Dolor y gloria ajedrezada

José Luis Bolívar Aparicio* 

“Vamos a triunfar en casa y fuera de ella, los enemigos de Serbia se están preparando contra nosotros. Nosotros les decimos, no les tenemos miedo, no retrocederemos ante la batalla”, infería un verborrágico Slobodan Milošević ante una multitud en Belgrado mientras insuflaba un espíritu nacionalista a sus conciudadanos que bajo ese mensaje se sentían estar preparados para la independencia y “recuperar” territorios ocupados por Croatas y Bosnios que no los respetaban. Era 1990 y muy pronto en los Balcanes se iba a desatar el infierno, la guerra fratricida mostraría nuevamente, de lo que somos capaces los humanos cuando nos deshumanizamos del todo.

El mar Adriático baña la costa de los Balcanes que es como se denomina a la península que conformaba la antigua Yugoslavia, un país al que Josif Tito quiso conservar a cualquier costo y lo logró mientras estuvo con vida, pero a su fallecimiento los lobos independentistas amparados en las sombras del nacionalismo y el racismo asomaron las fauces y clavaron sus colmillos donde más carne había.



Sobre aquellas tierras, la humanidad fue escribiendo su historia a lo largo de siglos, dejando en las raíces de su gente miles de circunstancias que los hicieron iguales y diferentes en las mismas proporciones, incluso cuando a estas personas las dividían apenas metros de distancia.

El Imperio Carolingio, Roma, Bizancio, los Árabes y así sucesivamente hasta que los Otómanos entraron en decadencia los sojuzgaron a lo largo de su historia. Las siete naciones que conformarían Yugoslavia fueron sometidas por diferentes emporios que dejaron en ellos culturas, religiones y visiones de su realidad tan heterogéneas, que muchos sentían que esas diferencias debían sellarse con sangre.

Católicos, ortodoxos y musulmanes se diferenciaban tanto los unos de los otros que eran incapaces de analizar que lo único que los difería en sí, era la forma en que amaban a su Dios, pero en realidad, esa era sólo una máscara para la segregación, era el origen étnico lo que realmente insuflaba el odio visceral que los condujo al abismo.

Albaneses, Kosovares, Búlgaros, Croatas, Serbios, Eslovenos, Musulmanes, Macedonios, Montenegrinos, Gitanos, Moldavos, Turcos y muchas más minorías, después de 1945 al finalizar la Segunda Guerra Mundial, encontraron en el liderazgo del Josip Broz Tito al padre de la Segunda Yugoslavia y único hombre capaz de contener esa olla de presión estable y sin mayores sobresaltos.

Tito era un hombre decidido, con las ideas muy claras. Le puso freno a la hegemonía soviética en la Europa del Este y se negó a ser un satélite comunista. Siendo un estado socialista, agrupó a los países no alineados y fue el contrapeso necesario en Europa durante la guerra fría. Cualquier intento de separatismo nacionalista o exacerbado racismo era controlado o cortado de raíz sin mayor problema y por ello es que Yugoslavia sobrevivió tanto tiempo y de paso, aprovechó para destacarse en el orbe por una interesante industria automovilística y de electrónica pero también por su excelencia en el campo deportivo.En basquetbol es la selección que más campeonatos ha ganado a nivel mundial, era el pavor de rusos o norteamericanos, ver jugar a Krešimir Ćosić era simplemente un deleite. En fútbol no se quedaban atrás, en 1962, Chile los vio jugando en semifinales y en 1990 en Italia, Argentina les quitó ese derecho en la ejecución de penales con un Goycochea intratable.No cabe duda que la tierra a los pies de la cordillera de los montes Balcanes es fértil tanto para los atletas como para los guerreros.A la muerte de su líder, quienes no se toleraban y creían en la pureza de la raza o la superioridad de la fe o la incapacidad de convivir con quien piensa diferente, buscaron en el discurso de la independencia de sus territorios la solución a sus problemas.Por un lado, los Serbios, que se sentían absolutamente superiores a todos los demás, no sólo decían ser dueños de la razón sino que además disimulando querer mantener la unidad de Yugoslavia, tomaron el control del Ejército Popular Yugoslavo y con él, sometieron a sus ocasionales rivales de formas inimaginables para los años 90.El primer territorio en declarar su independencia fue Eslovenia y los serbios partieron a rendir a los sublevados, pero su distancia con Serbia (están al otro extremo del mapa) y su homogeneidad étnica evitó que hayan más que escaramuzas. En realidad Milošević se preparaba para la guerra con Croacia. En esas tierras habían muchos serbios que reclamaban por sentirse y decirse sometidos por los croatas, en su mayoría católicos. Serbia proclamaba tener derecho sobre territorios mayormente ortodoxos y partieron por ellos.El flamante Ejército Croata se enfrentó a guerrillas Serbias de igual a igual, pero cuando los serbios atacaron con el Ejército Yugoslavo, era como Goliat contra David pero sin honda ni piedras. La guerra fue cruenta y muy desigual, sin embargo los croatas no se rindieron fácilmente. Lucharon con todas sus fuerzas en ciudades como Dubrovnik, Šibenik, Zadar, Karlovac, Sisak, Slavonski y Vukovar, esta última fue testigo de la peor masacre de esta parte de la guerra.Los serbios utilizaron los campos de concentración de los nazis para encarcelar prisioneros de guerra y desplazados. En las contiendas más de 100.000 croatas perdieron la vida y su capital Zagreb quedó reducida a escombros, pero ni así sometieron el espíritu de los croatas.En aquellos tiempos, Luka Modrić tenía 5 años y Mario Mandžukić apenas 6 y seguramente con semejante infierno alrededor suyo eran incapaces de ver al futuro con esperanza, pero ellos y su pueblo estaban empezando a escribir la historia que hoy en día se redacta con letras de gloria. La familia del segundo emigró a Alemania pero los Modrić, no corrieron tanta suerte, fueron desplazados por la guerra y Luka después de ver como asesinaron a su abuelo, comenzó a desplegar su talento en los campos del asentamiento de Jesenice cerca de Rugi Rat.Junto a ellos otros 23 hombres están a un paso de hacer historia con el fútbol de ese pequeño y nuevo país a pesar que la razón, la lógica y las estadísticas del más popular de los deportes indican que las posibilidades son muy pocas y que Francia tiene las mejores chances para coronar su segunda copa mundial.Los peores pasajes de la Guerra en Los Balcanes se vivieron en Bosnia-Herzegovina, sobre todo en Srebrenica, pero a los croatas les tocó pasar por experiencias horribles de la peor miseria humana llenas de tanto dolor que parecía que las cicatrices no llegarían nunca a curar.

Hoy, los hombres bajo el mando del bosnio Zlatko Dalić han demostrado en los últimos seis partidos que esa sangre de furia y resistencia, capaz de sobrellevar hasta la peor de las tragedias puede mirar al frente con optimismo y esperanza, pasar de lado las tragedias y con esfuerzo y pundonor volver a pintar alegría en el rostro de un pueblo que hacen tan solo 25 años lloraba su mayor desgracia.

Sin tener nada en contra de Francia, este domingo le deseo a Croacia el mayor de los éxitos y que los ajedrezados le demuestren al mundo, pero en especial a los soberbios de siempre, que los de nunca también saben ganar cuando así lo quieren. *Es paceño, stronguista y liberal