La homosexualidad no es un crimen

Verónica Ormachea  

La homosexualidad y el adulterio no son crímenes que deban ser condenados con la pena de muerte. El Sultán de Brunei, sin embargo, considera que sí.

Hassanal Bolkiah ha retrocedido a la Edad Media. Dicho monarca absolutista, ortodoxo, arcaico, retrógrado y extremista ha impuesto un Código Penal draconiano que condena con la pena de muerte a los que practiquen relaciones homosexuales, adulterio, violación, difamación del profeta Mahoma y la apostasía.Asimismo aplicará la flagelación pública por cometer aborto. Y quienes roben les serán amputados un pie o una mano. También penalizará las prácticas sexuales entre mujeres con 40 latigazos y hasta 10 años de cárcel. El Sultán ha impuesto un nuevo Código Penal basado en la ley Sharia -que proviene del Corán-  en su expresión más extrema a su pequeña monarquía de 430.000 habitantes ubicada en el sudeste asiático.La lapidación hasta la muerte a los homosexuales, o cortarles parte de una de las extremidades a los ladrones, o latiguear a las mujeres son una flagrante violación a los derechos humanos, una clara discriminación y significa vivir en el terror.Las relaciones homosexuales eran ilegales en el pequeño sultanato y conllevaba hasta 10 años de cárcel pero no la pena de muerte. Dicha medida ha provocado que los homosexuales huyan de Brunei.Dicho código penal es un despropósito cuando los tiempos actuales van hacia la modernidad. No es civilizado morir lapidado por su orientación sexual. Nacimos libres y vivimos en un mundo libre. El derecho internacional prohíbe la tortura así como penas degradantes y está en contra las obligaciones asumidas por el Sultán en el tema de derechos humanos.La mayoría del mundo musulmán cree que la Sharia ha sido revelada por Alá y no la consideran como leyes escritas por el hombre. Ésta, sin embargo, presenta una incongruencia. Castiga el adulterio, pero aprueba la poligamia en el sexo masculino lo cual viola la igualdad entre hombres y mujeres según la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La mujer islámica no puede tener más que un esposo. La mayoría de las mujeres musulmanas viven tapadas con velo y muchas van vestidas con el burka. Una situación ininteligible en la actualidad para el mundo occidental. Dicho pequeño sultanato está regido con puño de hierro desde 1967 por el sultán Hassanal Bolkiah que es uno de los hombres más ricos del planeta por los ingresos del petróleo y gas.El sultán vive una doble moral. Mientras en su país ejerce con puño de hierro, cuando viaja a occidente –lo cual es muy seguido- se viste como tal y practica nuestras costumbres. Sin embargo no ha asumido el pensamiento democrático ni la libertad de los derechos fundamentales del hombre.Cuesta creer que en muchos países la homosexualidad siga siendo un crimen.Según información del colectivo LGBT, Arabia Saudita, Irán, Yemen, Mauritania, Sudán y lugares de Somalia y Nigeria también contempla la pena de muerte al que cometa relaciones homosexuales. Según los musulmanes es una ofensa a Alá y un acto contra la naturaleza. El mundo actual es más tolerante y marcha hacia la modernidad. Según la LGBT el matrimonio homosexual es legal en 26 países. El libre albedrío debe ser aplicado ya que la gente tiene el derecho de tomar sus propias decisiones sobre su vida en tanto no perjudiquen a los demás.El Sultán debe abolir dichas medidas extremas. Caso contrario, otros países musulmanes podrían emularlo.