Puigdemont sería arrestado en cuestión de horas en Bruselas, pero la extradición demorará

Lo detendrán a pedido de la justicia de Madrid. Le comunicarán los cargos y luego lo dejarían libre mientras se tramita la extradición que durará de 45 días a 3 meses

El depuesto líder catalán, refugiado en Bélgica. Reuters



El ex presidente catalán Carles Puigdemont y los cuatro miembros de su destituido gobierno huidos de España el lunes y refugiados en Bruselas, ya entraron en la rueda de la Justicia belga.

Tras recibir la ‘euroorden’ de detención y entrega enviada la noche del viernes por la jueza española Carmen Lamela, la Fiscalía belga anunció ayer que está estudiando el pedido y lo enviará a un juez de instrucción como muy tarde el lunes, es decir que en cuestión de horas el ex presidente y los cuatro ex ministros que lo acompañan, serán eventualmente detenidos para que se les lean los cargos. La noticia será resonante pero posiblemente un tanto efímera.

Puigdemont dijo a través de un mensaje en la red social Twitter que está “dispuesto a colaborar plenamente con la Justicia belga con respecto a la orden de arresto europea emitida por España”. No tiene alternativa. Si rechazara participar en el proceso sería extraditado automáticamente. Las fuentes consultadas aseguran que evitará el espectáculo de la detención en la calle o su hotel y se presentará voluntariamente ante el juez.

El Ministerio de Justicia explicó en un comunicado que “una vez los interesados sean encontrados (es una formalidad porque la Policía belga los tiene localizados) y llevados delante del juez, éste tendrá 24 horas para tomar una decisión” con relación al pedido de su colega de la Audiencia Nacional de Madrid.

Ese juez de instrucción tiene tres opciones para esa decisión. Puede decidir enviar a prisión a los acusados mientras se celebran los trámites y recursos de la extradición, ponerlos en libertad provisional con ciertas condiciones o directamente rechazar de plano la petición española. Esa hipótesis, la menos probable, desataría una crisis diplomática con España.

Si el juez de instrucción, tras ese plazo máximo de 24 horas, da curso a la euroorden, el caso saltará “a la sala del Tribunal de Primera Instancia”. En cuanto se de ese paso, el Tribunal de primera instancia tendrá 15 días para decidir si entrega o no a Puigdemont a España. Si aprueba la entrega, el ex presidente catalán podrá todavía recurrir ante otras dos instancias, un tribunal de apelación y otro de casación.

Es por eso que el proceso podría durar entre mes y medio y tres meses, por lo que Puigdemont tiene muchas posibilidades de estar todavía en Bélgica cuando se celebren las elecciones regionales en Cataluña, el próximo 21 de diciembre. Puigdemont y los cuatro miembros de su gobierno huidos a Bélgica están acusados de rebelión, sedición, malversación de fondos, desobediencia a la autoridad y prevaricación además de provocar y alentar a una insurrección en el pueblo catalán.

El ex presidente está siendo ayudado por un empresario amigo, el catalán Josep María Matamala, quien estaría haciéndose cargo de los gastos del ex presidente. También se apoya en los tres eurodiputados catalanes nacionalistas y sus asistentes parlamentarios.

El martes aseguró en conferencia de prensa que había huido a Bélgica para “internacionalizar” lo que él considera la represión de un Estado autoritario. Sin embargo, desde entonces se mantiene escondido sin agenda oficial y sólo ha concedido una entrevista a la televisión pública belga, en la que adelantó que pretende ser candidato en las regionales del 21 de diciembre y hacer campaña electoral desde Bruselas al tiempo que negó haber perdido su jerarquía presidencial, negando todo derecho al articulo constitucional que justificó legalmente la intervención de la región.

La estrategia judicial de Puigdemont, diseñada por el abogado Paul Bekaert, se basa en hacer creer a los tribunales belgas que la Justicia española no es imparcial, que en España no tendrá un juicio justo. Este letrado especializados en casos previos que involucraron a etarras, dirá al juez, previsiblemente, que su cliente no acepta la euroorden porque considera que en España no se respetarían sus derechos fundamentales.

Entre tanto el malestar aumenta en Bélgica por este conflicto prestado. El diario francófono Le Soir, uno de los más influyentes del país, llevaba a la tapa de su edición de fin de semana un titular que decía: “Puigdemont, la pesadilla del gobierno belga”. Mientras los nacionalistas flamencos siguen, principalmente desde el Parlamento Europeo, defendiendo a Puigdemont, el gobierno intenta colocares a un costado ante el riesgo de una crisis con España.

El ministro de Justicia Koen Geens intentó ayer ponerse la venda antes de la herida ante un hipotético rechazo judicial al pedido español: “el poder ejecutivo no juega ningún papel en el procedimiento. Todo se desarrolla mediante contactos directos entre autoridades judiciales”.w

Fuente: clarin.com