El dramático relato de un ex secuestrado de las FARC que denunció que lo trataron como en un «campo de concentración»

El policía retirado Luis Herlindo Medina estuvo 12 años en cautiverio, luego de se retenido en una toma guerrillera en Mitú

Una de las pruebas de superviviencia del excomanante de la Policía Nacional, coronel Luis Herlindo Medina.
Una de las pruebas de superviviencia del excomanante de la Policía Nacional, coronel Luis Herlindo Medina.

«Como en un campo de concentración nazi». Así definió el policía retirado Luis Herlindo Medina sus sensaciones a lo largo de los 12 años que duró su cautiverio a manos de las FARC. Su pesadilla comenzó en la toma guerrillera de Mitú, Vaupés, donde murieron 16 miembros de la Fuerza Pública y 61 más fueron capturados. Entre ellos estaba él, entonces comandante de la Policía Nacional.

El 1 de noviembre de 1998, 1.500 guerrilleros rodearon el municipio en tres anillos de seguridad. A las 4:45 de la madrugada 500 de ellos entraron y abrieron fuego contra los 120 policías que defendían el pueblo, a punta de fusiles, ametralladoras, granadas, morteros y cilindros de gas cargados de explosivos.



Tras resistir unas 10 horas de combate y quedar arrinconados, ya con 16 bajas, el entonces coronel Mendieta tuvo que rendirse junto a 60 hombres. Comenzaron a vivir el infierno del secuestro en lo profundo de la selva del departamento. A 20 años del suceso, Mendieta recuerda el horror de su cautiverio.

«Las FARC, seguramente sus cabecillas y dirigentes, estudiaron muy bien qué pasó en los campos de concentración en Alemania y lo replicaron en la selva. Allí hicieron esas jaulas con las mismas características, las mismas tablas, los mismos alambrados, las mismas mallas y las mismas literas», expresó el coronel retirado a la agencia Efe.

 

El coronel fue rescatado por el Ejército  el 13 de junio de 2010, bajo el mandato del ex presidente Álvaro Uribe Vélez.

El coronel fue rescatado por el Ejército  el 13 de junio de 2010, bajo el mandato del ex presidente Álvaro Uribe Vélez.

Cerca de los lugares de detención había garitas donde los guerrilleros se turnaban para vigilar a los secuestrados, como en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial. Para esa época las pruebas de supervivencia dejaban ver a las personas atadas con cadenas en los cuellos, pies y manos. A veces les cedían un eslabón para que no les apretara.

«Toda la mitad del cuerpo se paralizaba, sentir el hormigueo en el cerebro, en la cara es una sensación extremadamente dramática porque uno pensaba que iba a terminar la existencia», contó a Efe. Las cadenas a veces no les dejaban respirar, ni comer, y dormir era difícil. El movimiento era poco, así que el cuerpo de entumía.

A ese suplicio se le suma la de las enfermedades que debían pasar si un solo medicamento. Por ellas murieron varios secuestrados, Mendieta recuerda al capitán Julián Guevara. Lo que los mantenía con esperanza eran los mensajes que sus familias enviaban a través de programas especiales de emisoras.

Este fue el relato que el policía Medina hizo ante la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) como parte del primer caso de secuestro por el que debe responder la cúpula de las FARC.

Fuente: infobae.com