Infectólogos piden un solo mando y más test para frenar al virus

La trazabilidad de los pacientes es vital. Se necesita aislar a un 90% de los contagios. El aislamiento en casa tiene sus reglas. El mal puede estar cuatro meses en la región

Bismark Pablo Ortiz Ortiz
Si las autoridades bolivianas hacen todas las cosas bien, en unos cuatro meses la amenaza del coronavirus habrá pasado. Este no será un trago que pase fácil. Al menos así lo advierte Juan Saavedra, médico infectólogo, que recuerda que la crisis estalló en Wuhan, China, a fines de diciembre de 2019 y solo ahora se considera en remisión.Saavedra y su colega Iván Rodrigo Castedo creen que la coordinación correcta entre autoridades es clave, sobre todo para no confundir a la población, algo que de momento no sucede. Castedo sugiere además realizar análisis masivos a personas sospechosas de estar contagiadas, no solo enviarlos a sus casas como sucede ahora, si no han tenido contacto con ningún viajero.Saavedra explica que en Santa Cruz de la Sierra estamos en la fase 3 del coronavirus, es decir, en el contagio local o comunitario.Esto no implica que se deba bajar la guardia con la campaña del lavado de manos, con las indicaciones de higiene al ingresar a la casa (sacarse los zapatos a la entrada, lavar la ropa de inmediato y bañarse antes de interactuar con el resto de la familia), sino que se deben reforzar las medidas de distanciamiento social. “Es necesario que se incorpore a la cultura y las personas lo hagan cada vez mejor”, agrega.Otra cosa es con los pacientes y sospechosos aislados en el hogar y los que han tenido contacto con contagiados.Saavedra sostiene que ellos deben cumplir con la cuarentena de 14 días, en un ambiente separado del resto de la familia, que su único desplazamiento debe ser entre la habitación y el baño, y que el recinto debe estar bien ventilado, ya que el virus se puede quedar suspendido en el aire por hasta cuatro horas.Para Castedo, lo que vive el país en este momento es una suma de malas decisiones y medidas tardías y contradictorias que hace que la población esté confundida, que no sepa si salir del trabajo a la una de la tarde o a las cinco, mientras los médicos tratan de que estén la mayor parte del tiempo en aislamiento social.Cree que la confusión generada por las disputas entre autoridades locales y nacionales ha creado el efecto contrario, que extraña mayor información y educación desde las cabezas, como sugerir que si una familia necesita comprar víveres, vaya una sola persona a los centros de abastecimiento. “Sigo viendo familias enteras en las colas del supermercado”, advierte.Cree que una de las claves para vencer colectivamente a esta enfermedad es no imitar a los países que la tomaron a la ligera, como Italia y España. Él resalta lo hecho por países como Corea del Sur y Singapur, que han demostrado una eficiencia mayor para luchar contra la expansión de la enfermedad, a base de análisis masivos de personas sospechosas. También destaca la determinación de Perú, que decidió rápido entrar en cuarentena total, “una decisión intrépida pero epidemiológicamente adecuada a largo plazo”.TrazabilidadCastedo añade que en estos momentos el desafío es llegar a al menos el 90% de los contactos de las personas infectadas para llevarlos a cuarentena. Si esto se consigue, los modelos matemáticos desarrollados en otros países demuestran que la enfermedad se puede controlar en cuatro meses. Esto provocaría que hubiera poca proliferación de casos locales y que no se llegue a colapsos como los de Italia y España.Por ello, mientras no se declare una cuarentena general, para Saavedra es importante que se practique la distancia social, que la población evite entrar en contacto entre sí, que no salga de su casa si no es necesario y que no se reúna de forma masiva.Castedo es partidario de la cuarentena total inmediata. “Desconozco el motivo por qué no se hace (la cuarentena nacional). No se lo está calculando bien. Se nota una descoordinación, quizá sea por el tema político, cuando deberíamos imitar a países que están logrando aplacar la curva de crecimiento de casos”, dice.



Castedo cree que el dinero invertido en el coronavirus no ha estado bien destinado. Si bien las cámaras térmicas en los aeropuertos ayudan, su diagnóstico no es definitivo. Cree que el dinero que se destinará al bono para los alumnos de primaria se lo debió invertir en traer más pruebas, para acelerar el proceso de identificación de infectados.

“A una persona sospechosa no se le hace test, sino que se le dice que se vaya a su casa. Cada persona infectada tiene la capacidad de infectar a tres más, y esas tres, a tres más cada una. El cuadro puede ser dramático”, advierte.

Para Luis Queirolo, catedrático de Medicina de la Universidad Gabriel René Moreno, debe haber una cabeza en el manejo de esta crisis para no confundir a la población.

Para Saavedra, esta cabeza debe ser la presidenta Jeanine Áñez, a través del Ministerio de Salud, que debe coordinar con los otros niveles del Estado, aunque políticamente no se gusten. Castedo añade que se necesitan buenos asesores, porque hay lugares en el mundo donde hubo una sola cabeza desde el principio, pero se hizo todo mal, como en Inglaterra. Ante la duda, recomienda seguir la sugerencia de la Organización Mundial de la Salud: realizar pruebas masivas para identificar a los contagiados.

El resto, según Saavedra, es ser riguroso: “Las autoridades tienen que asegurarnos que el paciente aislado se va con alta cuando se demuestra con dos pruebas que ya no elimina el virus. Todos tenemos que ser vigilantes, evitar el contacto físico. La empresa donde vamos a asistir nos tiene que separar o nosotros tenemos que regularnos, no juntarnos. Tenemos que ser responsables, de lo contrario, esto puede salirse de control”, advierte.

Fuente: https://eldeber.com.bo/