La carta abierta del Chapecoense en el primer aniversario de la tragedia

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“El sentimiento de todos los chapecoenses, independiente de la relación o simpatía que hayan tenido con el fútbol, es que el 28 de noviembre de 2016 han perdido a un miembro de su propia familia. El accidente dejó un vacío enorme en el pecho, un dolor, una herida sin curar. Hasta hoy existe la sensación de que aquellas personas están con nosotros y que luego van a aparecer en algún lugar. La ciudad no hace más que recordar con frecuencia a aquel equipo, por consiguiente, se recuerda el accidente, y eso todavía trae mucha tristeza. Pienso que solamente el paso del tiempo (más tiempo aún del que pasó) podría calmar este sentimiento.En cuanto al aficionado, el sentimiento no cambia mucho en relación al contexto vivido y experimentado por la ciudad, que es una sensación de vacío por la falta de sus ídolos. La diferencia es que el hincha vive el fútbol, tienen esa pasión desmedida por el club y eso funciona como un antídoto al sentimiento de pérdida. Aparte de eso, el hincha acompañó de cerca el proceso de reconstrucción, la formación de un nuevo grupo, esa gente pasó a vivir la idea de superación y se dieron cuenta de que era preciso continuar. La Liga catarinense ganada tras el accidente también funcionó como consuelo, trayendo nuevamente esa alegría que 2016 había propiciado.En cuanto al club, es evidente que el impacto de aquella noche, en la que se perdió a casi todos los directivos, dejó consecuencias que repercuten hasta hoy. Chape venía implantando desde años anteriores a la tragedia una idea diferente de como ver el fútbol, una idea que fue mejorada con el grupo que falleció en Colombia. Aunque a pesar de las dificultades que existen, el objetivo de la entidad es mantener aquella identidad, que fue la fuente de los éxitos hasta aquí, una gestión enfocada en el ser humano.Una gestión conducida por los miembros de la comunidad de Chapecó, porque parte del grupo que se quedó es conocedora de los principios y acciones que conducirán a la Chape al nivel actual. Esa gestión procura enfocarse en el ser humano, tratando a los deportistas o funcionarios como personas, como padres de familia y no como una mercancía de trabajo.La Chape cree que esa forma de actuar tiene una repercusión positiva sobre el césped, en el trabajo administrativo, en el restaurante, en la cocina, en la lavandería. Como decía el recordado presidente Sandro Pallaoro: «Del armario al presidente, todos tienen el mismo valor».El principal objetivo del Chapecoense es continuar y yendo siempre de frente honrando la memoria de aquel grupo especialmente singular. Mi sentimiento, aún hoy es de vacío, de incompresión, de pérdida, como si todo lo que pasó fue un mal sueño. Enfrentar esta nueva realidad, la ausencia de aquellas personas, amigos, conocidos de muchos años, deportistas que fueron quedándose en el club y se fueron haciendo familiares de uno fue especialmente difícil.A pesar de la tragedia, existe un sentimiento mayor que es el amor por el Chapecoense, club que acompaño desde que tengo conocimiento, club en el que jugué en las divisiones inferiores con el sueño de llegar a profesional, club en el que siempre intenté ayudar desde 2007 cuando se introdujo una nueva forma de gestión, con el que llegaron resultados especialmente positivos. Por eso, en razón de ese amor, como el amor de un padre a su hijo sigo trabajando, colaborando con lo que sea necesario, siempre teniendo como principal objetivo mantener vivo el pulso de la Asociación Chapecoense de Fútbol”.

 Fuente: Pasión Fútbol