Con referencias satánicas y forma fálica. El rascacielos de Jared Kushner del que todo el mundo habla

Situado en el 666 de la Quinta Avenida, el edificio lo ha diseñado el estudio de arquitectura de la difunda Zaha Hadid.

El nuevo rascacielos de los Kushner en la Quinta Avenida.

En la era de internet y las redes sociales en las que cada pequeño detalle se somete al escrutinio (y consecuentemente escarnio) público, el nuevo proyecto de la familia Kuschner ya ha generado más de un meme. Se trata del rascacielos que esta millonaria familia de promotores inmobilarios construirá en el número 666 de la Quinta Avenida, una de las zonas más caras y exclusivas de Nueva York. Con semejante localización las referencias a la “bestia” parecen inevitables, más aún teniendo en cuenta el parentesco de Jared Kuschner con el presidente de Estados Unidos.Pero si el símbolo satánico no era suficiente ya hay algunos neoyorkinos que han asociado la nueva construcción a otro símbolo igual de polémico aunque menos aterrador: el fálico. El rascacielos ha sido diseñado por el estudio de la famosa arquitecta Zaha Hadid, fallecida el año pasado, un edificio en forma (efectivamente) de pirulí que además de oficinas incluye tiendas, un hotel y varios apartamentos. Los Kuschner planean añadir alrededor de 40 pisos al edificio que ya existe y así convertirlo en un rascacielos de 427 metros. El proyecto no estará listo antes de 2025.La historia de los Kuschner, una de las familias judías más poderosas de Nueva York se remonta a 1949, cuando los abuelos de Jared, Joseph y Rae, llegaron a Estados Unidos tras sobrevivir al Holocausto. Como buen emprendedor, Joseph empezó de la nada y terminó creando un imperio inmobiliario con más de 4.000 pisos en New Jersey, donde residían. Fue su segundo hijo Charles –padre de Jared y Joshua–, quien heredó el olfato por los negocios de su progenitor y creó la constructora Kushner Companies. Cuando empezó, solo tenía una empleada, su secretaria. Ahora suman más de 800.

Cuando en 2009 Jared se casó con la hija del magnate Donald Trump (Ivanka se convirtió al judaísmo para casarse con por el rito judío) se unían dos de las familias más poderosas de ciudad. Y más polémicas. Porque en esta unión de millonarios e influyentes, el presidente de Estados Unidos no es la única figura controvertida. Su consuegro, Charles Kushner fue condenado en 2005 a dos años de prisión por realizar donaciones ilegales en campañas políticas, evasión fiscal y presionar a un testigo. Y ese testigo no era otra que su cuñado, el marido de su hermana Esther, a quien Kushner le hizo un “Pedro J.”: le grabó manteniendo relaciones sexuales con una prostituta de lujo que él mismo había financiado. “La comida de la cárcel es como la de los perros. Me alimentaba básicamente de cacahuetes y sardinas”, contó Kushner tras su salida.Con respecto al posible conflicto de intereses –Jared Kushner no solo es el yerno del presidente de Estados Unidos también es, desde principios de enero, asesor de la Casa Blanca– , el joven empresario ha decidido cortar por lo sano: ha vendido su participación en el proyecto y dimitido como CEO de la empresa familiar y como editor del periódico The New York Observer, que adquirió en 2006 cuando solo tenía 25 años.La compañía Kushner adquirió el 666 de la Quinta Avenida en 2006 tras desembolsar 1.800 millones de dólares (1350 millones de euros). Entonces se convirtió en el edifico más caro de la historia de Manhattan. Construido en 1957, se sitúa en una de las mejores zonas de la Gran Manzana, casi enfrente de la catedral de San Patricio y muy cerca de Rockefeller Center. Lejos de premoniciones, en 2011, Zara decidió abrir una tienda en el “satánico” edificio. El gigante textil pagó 324 millones de dólares por comprar el espacio que ocupa (a 3.600 dólares el metro cuadrado). La localización es insuperable. Está cerca de Tiffany, Bulgari, Cartier y Bergdorf. Aunque comparte edifico con su bestia negra: su rival japonés Uniqlo. Algo de satánico tenía que haber en todo esto.Fuente: revistavanityfair.es