Tratativa «secreta» sin hablar de soberanía, ¿sirve más a Bolivia o a Chile?

Para la experta en derecho internacional Roxana Forteza, esas “negociaciones secretas” pueden servirle más a Chile para negociar territorio sin soberanía, en caso de que la Corte Internacional de Justicia dicte un fallo obligando a La Moneda dialogar con Bolivia de buena fe.Nota relacionada: Las minutas secretas del último esfuerzo entre Piñera y Evo Morales por una salida al mar

Tratativa sin hablar de soberanía, ¿sirve más a Bolivia o a Chile?

Álvaro del Pozo recomendó socializar los diferentes escenarios que se puedan dar en una negociación, para evitar una frustración en la sociedad boliviana.

Expertos afirman que las conversaciones secretas entre Bolivia y Chile para una salida al Pacífico que no contemplen soberanía, pueden ser utilizadas por La Moneda para hacer prevalecer su propuesta: conferir un acceso marítimo pero sin esa cualidad. No obstante, hay quienes consideran que una tratativa que no implique soberanía puede ser una forma de “avanzar” hacia el objetivo deseado.Para la experta en derecho internacional Roxana Forteza, esas “negociaciones secretas” pueden servirle más a Chile para negociar territorio sin soberanía, en caso de que la Corte Internacional de Justicia dicte un fallo obligando a La Moneda dialogar con Bolivia de buena fe.“No pueden servir mucho a Bolivia porque nosotros estamos negociando territorio con soberanía, mientras que Chile insiste territorio sin soberanía, eso va en contra de lo que busca Bolivia, un territorio soberano”, explicó Forteza, que agregó que así como Bolivia apela a compromisos pasados, lo harán las autoridades chilenas.El fin de semana, el matutino chileno La Tercera reveló que en 2011 los presidentes Sebastián Piñera y Evo Morales acordaron realizar un último esfuerzo por el diálogo. Es así que Bolivia designó a Walker San Miguel y Chile a Jorge Bunster, quienes se reunieron en cinco oportunidades.En los encuentros hablaron sobre el ferrocarril Arica-La Paz, el emprendimiento industrial que favorezca a las exportaciones de minerales, gas y otros. El tercer punto, “el más duro de la negociación”, fue la entrega en comodato y sin soberanía de un terreno en el borde costero al norte de Arica.Álvaro del Pozo, experto en derecho Internacional, explicó que la propuesta de Chile de otorgar en usufructo un territorio a Bolivia viene desde la presidencia de Ricardo Lagos. “Esa es la máxima oferta del Gobierno chileno que ha manifestado en negociaciones secretas o públicas: dar un territorio en usufructo con niveles de autonomía importantes, pero en ningún caso con soberanía”, indicó.Sostuvo que en el escenario de que la CIJ obligue a Chile a negociar, los bolivianos ya conocen que la máxima oferta chilena es dar territorio sin soberanía, y por tanto se debe estar preparado para otras posibles soluciones que no impliquen una salida con soberanía.“Los bolivianos tenemos que abrirnos a todas las posibilidades. Hay algunos que piensan que 100 años de usufructo es una manera de ingresar. Tomar este ofrecimiento como una especie de anticrético, dicen: ‘que una vez ingresados en el territorio es muy difícil que nos den menos’. Entonces, se puede pensar en avanzar en una soberanía”, dijo el experto.En ese sentido, Del Pozo recomendó al Gobierno socializar los diferentes escenarios que se pueden dar en una negociación y no utilizar una sola línea, acceso soberano, porque “mañana se puede convertir en una gran frustración para la sociedad boliviana, que cree que el único resultado es una salida soberana al Pacífico, pero es la más difícil de alcanzar”, expresó.El investigador Andrés Guzmán manifestó al respecto: “Chile, que ahora se niega a negociar, ahora que dice que es imposible negociar, (cuando) las reuniones secretas muestran que sí se pueden reunir a negociar. Evidentemente, el tema de soberanía no estaba en mesa pero este tema puede llegar a concretarse en el momento dado y todo dependerá de las propuestas que haga Bolivia y de la forma en que se negocie”.Punto de vistaKaren Longaric Internacionalista“La solución de este conflicto no es fácil, llevará su tiempo”La información recientemente publicada sobre las reuniones reservadas que en 2011 llevaron a cabo los representantes de Bolivia y Chile, Walker San Miguel y Jorge Bunster, causan un fuerte impacto y no es fácil sacar conclusiones inmediatas.Habrá que analizar por qué fracasó esa iniciativa y qué perspectivas tenía Bolivia de mejorar su posición en el devenir del diálogo y si Chile, más adelante, habría flexibilizado su postura.En todo caso, la solución de este conflicto no es fácil, llevará su tiempo y la solución no la dará la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, sino el diálogo concertado, sin presiones y de buena fe.Ojalá que la ruptura de esas conversaciones realizadas entre Bolivia y Chile no hubiese sido alentada por sectores políticos chilenos nacionalistas que siempre se han opuesto a dar una solución al problema marítimo; o por impaciencia del Gobierno boliviano en la necesidad de dar respuestas urgentes con motivaciones políticas a algunos sectores de la ciudadanía.Lo que queda claro de esas conversaciones oficiales es que Chile dijo que no hablaría de soberanía, que “estarían dispuestos a avanzar en distintas fórmulas, pero jamás hablar de cesión de soberanía”.También queda claro que el Gobierno de Bolivia se avino a aceptar soluciones sin soberanía. Walker San Miguel, que en esas conversaciones habría manifestado que hablaba en nombre del presidente Evo Morales y se habría “mostrado disponible a ese planteamiento y entendía que no habría espacio para una negociación con soberanía”.En mi opinión, la idea que se planteó de concretar la firma de un Tratado Bilateral de Integración y Desarrollo, que según la información trascendida, contendría entre otros temas, la construcción de puertos, un complejo industrial, el Silala, recursos hídricos, inversiones, un terreno en Arica, la administración del ferrocarril Arica-La Paz y la venta de gas a Chile, ya que el gobierno de Evo Morales estaba dispuesto a levantar un veto promovido anteriormente a través de un referéndum, personalmente creo que era una buena manera de empezar acuerdos que seguramente se hubiesen profundizado a futuro.Hoy no estamos mejor que el año 2011, pues la demanda judicial instaurada por Bolivia ante la CIJ, por mejores resultados que tuviera para Bolivia, no nos asegura nada mejor de lo que se hubo conversado en Mendoza, en Buenos Aires, en Arica y en Calama el año 2011.Página Siete / Beatriz Layme / La Paz