Sacrificios sin sentido

José Luis Bolívar

Sacrificio, significa la acción, trabajo o esfuerzo que realiza alguna persona, en beneficio o satisfacción de otra u otras para determinado bienestar y es que si uno medita en esa palabra puede que la primera imagen que le llegue a uno es la de nuestro Señor Jesucristo, quien de acuerdo a las escrituras, sacrificó su vida a cambio de la salvación espiritual de la especie humana y el perdón de Dios.

Un acto de amor supremo como ese es comprensible para el Hijo de Dios, pero existen muchos mortales que en diferentes etapas de nuestra historia han sacrificado sus vidas de maneras heroicas con actos que superan lo imaginable y cuyo resultado ha significado incluso la salvación no de unas cuantas personas si hasta de miles de millones como los de la historia siguiente.



La madrugada del 26 de abril de 1986, 24 horas de irresponsables manipulaciones y la violación de muchos mandatos del Reglamento de Seguridad de la Unión Soviética, provocaron dos explosiones en el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil. Debido a ello, el núcleo del reactor se envenenó de xenón, provocando un embalamiento neutrónico catastrófico.

Un ejército de hombres denominados “Los Liquidadores” fue rumbo a la central nuclear como voluntarios para poder paliar las consecuencias de semejante desastre. Bomberos que entre vómitos y diarreas radiológicas sostenían mangueras que disparaban agua que se derretía antes de siquiera tocar el núcleo. Pilotos de helicóptero que trataban de lanzar baldes de arena y boro pero cuyas naves se precipitaban a tierra fundidas sin hacer su tarea. O aquellos hombres del mítico tejado de Chernóbil sometidos a radiaciones superiores a 40.000 roentgens/hora (el ser humano tolera tan solo unos 20 microrroentgens/hora) que simplemente murieron derretidos cumpliendo su tarea.Todos ellos tuvieron actos de heroísmo que eriza la piel el solo imaginarlos, sin embargo hubieron tres cuyo valor no solo fue digno de un título heroico, sino que ese sacrificio específico le salvó la vida a millones de personas y por qué no decirlo al planeta en su conjunto.Para mantener la temperatura constante del núcleo de un reactor, se requieren millones de litros de agua, contenido en piscinas artificiales ubicadas por debajo de las instalaciones y que se sirven de ríos o lagos cercanos, como también de la condensación de los vapores que emergen del reactor.El núcleo al derretirse se convertiría en corio, una sustancia similar a la lava de un volcán, pero que puede alcanzar hasta los 1.660 ºC. A esa temperatura, hubiera derretido las paredes del concreto que lo sostienen como si fueran de plastoformo, y muy pronto enormes gotas de corio fundido caerían sobre el agua provocando inmensas nubes de vapor radioactivo que formarían sobre toda Europa nubes de muerte y desolación.Semejante situación era una tragedia de proporciones bíblicas y debía de ser evitada a como dé lugar. En condiciones normales, el sistema SKALA abriría las compuertas de las reclusas de forma automática y medida, pero con la computadora central destruida la única manera era hacerlo manualmente.Para empeorar las cosas, las válvulas para la apertura estaban por debajo del nivel del agua por lo que alcanzarlas significaba ingresar a una piscina de un siniestro brillo azul.Fue el momento del estoicismo, pues tres hombres, sabiendo que era un boleto de ida sin retorno, inmolaron sus vidas, Alexei Ananenko y Valeriy Bezpalov quienes eran científicos nucleares de la planta y Boris Baranov un simple obrero de la planta. Los tres se tomaron un trago de vodka, se despidieron de los suyos, se pusieron su traje de buzo y marcharon rumbo a la inmortalidad, salvando a gran parte de la humanidad y dejando en claro que el sacrificio de una vida tiene que traer consigo un beneficio, debe ser un acto de humanidad y nobleza que nos permita reflexionar y estar agradecidos al saber que su valentía no solo permitió que muchas vidas se salvaran, sino que inspiró a que estas sean mejores.Después de una semana de declaraciones sacadas de la galera de un pésimo mago, Ministro de Gobierno, portavoces de la Policía Nacional, Fiscales de diferentes rangos y todo tipo de peritos (solo Dios saber de qué), nos han tratado de convencer a la sociedad boliviana en su conjunto que basta con que una idea estúpida sea presentada con firmeza y seguridad, para que adquiera tenor de palabra santa, además que “huay” del que no la crea o la cuestione.La muerte de un inocente sirvió durante una semana para que los guionistas de un gobierno extraviado, redacten un sin número de películas de ciencia ficción y thriller que ni la misma Agatha Christie hubiera podido superar.  Asesinos del mismo bando, canicas que doblan esquinas, petardos mega poderosos y funcionarios enojados con los que no creían sus historietas llenaron los noticiosos de basura e indignación.Cuando se dieron cuenta que sus torpezas llegaban al extremo de que no podían ni siquiera coordinar entre ellos una triquiñuela mínimamente creíble, buscaron como salvar sus pegas utilizando un chivo expiatorio a manera de sacrificio.Ahora resulta que en una institución vertical como la Policía Nacional no solo hay oficiales subalternos con el grado de Subteniente con muy mal carácter e ínfulas de macho golpeador, sino que además hay algunos libre pensantes, que cuando salen de operativo hacen lo que les da la gana, entre otras cosas usar sus armas de dotación para asesinar a los ciudadanos que se supone juraron defender.Tratar de hacernos creer que el oficial saco del furrielato una escopeta de alto calibre, la cargó con un perdigón y la disparó a “título personal” como dijo el Comodante de la Policía no solo es una más de las burdas historias que nos contaron por más de siete días, sino que es sin duda, la peor de todas.Vaya uno a saber lo que le ofrecieron o las razones por las que este joven muchacho, con una carrera por delante y con toda una familia atrás está permitiendo que lo muestren en televisión como si fuera un vulgar delincuente, luego de que simplemente cumpliera órdenes políticas sin ningún tipo de doctrina o raciocinio.

No es el primer policía que expía su vida y su carrera, el Teniente Jorge Clavijo, esposo de Anahí Huaycho, también corrió esa suerte y terminó devorado por fauna cadavérica en otro cuentito chino o viene a mi memoria el viceministro Illanes, que fue sacrificado a las huestes furiosas de los mineros para aniquilar un problema que no tenía solución a la vista.

Como sea que fuere, estas inmolaciones lo único que provocan es pesar por los hombres que abnegan su vida y carreras por gente que ni se los agradece y mucho menos va a mejorar su actuar, pues solo tratan de defender intereses mezquinos.