«Nada tiene que ver la política»: el pedido del padre de un tripulante del ARA San Juan

Jorge Bergallo, capitán de navío y padre de Jorge Ignacio Bergallo, segundo comandante de la embarcación desaparecida, pidió que la búsqueda del submarino no se politice. Su hipótesis de lo que pudo haber pasado y sus contradicciones entre la muerte y la esperanza

Jorge Bergallo junto a su hijo Jorge Ignacio Bergallo, segundo comandante del ARA San Juan
Jorge Bergallo junto a su hijo Jorge Ignacio Bergallo, segundo comandante del ARA San Juan

Jorge Bergallo es una voz autorizada. Capitán de navío, ex comandante del ARA San Juan, oficial retirado de la Armada retirado, submarinista durante medio siglo y padre de Jorge Ignacio, segundo comandante del ARA San Juan, uno de los 44 tripulantes de un submarino desaparecido desde el miércoles 15 de noviembre. Entre el dolor, la angustia, los partes oficiales y los trascendidos inoportunos, decidió publicar en sus redes sociales un pedido formal. Reclama que esta situación traumática no se someta a discusiones de responsabilidades políticas.

El descargo empieza con un «por favor», critica la politización de sus muertes y los compara con un bombero, un policía o aquel servidor que cumpla una labor a la comunidad. Dice, textual: «Por favor. No politicen la muerte de los tripulantes del San Juan. Estaban cumpliendo con su deber. Igual que un bombero, un policía, un médico o cualquier otro que se pone al servicio de la comunidad en la que vive. Al servicio de la comunidad, no de un grupo en particular». En virtud a la discordia sobre las aptitudes técnicas de la embarcación, que afloró también desde la contienda política, fue lapidario: «El submarino San Juan estaba en perfectas condiciones para navegar«.



 

“Murieron porque estaban haciendo lo que les gustaba con el riesgo que ello implicaba”, escribió el padre

“Murieron porque estaban haciendo lo que les gustaba con el riesgo que ello implicaba”, escribió el padre

A su declaración le pone nombres: «No murieron por culpa de Kirchner, de Alfonsín, de Menem, de la cúpula de la Marina o de quien sea. Tampoco porque el presupuesto fue y es escaso. Murieron porque estaban haciendo lo que les gustaba con el riesgo que ello implicaba y custodiando que los pesqueros furtivos que se roban patrimonio de todos los argentinos no logren su cometido». Y grita, en un tercero párrafo, que «nada tiene que ver la política».

La publicación data del 24 de noviembre. Hablaba de no politizar las muertes de los tripulantes. Un día después declaró, en diálogo con Radio Mitre, que no era verdad que estuviesen muertos: «No es verdad ni siquiera que lo dijeron. Una cosa es lo que pueda decir una persona que sea de la Armada y otra es la información oficial». Conserva, aún, expectativas de que permanezcan con vida, aunque reconoció que tras la explosión, la ilusión cobró diferentes matices.

 

Desde los carteles, la vigilia de familiares que conservan las esperanzas (AFP)

Desde los carteles, la vigilia de familiares que conservan las esperanzas (AFP)

Su experiencia en el tema le adjudica una opinión de valor sobre lo que pudo haber sucedido con el submarino. Su hipótesis se solventa en el aviso que la tripulación entregó el mismo día que perdieron contacto: un eventual ingreso de agua. «Lo más probable es que haya estado haciendo snorkel, es decir arrancando los motores para cargar baterías y ventilar el interno. Cuando hay olas de ese tamaño el buque se mueve mucho», argumentó Bergallo. Agregó que ante la «emergencia snorkel», donde el agua puede afectar el rendimiento de las baterías, el proceso de reparación es sencillo. «Se para todo en automático, en segundos. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y salen a superficie. Limpian, secan, se acomodan y se vuelve a ir a inmersión», detalló.

Sospecha que el ingreso de agua haya producido un blackout total que dejó sin energía al submarino. «Hablando con otros submarinistas no nos explicamos por qué no se hicieron algunas cosas. Porque desde el comandante hasta el cabo más joven saben perfectamente lo que pueden hacer. A mí me cierra el hecho de que haya habido una explosión y no haya habido nadie en condiciones de ir hasta donde están las válvulas», advirtió.

En su frontera del luto y la esperanza, rogó también que el sacrificio de los tripulantes «sirva para hacer un país, una Marina y una política mejores». «El martirio no se elige, es una gracia concedida, y ellos tienen la gracia de estar en donde eligieron estar, en el mar, en patrulla eterna, hundidos como hito, como mojón, como los 300 espartanos», subrayó. Su publicación concluye con agradecimientos: «Mis respetos a las familias de esos marinos que permanecen tripulando el San Juan y a todos los marinos y aviadores, civiles y militares, que en medio de un terrible temporal arriesgaron su vida para encontrar a estos 44 argentinos. Entre ellos MI HIJO».

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Fuente: infobae.com