Después del amor, cómo ser amigo de tus ex parejas

Por Ignacio Molina

Hombres y mujeres nos contaron cómo lograron algo que a muchos les parece imposible: convertirse en grandes amigos de sus ex parejas.



Hace poco me llamó un amigo para contarme que había tenido un sueño «muy vívido» con una ex novia. En el sueño ella se veía igual que en el 2011 aunque ya estaba casada y con hijos. Se cruzaban en una plaza y ella, después de un saludo frío, se mostraba muy cálida. La última vez que se vieron discutieron a los gritos y por eso, en el sueño, a mi amigo le resultaba increíble esa dulzura. Ella le agarraba las manos y le decía: «mirá, antes no te alcanzaban para agarrármelas» y se las llevaba a las tetas, por encima de la camisa. Lo más llamativo era que la esperable dosis de energía sexual que había en la escena era opacada por dosis mucho más grandes de ternura y complicidad. Se despedían con besos ruidosos en las mejillas y él no se daba cuenta si la idea era volver a verse, pero se quedaba flotando en una nube de placidez. Cuando sonó el despertador siguió como hechizado, sin querer aceptar que había sido un sueño. Y un rato después me llamó para contarme todo eso y preguntarme si yo creía que era posible hacerse amigo de una ex pareja.

Hoy en día, cuando llamamos «amigo» a cualquiera de nuestros cientos de contactos de Facebook, la respuesta a la pregunta de mi amigo parecería fácil: «sí, claro, se puede tener buena onda con un ex, mandarle un mensajito en los cumpleaños…» Pero no, la acepción que entiendo que quería darle él a esa palabra era la genuina: un vínculo fundando en la confianza, el compañerismo, la complicidad y el cariño desinteresado. Cuando empecé a trasladar esa pregunta a otras personas, lo primero que me encontré fueron previsibles y rotundas negativas: «no, de ninguna manera se puede»; «es imposible»; «es algo perverso», «si se hacen los amigos es porque solamente quieren garcharte», y cosas por el estilo. Pero también, como esos pequeños pero firmes brotes verdes que crecen por entre los intersticios del empedrado callejero, surgieron otros testimonios que indican que sí es posible dejar atrás los celos, las broncas, el ego, el sentido de posesión y los sentimientos negativos para transformar al intenso amor de pareja en otro tipo de amor. Acá van algunos de ellos:

Cecilia, 26 años, artista

Una tarde fuimos con una amiga a la presentación de un libro en un teatro muy paquete. Sentadas en butacas tapizadas de rojo nos reímos tanto que, lejos de chistarnos, la chica que estaba ubicada atrás se sumó al jolgorio. Empezamos a coincidir en el mapa de la ciudad, ella siempre empuñando su bicicleta roja, yo deambulando. Rápidamente, entre baños públicos, casas prestadas y poemas furtivos, empezamos una relación clandestina. Con los años llegamos a ser novias, a separarnos, a reencontrarnos desde el erotismo y también desde el mate amargo. Hace 10 años que empezó el vaivén, y hace cuatro, cuando fuimos a una fiesta electrónica en la que yo jugaba de debutante, me enamoré de Ariel y la fiesta se consumió en un beso eterno. Hoy habitamos una suerte de cotidianidad y complicidad que sólo conseguimos viviéndolo de maneras múltiples a través del tiempo. Solemos compartir proyectos artísticos; en su último corto mi línea de texto fue: «al amor, en todas sus representaciones, en todas sus transformaciones, de piedra a polvo astral».

Mariela, 33 años, docente

Con Chicha nos conocimos hace mucho, cuando recién me había mudado a Buenos Aires. Él había llegado desde Perú. Yo estaba trabajando en una feria de arte, con calzas ajustadas y la boca bien roja, y todo el mundo paraba para sacarme una foto o decirme que si estaba buena, que si la obra de arte verdadera era yo o qué bien mis calzas. Esos días de feria montada me iban a pagar el alquiler y esa era la única performance que me interesaba concretar. Entonces apareció Chicha y me preguntó cosas humanas: cuántos hermanos tenía o si extrañaba a mi mamá en Bahía Blanca. De ahí supe que yo lo iba a querer para siempre, porque estar cerca de él era sentirse verdadera. Y así fue. Fuimos amantes y compañeros, cómplices de noches de quedarnos despiertos trabajando o bailando bajo las luces de alguna fiesta. Nos enseñamos a bailar, a usar el lenguaje, a cocinar. El amor de pareja no prosperó. Pero nos queremos y nos conocemos mucho, y hay algo que nos une y supimos ser amables y sinceros con eso. Así que siempre que podemos nos juntamos, o nos pedimos ayuda: «¿me prestás tu disco externo?», «¿me pueden depositar en tu cajero?», «¿hoy dónde se sale?», «Llamame», «No te pierdas», «Hoy soñé con vos».

Mariela y su amigo y ex novio Chicha

Mariela y su amigo y ex novio Chicha

Gabriel, 42 años, abogado

Con Andrea estuvimos de novios un par de años. Fue algo muy intenso, pero como estábamos en etapas muy distintas de nuestras vidas tuvimos que separarnos. Cuando unos meses después ella se fue a vivir a Alemania empezamos a chatear seguido y nos veíamos cada vez que venía a Buenos Aires (las primeras de esas veces nos veíamos como amantes, pero después, cuando ella se casó con un alemán y yo con una argentina, como amigos). Después Andrea y el alemán tuvieron una hija casi al mismo tiempo que yo tenía un hijo con mi mujer. Una tarde, cuando las nenas tenían tres años y ellos vinieron a pasar un par de semanas acá, nos juntamos los seis en una plaza. Fue una tarde rara y hermosa al mismo tiempo.

