Empresas Sociales: hacia una nueva Venezuela

Carlos Pablo Klinsky

La Ley de Empresas Sociales que aprobó el régimen de Evo Morales va en contra ruta de la tendencia en los países más prósperos, donde se busca contar con leyes de quiebra flexibles que le faciliten a los empresarios “empezar de nuevo” con otros emprendimientos. Se trata de tolerar el fracaso para estimular el riesgo.

Como bien dice el analista Andrés Oppenheimer en el libro “¡Crear o morir!”, las leyes de quiebra anquilosadas “hacen casi imposible que un innovador que fracasa en un proyecto pueda volver a levantarse”.



En el caso boliviano, se procura más bien remedar los experimentos fallidos de Venezuela y Argentina, donde el chavismo y el kirchnerismo transfirieron a las burocracias sindicales el control sobre las empresas en problemas. La fórmula estimulará el sabotaje interno a la productividad, como vía para generar las circunstancias que hagan posible la confiscación.

Por una parte, el gobierno busca con esta medida rearticular su relación con la Central Obrera Boliviana, que había amagado con abandonar el bloque de movimientos sociales oficialistas. De ahí la urgencia en aprobar la ley y promulgarla el 1 de mayo.

Por otro lado, se apunta a crear un sector paraestatal en la economía, con firmas teóricamente en manos de los trabajadores, pero tuteladas por el Estado. Ni más ni menos que lo hecho en Venezuela, donde el chavismo se hizo con el control de 526 empresas, llevando a ese país a la actual crisis de hiperinflación y desabastecimiento.

Cabe también aclarar que el rótulo de “empresas sociales” empleado por la ley no tiene relación alguna con el de una iniciativa mucho más inteligente, lanzada por el Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus. El economista bangladesí propone que los empresarios exitosos implementen, al margen de sus compañías actuales, otras de carácter social, que además de crear empleo destinarán sus utilidades a la generación de nuevas empresas del mismo tipo.

Como se ve, el mundo anda en una cosa y Evo Morales en otra.

Fuente: http://estotambiensucede.com