Las doce pruebas de Oliva

El Gobernador (de oposición) Adrián Oliva tendrá que hacer malabares para concluir exitosamente una gestión que empieza a ponerse cuesta arriba en la administración del departamento de Tarija.TARIJA. Gobernador Adrián Oliva.Gobernador de Tarija, Adrián Oliva. (Foto de archivo/ Internet)elpaisonline.com / TARIJAMiguel V. de Torres/La Mano del Moto En unas semanas se cumplirá el segundo año de gestión de Adrián Oliva al frente de la Gobernación de Tarija, una fecha clave que coincidirá además con el ecuador del mandato del presidente Evo Morales, periodo legislativo que realmente marca los tiempos políticos, pues llegado el momento: octubre de 2019 y mucho antes cuando se lance la campaña oficial, tanto Gobernadores como alcaldes tendrán que tener la tarea hecha para definir su siguiente paso, pues no quedará margen después para rectificar la misión.Oliva y su Unidad Departamental Autonomista tuvo que ir a segunda vuelta electoral en los comicios del 29 de marzo de 2015 para asestar una victoria contundente al Movimiento Al Socialismo que encabezaba Pablo Canedo. En esas mismas elecciones, el MAS tiñó de azul la mayoría del mapa departamental, entre alcaldías y subgobernaciones, mientras que en la Asamblea se consolidaba una abrumadora mayoría.La situación se antojaba difícil de manejar. Dos años después, los equilibrios se han vuelto si cabe más complejos y el Gobernador Adrián Oliva tendrá que hacer malabares para concluir exitosamente una gestión que empieza a ponerse cuesta arriba.Superar la crisisEl primer y esencial reto que la Gobernación tiene por delante es superar la crisis económica. Los precios de los hidrocarburos recién han empezado a subir hasta los 55 dólares, pero no se espera que se acerquen ni a los 100 de antaño ni a los 65 que preveían los más optimistas en este año.El agujero que generó Lino Condori en su gestión interina y que la Gobernación debe pagar está pesando demasiado, el Gobierno no tiene previsto colaborar demasiado y el Gobernador tendrá que decidir entre tumbar los proyectos en marcha, judicializando la gestión, o destinar el 100 por ciento del presupuesto a avanzarlos consolidando así una gestión de trámite.La salida por el endeudamiento privado, unido a los fideicomisos (que igual hay que pagar) y las fórmulas de financiamiento del contratista suman unas cuotas bancarias elevadas para los próximos diez años.El BicentenarioEl Bicentenario va camino de convertirse en un caramelo envenenado si no se gestiona con altura por todas las partes implicadas. El programa se ha convertido en una suerte de corta y pega de todas las iniciativas habituales con el sufijo “del Bicentenario” además de iniciativas en el campo educativo – histórico y político, que pretenden generar una especie de agenda paralela de Tarija rumbo a algún lugar.Una gestión atropellada o tendenciosa puede convertir una fiesta en un arma arrojadiza, máxime cuando hay demasiados actores en la periferia esperando el mínimo error para airearlo y buscar la confrontación.Paz con el agroLo del pago del Prosol va más allá de la cuestión económica. Para los campesinos es una razón de ser y para los no campesinos, núcleo duro del electorado de Oliva, es el símbolo del despilfarro y el rentismo con el que hay que acabar. Conciliar ambas visiones resulta un trabajo complicado.La Federación Campesina es además la organización más numerosa y con mayor capacidad de movilización, pese a los problemas que atraviesa actualmente que le han hecho perder parte de su poder. Mantener la paz con los campesinos, sea por la vía del diálogo o por la otra, permitirá una gestión más abierta.Cerco municipalLa Gobernación de Tarija ha abierto una guerra a muerte con los municipios a cuenta de los más o menos cien millones de bolivianos que se adeudan de proyectos concurrentes, una cantidad menor y cuyo desembolso contribuye a los objetivos de mantener el empleo y movilizar la economía local, pero que sin embargo ha provocado un enfrentamiento de alto voltaje.El equipo del Gobernador no ha logrado atraer hacia sus tesis a ninguno de los alcaldes del departamento, salvo por la alianza coyuntural con Rodrigo Paz en Cercado, y más al contrario ha extremado posiciones con Miguel Ávila, el alcalde de UNIR de San Lorenzo o con Ramiro Vallejos, único electo con las siglas de UD-A que ha tardado menos de un año en abrazar al MAS vía Unidad de Proyectos Especiales.Camino al CambioUnidad Departamental Autonomista (UD-A) fue una alianza coyuntural entre fuerzas opositoras que, desde el primer momento, dio muestras de falta de sintonía y comunión interna. Peor con la incorporación acelerada de Johnny Torres, a quien se le cedió la subgobernación de Cercado a cambio de nada para enojo de los caminocambistas y aún peor cuando Luis Alfaro se convirtió en el aliado decisivo para la segunda vuelta, porque en primera no les alcanzó para derrotar al oficialismo.Con tanta