Y ahora, ¿qué viene después?

Carlos Hugo Molina

¿Alguien duda que Bolivia estuvo al borde de una guerra civil? La pregunta es pertinente para enmarcar las sorpresas y asombros de lo que está ocurriendo. Propios y extraños seguimos atónitos, sorprendidos, desconcertados ante un desenlace no esperado y que ha dejado a muchos sin saber cómo reaccionar, y por ello, necesitamos reflexionar colectivamente para ver si somos actores de la misma película.

La respuesta ideológica de algunos gobiernos (amigo-enemigo) fue rápida y vemos los resultados, principalmente en Argentina y México. La discriminación del indio y la ruptura golpista se repiten como consigna.

Los medios de comunicación internacionales, acostumbrados a los análisis generales, reprodujeron las versiones oficiales del poder durante la Revolución de las Pititas y las Rotondas de los 21 días, y continuaron con los mensajes implantados que repetían descalificando la movilización social, el golpe de estado, racismo, fundamentalismo religioso.



La realidad interna continuará todavía buscando respuestas para asumir una posición responsable. Será imprescindible la información fidedigna y la transparentación de los 14 años para que ayuden a la consciencia ciudadana.

Finalmente, debemos tratar de superar el análisis desde la negación, desconociendo las consecuencias de 14 años en cambios, positivos unos y otros que precisamente generaron la huida de Evo Morales. Esa posición es riesgosa pues nos lleva como si fuera un partido de fútbol, ahora a especular para posicionar candidaturas.

Cuando hace un par de años se propuso preparar la transición democrática para el año 2020, las reacciones fueron de incredulidad. Sabiéndose que la candidatura era ilegal y que había consciencia del fraude, el régimen gobernaba como para siempre y así lo estaba imponiendo en la gente. Volvió a repetirse la palabra durante los 21 días que siguieron al 20 de octubre…

El MAS no hizo caso, no creyeron que se irían, por el contrario. Hoy que ya vivimos esta primavera intempestiva y para dedicarnos plenamente a la reconstrucción democrática y sin venganza, necesitamos que se transparente la gestión de la corrupción y el dispendio que se han producido durante estos años.

El nuevo orden político ha nacido de la ruptura, de acciones inimaginables, por eso hay tantos confundidos que buscan todavía respuestas en un golpe de estado inexistente. Si estamos frente a una acción disruptiva, es posible que la selección de los candidatos siga el mismo camino. El nuevo escenario electoral con la derrota del MAS y sin la presencia de los ilegales, ha modificado el panorama de las candidaturas y los partidos. El 20 de octubre resultó una prueba muy exigente para comprobar el avance de la consciencia ciudadana.

Los nuevos liderazgos, el afianzamiento y la jubilación de otros refrescarán nuestra democracia.

¿Y qué viene después? La pregunta se repite con insistencia en todos los espacios. Luego de las urgencias, de la movilización del día a día y los plazos cortos por los que pasamos, ahora hay una Ruta Crítica acompañada por la gente, los gobiernos amigos y los organismos internacionales que plantea la elección de los vocales nacionales y departamentales, aprobación del calendario electoral, elección de candidatos, inicio de la campaña, elección… ¿2da vuelta? El Tribunal Supremo Electoral se hará cargo de recuperar la confianza y la transparencia. Cada una de estas acciones ya es parte de un camino conocido, ya hay luz al final del túnel.

¿Y quiénes serán los candidatos…? Hasta aquí, la ciudadanía ha sido muy sabia. Ahora, que los futuros candidatos también lo sean.

Fuente: correodelsur.com