Elecciones truchas

Jimmy Ortiz

Las próximas “elecciones” en Bolivia son una verdadera pantomima cocalera. Un Gobierno con alma dictatorial no puede hacer elecciones democráticas. Su pretensión es engatusar a la opinión pública mundial, mostrando un inexistente país democrático, que es pura ficción. Para comenzar, “el caballo del corregidor” es un candidato trucho, vetado por el pueblo el 21-F, evento que él mismo llamó sin que nadie se lo pida.

Este referéndum permanece válido, nada hay por encima de la voluntad popular. Otra característica es, que serán administradas por un Tribunal Supremo Electoral (TSE) sin ninguna credibilidad, por su clarísima subordinación al Gobierno. Es la versión masista de la tristemente célebre “Banda de los Cuatro”, que fue sustituirla por una corte de notables.

La gran desigualdad económica y logística, que tiene los candidatos, es otra de sus “virtudes”. Mientras Morales tiene ilegalmente, todo el aparato estatal a su servicio, los otros candidatos están librados a su suerte. Es realmente una barbaridad constitucional, que el presidente no renuncie a su cargo 90 días antes, como sucede con gobernadores y alcaldes.



Esta Constitución está hecha para dar viento de cola al jefazo, por eso fue rechazada en Santa Cruz, con más del 60%. Y para acabarla de amolar, estas “elecciones” se realizarán con la mayor cantidad de exiliados en la historia, más aún que en la época del Plan Cóndor. Varios de estos ciudadanos son presidenciables, que no tendrán oportunidad de ofrecer su candidatura al pueblo boliviano.

¿Es razonable participar de “elección” con estas características? Además de la resistencia en las calles, la oposición tiene que recurrir a la comunidad internacional; especialmente al Grupo de Lima, para conseguir una mediación en busca de elecciones limpias, dado que internamente ya no hay nada que hacer, del punto de vista legal.

Este grupo fue creado para buscar una salida pacífica a la crisis en Venezuela, y Bolivia es una Venezuela en potencia. Hay que pedir: 1) Respeto al voto popular del 21-F. 2) La conformación del nuevo TSE de notables. 3) Un Padrón Electoral confiable. 4) Una supervisión efectiva del proceso electoral. 5) Una amnistía general. Solo en estas condiciones tendríamos una elección decente, lo contrario es ir al matadero.

Fuente: El Deber