comunión de intereses resultaba obvio que algunos no quedarían conformes y la cuerda se rompió por Camino al Cambio ni bien empezaba la gestión cuando un furioso Luis Pedraza reclamó para sí la secretaría de Coordinación. Desde entonces todo fue a peor y no solo con Pedraza, pues a las críticas se sumaron los pesos pesados Mauricio Lea Plaza y Lourdes Vaca. La última, con la Gobernación sumándose a la apelación de la Fiscalía para pedir más pena para Mario Cossío por el caso Tojo – La Verdiguera ha colmado el vaso y todo apunta al inicio de un camino de no retorno que distanciará a los Vanguardias de las bases más radicales de Camino al Cambio.Ubicar a Samuel Doria MedinaQuedan dos años para lanzar la carrera electoral nacional. En las últimas, Adrián Oliva y los suyos se aliaron a Samuel Doria Medina a última hora, ya sin apenas posibilidad de aportar, aunque en Tarija no hacía especial falta. Voceros de Camino al Cambio lo consideraron el “mal menor” y el propio Oliva no ha tardado en deshacerse de la pequeña cuota que le entregó a Unidad Nacional en el ejecutivo departamental.La oposición dice estar trabajando en un esquema de unidad para 2019, pero depende del líder con quien se hable la contempla alrededor de su propia persona. Samuel Doria Medina es el único que ha asegurado que estará en las próximas elecciones pase lo que pase y Oliva y los suyos conocen bien esa estrategia.Dominar la AsambleaOtra de las críticas recurrentes al ejecutivo de Adrián Oliva es el no haber logrado todavía acomodar las fuerzas en la Asamblea Legislativa para gobernar con mayor comodidad. Hasta el momento el Movimiento Al Socialismo, con 16 curules, se mantiene como un bloque granítico, pero peor aún, la bancada de UD-A que debiera respaldar la gestión también se ha dividido.En el horizonte quedan una serie de leyes orgánicas todavía sin avances, como la Ley Electoral, pero además surgirán numerosas situaciones en las que volver a poner en evidencia el gobierno en minoría.TariquíaLa posición de la Gobernación ante los planes de exploración en la Reserva Natural de Tariquía no ha dejado de ser tibia desde que se conocieron las intenciones, pero la fecha clave se acerca a velocidades magníficas y tarde o temprano la Gobernación deberá emitir una posición sobre el proyecto del Ministerio de Hidrocarburos que prevé que Petrobras ingrese al lugar para buscas reservas de gas.En Tarija se ha generado un movimiento contrario a estos planes, aunque paralelamente desde diferentes sectores se exige al Gobierno que acelere las exploraciones en Tarija.Pacto FiscalAl Gobierno no le queda más remedio que dar viabilidad al Pacto Fiscal porque la Ley así lo manda, lo que no está claro es que nadie esté dispuesto a pactar perdiendo. El Gobierno no ha dejado entrever sus intenciones mientras que las Gobernaciones piden un aporte por coparticipación tributaria, que hasta ahora no reciben. Probablemente el Gobierno querrá cargar nuevas competencias a cambio de mayores ingresos. Tarija tiene mucho que perder y poco que ganar. Un mal pacto dejaría fracturas internas relevantes.Enterrar a los subgobernadoresEn 2020 no se elegirán los subgobernadores por voto popular. Así lo dice el Estatuto Autonómico de Tarija y así lo avaló el Tribunal Constitucional, sin embargo no va a ser una tarea fácil, peor con la Asamblea Legislativa en contra.La autonomía seccional ha resultado un fracaso tanto en lo político como en lo económico. Por la división, por la multiplicación del gasto insulso y por la irresponsable manera de administrarEl ChacoLa situación política no es fácil en el Chaco. A partir de la aprobación del Estatuto Regional las susceptibilidades se han acentuado. Casi nadie confía en que su aplicabilidad sirva para impulsar el desarrollo y dejar algo de lado la política, más al contrario, las posiciones se han extremado. Los fantasmas de la secesión se han vuelto a activar e incluso el propio aliado predilecto de la Gobernación, Wilman Cardozo, ha tomado sus reservas para consolidar su poder electoral en el Chaco donde el centralismo penaliza a todas horas.Y de yapa, EvoQuizá una de las peores trampas a las que se pueda enfrentar la Gobernación de Tarija en esta segunda mitad del ciclo político es al presidente Evo Morales. Tocado en su fuero interno, el animal político del presidente se agiganta mientras sus equipos analizan con mucha calma las posibilidades a partir de 2019. Hasta entonces no va a dejar de ser el centro de la política, de la polémica y de la polarización. Cualquier paso en falso será magnificado al máximo nivel.Las doce pruebas de Oliva Evo con un grupo de alcaldes de Tarija.Y además, el MAS buscando candidatoLa excusa favorita del Movimiento Al Socialismo para justificar la derrota de Pablo Canedo en las elecciones de 2015 fue aferrarse al desconocimiento general del personaje. Su elección, un miércoles de ceniza, luego de que rodara la cabeza del candidato