Cecilia, 36 años, música y apicultora

Lisandro fue mi primer novio. Estuvimos ocho años. La separación dolió mucho; yo quería arrancarme el corazón. Hubo un par de idas y vueltas muy dolorosas que al final me trajeron una certeza: el amor verdadero es para honrarlo. Así que decidí que cualquier sentimiento negativo lo iba a convertir en otra cosa. Y años después, ni bien me puse a salir con mi actual novio, que es un tipo fuera de lo común y tiene un alma hermosa, le aclaré que tengo un ex novio al que adoro y viene a todos mis cumpleaños y a muchos de mis conciertos. No solo no tuvo problema sino que una vez, cuando estábamos yendo a patinar sobre hielo, cuando se enteró de que mi ex novio estaba triste porque había perdido a su mamá, me dijo «invitalo, le va a gustar». Así que lo llamé a mi ex y me fui a patinar con los dos. Tengo grabada en la retina para siempre la imagen de cuando uno de los dos casi se cae en la pista. El otro lo atajó, se dieron la mano y patinaron un poco juntos. Los amé. Son lo más, ambos…El año pasado Lisandro se puso a salir con una chica que estaba enferma de celos. Vinieron a un show mío y después ella le declaró que quería pegarme y le dijo que no viniera más a mis cumpleaños. Ahora que lo pienso a la distancia (ya dejaron de salir) siento tristeza por esa chica con miedo y celos. Los celos y la posesividad son venenos corrosivos, se comen nuestros pensamientos y todas las horas del día… Creo que a mi ex voy a quererlo para siempre.

María Eugenia, 34 años, diseñadora textil

A Vincent lo conocí cuando tenía 17. Yo estaba con una amiga en París y una tarde nos cruzamos. Nos miramos fijo unos segundos que no voy a olvidar nunca. Unos días después nos volvimos a cruzar y él nos habló, nos invitó a cenar y fuimos. Más tarde mi amiga se volvió al hotel y yo me quedé con él. Mantuvimos durante un año una relación a la distancia. Él viajó a Buenos Aires a verme y yo a Francia a pasar las Fiestas. A los 18 años y medio me fui a vivir a París. Convivimos un año y medio. Yo crecí mucho y el también. No sólo fue una relación de amor y de pasión: fue compañía durante el camino hacia nuestra adultez. Yo me volví a Buenos Aires porque extrañaba y quería empezar la universidad, y la distancia hizo que el amor se termine. Él me propuso venir a la Argentina pero yo no quise; su sueño era ser actor y acá sus posibilidades eran más acotadas. De todo eso pasaron quince años, durante los cuales nos seguimos hablando. Hace unos días estuve en París. Fui a su casa, conocí a su mujer Anne y a sus hijos y ellos conocieron a mi hija. Yo estoy de novia desde hace cuatro años y mi novio, Ignacio, me alentó para que los viera. Pasamos una tarde juntos. Él cumplió su sueño de ser actor; justo esa tarde fue nominado al premio Moliere. Yo volví al hotel con una sensación muy linda, sintiendo que el cariño puede trascender una historia de amor y agradeciendo que nuestras actuales parejas tuvieran la generosidad de alentarnos.

Mauro, 56 años, escritor y guionista

Tengo una relación amistosa con tres de mis ex. En todos los casos, la vuelta incluyó momentos de revisión de la historia y algunos velados reproches, nada demasiado intenso ni complicado. Supongo que lo que hizo posible el retorno es que las tres fueron importantes, las más importantes para mí, en distintos momentos y por distintos motivos. También lo facilitó el reconocimiento recíproco del valor de esas historias de acompañamiento mutuo. El eje del asunto, me parece, es la aceptación «amorosa» de mi parte y de la de cada una de ellas, de la propia historia. Despreciar y olvidar a quien fue tu amor es despreciarte y negarte a vos mismo. Eso de que hay que vivir solamente en el presente imaginando el futuro es basura new age. Tu historia también es tu presente, con sus batallas y su tragedia. Estar cerca de quien has amado te recuerda eso.

Jorgelina, 45 años, correctora de estilo

Macu y yo estuvimos en pareja doce años. Nos separamos hace ya cinco, pero tenemos un vínculo sano y amoroso, a la distancia, porque ella es española y yo argentina. Estando en pareja vivimos en Madrid y en Canarias y nos asentamos en Buenos Aires. Nos separamos en 2012 porque yo no quería volver a Europa y ella necesitaba hacerlo. Convivimos en el departamento que teníamos juntas un tiempo más. A menos de un mes de haber terminado el vínculo, a ella le detectan cáncer de ovarios y la operan dos veces en dos meses. Yo estuve a su lado acompañándola. Luego de unos meses volvió a Canarias y yo fui hasta allá para acompañarla en su última sesión de quimioterapia. Y después nunca dejamos de hablar; le cuento mis cosas y ella me cuenta las suyas. Me alegro con sus logros como si fueran míos (es cineasta y desde que regresó a su tierra no para de crear y ser premiada por sus creaciones). Desde que se asentó nuevamente en Canarias está en una relación que continúa hasta ahora y si bien no hablamos con detalles sobre su vínculo, sé que está bien. Cuando estuve en pareja ella lo supo. Yo la quiero muchísimo y ella me quiere a mí.

Publicado originalmente en VICE.com

Fuente: infobae.com