios que trataba de generar con su amplitud y su toque el Espanyol. Mostró el equipo de Berizzo que sabe sufrir y amoldarse a la adversidad guiado por el trabajo descomunal de piezas que igual no brillan tanto como el simpar Aspas, pero sin las que no podría entenderse el entramado que ha armado el técnico argentino. Y ahí es justo resaltar a Wass y Radoja, dos centrocampistas magníficos que llegaron a la liga española sin fulgor y que no dejan de crecer.

Ese Celta vestido con el buzo azul desnudó a su rival, incapaz de juntar pases para llegar con claridad a los últimos veinte metros, carente de colmillo, con Caicedo demasiado anclado para ofrecer una referencia a los centrales locales y Gerard Moreno anulado por el fenomenal Radoja. Tardó media hora el Espanyol en encontrar alguna opción. Lo hizo en un robo y contra por banda que acabó en un centro al otro flanco para que Piatti marrase en el remate. Todo se había parado y esa no era una buena noticia para el Espanyol, que pese a su falta de productividad se fabricó una opción de gol en el minuto final, un libre directo en la frontal que Reyes mandó a la grada.

Fuente: elpais.com