El gen del ahorro: por qué te sientes mal cuando tienes el estómago lleno

Foto: ¿No deberíamos pasar más hambre? (iStock)¿No deberíamos pasar más hambre? (iStock)

«El cuerpo del ser humano actual no puede hacer frente a un estómago lleno», asegura el doctor Yoshinori Nagumo en ‘Una comida al día‘ (Editorial Zenith). En su libro, el cirujano y director de la Clínica Nagumo en Tokio, ofrece el método japonés que promete hacerno sentir más saludables, prevenir enfermedades y rejuvenecer a quien lo siga. Nos centramos en el capítulo dedicado a la cantidad de comida que metemos en el cuerpo, la cual, según el experto, es nociva. Reproducimos un fragmento del mismo.Como he explicado anteriormente, nuestros antepasados desarrollaron un gen de la supervivencia llamado gen de la fuerza vital mediante la evolución en un entorno que se caracteriza por el frío y la falta de alimento. Nuestro cuerpo, pues, ya tiene mecanismos para combatir el hambre y el frío y está diseñado para poder adaptarse de la mejor manera posible al entorno. Esta capacidad de optimización y adaptación al entorno se maximiza en este tipo de circunstancias extremas. En el caso del gen de la fuerza vital, es más activo cuando se encuentra en situación de frío y hambre.La vida que llevamos es la de comer continuamente hasta saciarnos con comidas que superan por sí solas las calorías diarias necesariasEs decir, que las personas que tienen el gen del ahorro, que les permite almacenar la energía en el cuerpo cuando hay hambruna, tienen ventaja a la hora de sobrevivir. Y ya sabemos que la mayoría de humanos poseen este gen. El único inconveniente es que, una vez que este gen está programado para unas condiciones concretas, no es capaz de adaptarse con rapidez a un cambio brusco del entorno. Para adaptarse a un nuevo entorno, necesita pasar de nuevo por miles de años de evolución.

Lo que quiere decir es que hemos conseguido una fuerte capacidad de adaptación respecto al hambre, pero, en cambio, nos encontramos frente a una completa impotencia contra la moda de la sociedad, y no solo eso, sino que nuestra fuerza para sobrevivir juega en contra de nosotros mismos. Nuestro cuerpo es resistente al hambre, pero no está preparado para la saciedad.Te recuerdo de nuevo que, en la historia de la humanidad, que transcurre a lo largo de 170.000 años, se ha llevado a cabo una continua batalla contra el frío y el hambre, y que de todo este tiempo, el periodo en el que hemos podido llenarnos el estómago hasta la saciedad día tras día no llega ni a cien años.La vida que llevamos es la de comer continuamente hasta saciarnos, en cada comida, con comidas que superan por sí solas las calorías diarias necesarias. A las personas que no han podido adaptarse a estos hábitos alimentarios exageradamente abundantes se les está exigiendo un cambio drástico en su constitución.Si nos pasamos comiendo, es evidente que vamos a engordar. Y si seguimos comiendo sin control y engordando, ¿cómo acabará el ser humano? En las calles vemos no pocas personas con cuerpos inmensos que superan los cien kilos. Seguro que habréis visto en televisión personas que ni se pueden levantar de la cama porque pesan entre 200 y 300 kilos. Si todos acabamos con ese aspecto, el ser humano se extinguirá sin remedio.Si nos pasamos comiendo, es evidente que vamos a engordar. Y si seguimos comiendo sin control y engordando, ¿cómo acabará el ser humano?Así es cómo apareció la diabetes, también conocida como «la enfermedad del pueblo». El número de personas con diabetes supera a los que padecen cáncer o cardiopatías.El Japón de la posguerra tenía como objetivo reconstruir un país en el que toda la población pudiese tener la posibilidad de comer hasta saciarse. Y ¿no sería una ironía que la saciedad se haya vuelto en nuestra contra, minando así nuestro cuerpo con la diabetes y otras afecciones?



Fuente: elconfidencial.com