Veintiuno de febrero (21F)

Jaime Paz Zamora*El referendo del 21 de febrero constituye el hecho político más trascendente de Bolivia en lo que llevamos del siglo XXI y representa a su vez un punto de llegada que condensa al actual momentum de nuestro proceso democrático y un punto de partida programático que marca el quehacer futuro, la nueva visión de democracia avanzada a pautas, y comportamientos humanos, cívicos-sociales renovados.El 21 F es la manifestación contundente de la conformación a los 34 años del proceso democrático boliviano de una nueva cultura política nacional, la cultura política de la democracia que substituye, por primera vez en nuestra historia, a la ya vieja cultura política del golpismo civil militar, predominante entre nosotros desde la fundación de la República, y a la cultura insurreccionalista propia de cierta extrema izquierda desplazada, y de los indigenismos racistas. El NO del referendo no fue espontáneo. No salió de la nada. Fue el resultado surgido del desarrollo de una nueva conciencia cívica en el que en el pueblo boliviano, que al ser provocado por una consulta arbitraria y antidemocrática en la forma y contenido, reaccionó con transparencia y dignidad ciudadana. Y en tal reacción, las nuevas generaciones mayoritarias ya hijas de la democracia, y de las nuevas tecnologías comunicacionales en red, interactuaron con sus mayores y con los medios independientes, masificando el rechazo en dimensiones no esperadas por propios ni extraños. Casi podríamos decir que ante la contundencia del resultado el país paró la respiración por unos instantes. La portavocía gubernamental intentó llenar el silencio con frivolidades irrespetuosas, señalando que como en la cueca no hay primera sin segunda, confundiendo el referendo con un partido de fútbol al que le faltaba jugar un segundo tiempo. Provocaciones que aceleraron en la población y en la conciencia de que el resultado era un mandato de valor constitucional que nos habíamos dado soberanamente a nosotros mismos. Un mandato a cumplir. El 21F crea, por tanto, una obligatoriedad jurídica, política y moral. Es No a cualquier intento de involución del proceso democrático en curso y un Sí a la irrenunciable transparencia en la gestión pública. Es una afirmación definitiva de que todo cambio es posible dentro de la democracia y nada fuera de ella. De igual manera, es un camino a seguir trazado con nitidez: para los unos a concluir su mandato en el tiempo establecido y de la mejor manera posible; para los otros, el no generar interferencia a las gestiones de gobierno y preparar con responsabilidad, eficiencia, generosidad la alternativa adecuada de futuro. Pero también el 21F es un mandato a construir la unidad estratégica de los bolivianos en los marcos de la democracia. Es una convocatoria. Y punto de encuentro y convergencia. Primero, la necesaria y urgente unidad dentro de las fronteras del NO. Un NO que no tiene dueños, ni es bien privado de grupo. El NO es de todos, es un bien público. El desafío es cómo hacemos de él una alternativa válida de unidad y de gestión en la que se comprometan capacidades políticas y humanas sin exclusiones de ninguna naturaleza. Segundo, y más importante, construir la irrenunciable unidad en las fronteras de la nación. Y para ello estamos igualmente convocados, los unos y los otros, desde ahora mismo, si fuere posible, en los términos en que la realidad política está dada. ¡Por qué no! Y si no, un poco más adelante, si el tiempo, la ciudadanía y las necesidades nos son propicios. La unidad de la nación es un mandato irrenunciable. En todo caso, después de todo lo vivido en este intento inédito de casi cuatro décadas de instaurar y hacer funcionar la democracia en nuestro país, los bolivianos podemos decir que no hemos arado en el mar ni sembrado en el desierto, ni derramado tanta sangre, ni llorado en vano, porque ha nacido entre nosotros una nueva cultura política que nos hace ciudadanos dignos de un nuevo país de matriz democrática institucional irreversible.*Presidente constitucional de la República de Bolivia 1989-1993Página Siete – La Paz