electo por los movimientos,  Carlos Cabrera, apenas le dejó unas semanas para hacer campaña.El MAS en Tarija atraviesa uno de esos momentos entre elecciones en los que hay pocas cosas en juego y prácticamente no hay cohesión ni entendimiento entre los diferentes sectores que lo conforman. Cada uno atraviesa su propia crisis interna a la espera de la llamada superior.Sí hay ciertas líneas matrices marcadas desde los que ocupan cargos institucionales para generar más que oposición, presión. Lo que el secretario de Gestión Institucional calificaba de “estrategia para la ingobernabilidad” y que pasan por la presión en Setar, enfrentar a la administración central con las administraciones locales y descalificar la crisis obviando la parte que atañe a la administración Condori. El maestro de ceremonias que tomó las riendas luego de un primer año de oposición descoordinada fue el senador invitado Milcíades Peñaloza, pero desde dentro se han esforzado en señalar que Peñaloza no trabaja para el MAS sino para allanar el camino a sus amigos Óscar Montes y Johnny Torres, que para otros, sin embargo, es lo mismo. Tanto el ex candidato Pablo Canedo como el presidente de la Asamblea Legislativa Departamental William Guerrero intentaron asomar la cabeza para ganar rédito, pero finalmente la gestión de ambos en sus respectivas entidades suman mayor preocupación, al igual que el subgobernador de O´Connor, Walter Ferrufino, carismático vocero del MAS en otros tiempos pero ahogado por las deudas en los actuales, con demasiados proyectos abiertos de difícil explicación.Por su lado camina la Federación de Campesinos y también la “comunidad del arillo” como se le ha empezado a denominar a los próximos al Ministro Luis Alberto Sánchez, todos ellos relacionados por el básquet y que juegan un rol muy específico.Más fuerza individual está cobrando el alcalde de Uriondo, Álvaro Ruíz, también converso pero con perfil y voz propia que además utiliza a su favor su cargo de presidente de la Asociación de Municipios de Tarija (AMT) y que saldrá de nuevo reforzado con la gestión del próximo Festival de la Vendimia y sucesivos, pues el evento empieza a ser reconocido en lo nacional y en el norte argentino.Es pronto para designar candidato oficial, peor conociendo las prácticas del MAS Tarija, pero las fichas se siguen moviendo.Y la oposición haciendo campañaMientras Adrián Oliva se concentra en las batallas que debe librar en el departamento para llegar con éxito a 2020, tanto para optar a la reelección, que parece probable, como si pretende retornar a la esfera nacional, la oposición boliviana arranca sus campañas con las dudas y desconfianzas de siempre.La primera encrucijada pasa por afilar el golpe, concretar toda la estrategia sobre el presidente Evo Morales insistiendo en su desgaste o por el contrario descubrir las “miserias” del Movimiento Al Socialismo y su deriva desde posiciones de la izquierda nacional hacia posiciones abiertamente liberales y concomitantes con los grandes poderes financieros de occidente. Es evidente que a un sector de la oposición conservadora no le disgusta que el MAS siga manejando la administración pública, pues lejos de perder privilegios se ha conseguido un mayor poder adquisitivo y una dinamización de la economía que les beneficia. Atacar a Evo Morales contribuye a polarizar sin entrar en los asuntos de fondo, pero se instala la incertidumbre de sí el MAS será capaz de forzar un nuevo referéndum, con el riesgo de perderlo de nuevo al no haber cerrado convenientemente los asuntos que le llevaron a perder el primero o si por el contrario será capaz de forzar la carta magna a riesgo no solo de perder las elecciones, sino también de motivar otro tipo de reacciones en el entorno. De momento los actores opositores se mantienen congelados en el tiempo, como si las derrotas no les afectaran. El ex cementero Samuel Doria Medina tiene toda la intención de volver a ser candidato, Jorge Quiroga sigue apareciendo en los medios, más incluso que en las anteriores gestiones, mientras que los partidos paceños y cruceños, es decir, el Sol.bo de Luis Revilla y los Demócratas de Rubén Costas se mantienen cómodos en sus regiones pero con pocas intenciones de dar el salto con siglas propias a la escena nacional. No pocos rezan para que Morales busque un cambio más general en la Constitución que elimine la limitación de mandatos.La otra encrucijada es el propio tono que se le dará a la campaña, el fracaso del tono amable del 2014, levantando las manos y el “carajo no me puedo morir” y el éxito de la guerra sucia del 2016, unido a los nuevos tiempos políticos que patrocina Donald Trump pero no solo, con discursos radicales, racistas y populistas hacen augurar una campaña mucho más dura en esos términos. Lo que está por descubrir es si realmente se endurecerá el mensaje en esos términos o se respetarán los conceptos de integración asentados en la última década.