El coronavirus y la campaña electoral

El pánico desatado en el mundo –por supuesto incluida Bolivia– por la aparición en China de la actual epidemia del coronavirus, ya es, según la OMS, una grave pandemia. Este sentimiento de temor se justifica  más en nuestro país, por las evidentes carencias del sistema de salud.

Habrá que recordar que durante los pasados catorce años hubo muchas promesas incumplidas, entre ellas: construir hospitales, erigir sofisticados centros de salud con instrumentos de punta y adoptar modernas políticas de prevención y tratamiento de enfermedades y epidemias. Ante este incumplimiento, el sacerdote Mateo Bautista propuso en 2015 que se eleve, de un poco más del 3 por ciento, al 10 por ciento la asignación al sector de la salud en el presupuesto nacional. Pese a que esta iniciativa concitó respaldo general, no fue atendida por el Gobierno de ese tiempo. Por el contrario, el entonces presidente Evo Morales atacó al padre Mateo por su propuesta, y dijo: “Yo no entiendo. Con mucha paciencia yo aguanté en la campaña, no tenía datos oficiales, se me presentó primero con una manito pidiendo el 5% y después el 10%. El padre Mateo responde a la derecha, a la oposición”.

La pandemia que se originó fuera de nuestro continente y que ya afecta muchos países desarrollados, está siendo aprovechada por la ahora oposición para atacar, política y electoralmente, al que se considera adversario y a sus propuestas y acciones. Se hace evidente, también, que se desea ocultar que la salud tiene deficiencias mayores precisamente por los 14 años de abandono.



 Esta destemplada reacción, la están repitiendo los que aún siguen en el empeño de retornar al poder. En efecto, el propósito de los ahora opositores o adversarios al Gobierno de transición, se manifiesta con esos mismos exabruptos y, ahora, vinculan la crisis de salud, con la campaña electoral, nuevamente usando mentiras y  falsas  acusaciones. Claro que se ignora intencionalmente que el actual Gobierno de transición, antes de esta crisis, ya había dispuesto que se eleve al 10% la participación presupuestaria para la salud.

Pero eso no es todo. Hay sectores políticos, no vinculados con ese pasado de dejadez en la administración de la salud, que ahora también se han dado a la tarea de acusar las medidas adoptadas en este difícil momento, cuando en verdad está claro que se han heredado graves errores y casos extremos de desidia.

Una de los objetivos ciudadanos que surgieron luego de las elecciones fraudulentas del pasado 20 de octubre, fue restablecer el honesto y respetuoso accionar democrático. Este propósito debe reeditarse en esta  campaña electoral, precisamente en la circunstancia difícil creada por  la pandemia del coronavirus.