Cómo el ejército italiano tiene control total sobre la marihuana medicinal

Por Anna Momigliano (Especial para The Washington Post)

(ICC)

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Milán – En Italia, como en la mayor parte de Europa occidental, el cannabis medicinal es legal. Lo que diferencia al país es que el cultivo de la planta es un monopolio del ejército de facto.



El único lugar donde se puede cultivar legalmente el cannabis aquí es en una instalación militar fuertemente custodiada en Florencia, donde, este año, dos invernaderos produjeron unos 100 kilos.

«Hacemos todo internamente. Cultivamos las plantas, las cosechamos, las secamos, trituramos las hojas, desinfectamos el producto final con rayos gamma y luego lo enviamos a farmacias y hospitales«, explica el director de la instalación, el coronel Antonio Medica.

La participación del ejército en el negocio de la marihuana terapéutica se expandirá. Bajo una nueva ley de presupuesto que se desarrolla en el Parlamento, el programa de cannabis de la Planta Química Farmacéutica Militar recibirá USD 2,000 millones adicionales en fondos públicos. Si el proyecto de ley se aprueba según lo anticipado, dicen los oficiales militares, se espera que la producción se triplique en un año.

(International Cannabis Corp.)

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El proyecto de ley también hará que el cannabis medicinal sea gratuito para todos los pacientes, con el costo cubierto por el gobierno. Hasta ahora, los gobiernos locales han cubierto el costo en solo 11 de las 21 provincias de Italia.

Sin embargo, no todos están contentos con el papel del ejército. Algunos dicen que creen que incluso con los nuevos fondos, la cantidad y la calidad del cannabis cultivado en Italia no alcanzará la demanda.

Para entender cómo el ejército terminó creciendo, uno tiene que entender la política de salud del país, y la forma en que su implementación, en ocasiones, ha sido delegada al ejército.

Italia legalizó el cannabis para uso médico en 2007, con muchas advertencias. Para cultivar la planta legalmente se requiere una autorización especial de la oficina de narcóticos del Ministerio de Salud, lo que significa lidiar con la infame burocracia del país. Como resultado, ningún empresario privado logró establecer un negocio, y el medicamento tuvo que ser importado del extranjero, lo que lo hizo prohibitivo.

(Adrián Escandar)

(Adrián Escandar)

Dado que el acceso a la atención médica aquí se considera un derecho constitucional, en 2014 el gobierno asignó la tarea de cultivar cannabis de calidad médica a los militares. El ejército ya era responsable de la producción de «medicamentos huérfanos», medicamentos que curan enfermedades raras y no se producen en la economía de mercado.

«Producir medicamentos es una parte estándar de lo que hace la Agencia de Industrias de Defensa, porque la salud es una cuestión de seguridad nacional«, señala Medica.

Los problemas con la decisión pronto se hicieron evidentes, según los críticos.

Una dificultad es que el ejército produce una sola variedad de cannabis, llamada FM2, que es baja en THC, una de las principales sustancias activas de la marihuana, en comparación con las cepas importadas.

Andrea Trisciuglio, un paciente de 39 años de edad con esclerosis múltiple y residente en Foggia, en el sur de Italia, dijo que ha estado usando marihuana medicinal durante los últimos 10 años para mitigar sus síntomas, pero ha descubierto que el suministro local es ineficaz.

En su opinión, «el FM2 simplemente no funciona para pacientes como yo. Tengo que usar Bedrocan«, una variedad de cannabis con cerca del 22 por ciento de THC, en comparación con el 8 por ciento de FM2. Trisciuglio subraya que su hospital local importa Bedrocan de los Países Bajos, pero que a veces tiene que esperar hasta un mes para tener los fármacos.

(iStock)

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El problema con importar cannabis de los Países Bajos es que es «caro, lo que también lo hace lento», según Carlo Valente, un abogado de la ciudad sureña de Lecce que representa a Triciuglio y a otros pacientes. Los medicamentos holandeses, comenta, llegan a Italia a través de las agencias intermediarias, lo que eleva su precio.

«Esto está haciendo que los médicos, que ya luchan con el tabú social asociado con el cannabis, sean aún más reacios a recetarlo y las farmacias de los hospitales sean menos cooperativas«, agrega.

Según una investigación de la revista Internazionale, el cannabis importado puede costar hasta USD 84 por gramo. Por el contrario, el cannabis producido por el ejército cuesta USD 7 por gramo. «No tenemos fines de lucro», dice Medica.

Pero para los críticos del sistema, la asequibilidad no cancela otras deficiencias del producto nacional. Además de los problemas de calidad, dicen, el ejército no tiene la capacidad de producir todo el cannabis terapéutico que Italia necesita.

El consumo nacional es de entre 400 y 450 kilos por año, según estimaciones militares. Eso significa que incluso si el ejército logra triplicar su producción anual a los 300 kilos anticipados, no satisfará las necesidades del país, y las importaciones de los Países Bajos seguirán siendo necesarias.

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Para Triciuglio, el monopolio del ejército no beneficia a los pacientes. «El ejército solo no es suficiente. Necesitamos facilitar a los demás el cultivo de cannabis medicinal«, comenta.

En 2012, Trisciuglio y otros pacientes solicitaron al gobierno local autorización para cultivar su propia marihuana, bajo supervisión, pero nunca recibieron luz verde.

Sin embargo, Medica confía en que el ejército pueda cumplir y satisfacer la demanda, tal vez hasta el punto de enviar su propio cannabis al exterior.

«Estamos trabajando día y noche para aumentar la producción y estamos experimentando con una nueva variante, para los pacientes que no están satisfechos con el FM2», declara. «En un futuro no muy lejano, esperamos exportarlo a San Marino y al Vaticano«, finaliza.

Fuente: infobae.com