La razón por la que dejar la ventana abierta te puede ayudar a dormir mejor

Foto: Un poco de luz en la oscuridad. (iStock)Un poco de luz en la oscuridad. (iStock)

Ahora que han bajado las temperaturas y hace un frío que pela, dormir con la ventana abierta puede parecer una recomendación excéntrica o una provocación, pero, créanlo o no, tiene sentido si de lo que se trata es de dormir mejor. O de tener una mejor salud. O de adelgazar. Parece ser que ventilar un poco la estancia en la que dormimos puede marcar la diferencia, sobre todo como manera de deshacerse del CO2 que puede perturbar nuestro sueño o deshacernos de esa sensación opresiva que produce el calor. Al menos, es lo que defiende una investigación publicada en el último número de ‘Indoor Air‘.

La conclusión del estudio realizado por investigadores holandeses de la Universidad de Tecnología de Eindhoven es muy sencilla. Simplemente, que dejar que corra el aire provoca que la cantidad de dióxido de carbono que se respira en la habitación descienda y aumenten las posibilidades de conciliar un sueño reparador. “Unos niveles bajos de CO2 implican una mejor profundidad y eficacia del sueño y menos posibilidades de despertarse durante la noche”, recuerda el estudio. Las conclusiones se derivan de medir la calidad objetiva y subjetiva del sueño en distintas condiciones. Las partes por millón (ppm) descendían de 1.150 a 717 cuando se abría la ventana o la puerta.Una sensación mayor de frescor y una concentración menor de CO2 ayudan a descansar bien durante la nocheNo es la primera investigación que ha intentado medir la temperatura y la cantidad de dióxido de carbono en una estancia durante la noche. Ya lo hizo de forma muy similar un grupo de investigadores de la Universidad danesa de Kongens Lyngby, que mostró que “la calidad del sueño medida objetivamente y el frescor percibido del aire de la habitación mejoraron significativamente cuando los niveles de CO2 eran más bajos”. En esta ocasión, los autores realizaron exámenes de concentración y rendimiento en los participantes a la mañana siguiente. 

 La comparación, en este caso, no se realizaba entre una estancia cerrada y una ventilada de forma natural, sino entre una habitación con la ventana abierta y otra en la que los participantes podían bajar la temperatura a través de un termostato. La conclusión, no obstante, es semejante: una sensación mayor de frescor y una menor concentración de CO2 ayudan a descansar bien. Además, como recuerda Natalie Dautovich, investigadora de la Fundación Nacional del Sueño estadounidense, “sabemos que hay un montón de asociaciones positivas entre el aire fresco y la relajación, y cuando estamos tranquilos y cómodos, tenemos más posibilidades de sentirnos somnolientos”.



Otros beneficios

No siempre es fácil decidir la temperatura de la habitación cuando se duerme en pareja o se comparte dormitorio, por lo que a veces será difícil o imposible ponerse de acuerdo. Así que se puede aducir alguna otra razón. Como, por ejemplo, que puede servir para adelgazar. Es lo que defendió un grupo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Maastrich en ‘Trends in Endocrinology & Metabolism‘, al recordar que bajar la temperatura de la calefacción unas horas –ellos proponían de 17 a 15 grados centígrados– podría ayudarnos a perder peso.Ya que pasamos el 90% del tiempo bajo techo, debemos preguntarnos por el efecto que eso tiene en nuestro organismoEsto se debe a que, al pasar la mayor parte de nuestro tiempo diario en ambientes cálidos, nuestro cuerpo no quema calorías de manera espontánea. Algo que sí había ocurrido hasta hace apenas unas décadas, cuando se popularizó la calefacción. “Una suave exposición al frío incrementa el gasto de energía corporal sin provocar tiritona y sin comprometer nuestro amado confort”, recordaban los autores. “Pasar frío más a menudo no salvará el mundo, pero junto a un estilo de vida saludable es un factor a tener en cuenta a la hora de crear un medio ambiente sostenible”. Según sus datos, un poco más de frío puede acelerar el ritmo del metabolismo hasta un 30% entre los más jóvenes.Otra investigación japonesa había mostrado resultados semejantes. “Ya que la mayoría de nosotros estamos bajo techo el 90% del tiempo, merece la pena explorar la incidencia sobre la salud de la temperatura ambiente”. Es una tesis interesante, que defiende que no solo engordamos cada vez más por nuestros cambios en la alimentación, en el descanso o en nuestros hábitos diarios, sino también por la temperatura de los lugares en los que vivimos o trabajamos. Según dicha hipótesis, nuestro cuerpo no estaría preparado para pasar tanto tiempo a altas temperaturas.

¿Y la salud?

Demos un paso más allá. ¿Y si pasar algo de frío sirviese también para prevenir algunas de las enfermedades crónicas más dañinas? Es lo que sugería este mismo año un profesor de endocrinología de la Universidad de Oxford llamado Ashley Grossman, a propósito de la investigación de los académicos holandeses. Según su perspectiva, cada vez hay más evidencias de que bajar un par de grados centígrados la temperatura ambiente podría protegernos de la obesidad o la diabetes tipo 2.

Parece terrorífico, ¿verdad? (iStock)
Parece terrorífico, ¿verdad? (iStock)

“Hay pistas alentadoras de que enfriar el cuerpo, aunque tan solo sea unos grados, puede prevenir o reducir la diabetes”, explicó a los medios ingleses. Su razonamiento es el siguiente: el descenso en la temperatura puede servir para mejorar la sensibilidad de la insulina y, esto, a su vez, hará descender el número de pacientes de diabetes –una enfermedad en continuo avance– y también los niveles de obesidad. “Quizá todos debamos tener como objetivo un buen descanso nocturno en una habitación fresca con las ventanas abiertas a la brisa de la noche”. Por probar, no se pierde nada. Como mucho, pasar un pequeño resfriado.

Fuente: elconfidencial.com