Imagen referencialLa muerte de Abigail (18) a manos de su expareja, un adolescente de 16 años, conmocionó a la sociedad boliviana por la forma en que este terminó con la vida de la joven. Según la investigación, ambos llevaban una relación violenta. Los especialistas identificaron al menos ocho formas de reconocer una relación tóxica y así prevenir que ocurran más casos similares.Para el psicólogo clínico forense, Tommy Salgueiro, existen al menos cinco formas en de identificar una relación tóxica. Una de ellas es cuando se nota que la pareja amenaza de cierta forma, aunque no necesariamente de forma violenta.»Esto tiene que ver con las amenazas que se le hacen de niño a la persona que ahora es agresiva. Se le dice cosas como: ‘Si te portas mal, ese señor con barba te va a llevar’, esto genera sensaciones y temor, lo que puede generar un trastorno de paranoia», dijo.Otro de que la relación no es sana, es cuando se nota que la pareja demuestra rasgos de dependencia, es decir que muestra que no puede vivir sin la persona amada y que siente que la aprobación de sí mismo depende de la novia o el novio.»Muchas mujeres siguen con la misma persona que las maltrata, que las pega, porque se considera que no van a encontrar a nadie que pueda quererlas», afirmó.Asimismo, los novios o novias que manipulan a su pareja para que deje de salir con amigos, que revisan los teléfonos o redes sociales de sus parejas para verificar que no las engañen, demuestran también signos de violencia y que la relación va por un mal camino.El psicólogo, Diego Ayo, señaló que una persona está en una relación tóxica cuando siente que es dañado constantemente por su pareja.»Se siente que la persona te resta, no te suma, te anula como persona. Se siente dañado todo el tiempo, pero en realidad se ha recibido el daño que uno mismo permite», indicó.Otra señal es que la pareja perdió el respeto, es decir que el novio ya pasó el límite de las agresiones verbales o físicas con su novia o viceversa.Ayo dijo también que cuando una persona siente que su pareja la o lo ama y a la vez lo hace sentir como una propiedad suya, entonces está en una relación tóxica.El caso de Abigail Abigail desapareció el viernes 7 de junio y su cuerpo fue encontrado dos días después cerca de la meseta de Achumani. Su expareja, con quien estuvo por tres semanas, la llevó hasta ese lugar y allí la mató con 23 puñaladas en el cuello y una pedrada en la cabeza que también le destruyó el rostro.Para el psicólogo clínico forense, Tommy Salgueiro, los adolescentes que llegan a actuar de esta forma sufren paranoia y celotipia, trastornos que llevan a pensar a la persona que no podrá encontrar a nadie más que lo quiera que no sea su pareja, por lo que quiere forzar a la víctima a permanecer a su lado (celotipia) y empieza a sufrir imágenes mentales que la persona amada le es infiel, lo que desata «una furia descontrolada».»Luego increpa y acusa, empieza a tener ideas y a descubrir cosas que tienen relación con una infidelidad. En este caso (Abigail) había obsesión y celos del muchacho hacia su enamorada (…) perdió el control y aumentó la irritabilidad del asesino, por lo que la mató de forma cruel», explicó el especialista.Agregó que cada forma de asesinato puede ser analizado de distinta forma. Por ejemplo, cuando el agresor ataca el cuello es porque se siente herido por algo que la víctima dijo; cuando se destruye la cabeza, es porque el asesino siente frustración porque no pudo cambiar los pensamientos de su pareja y cuando agrede en el rostro, es porque busca que nadie más vea la cara de la persona agredida.Fuente: Página Siete