Bolivia, rumbo a unas elecciones debilitadas por el coronavirus

Formalmente faltan escasas nueve semanas para las elecciones generales y no hay campañas proselitistas salvo algunas sombras que se les parecen. De los ocho candidatos habilitados apenas dos aparecen regularmente en los medios, otro de vez en cuando y el resto nada. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) prácticamente también desapareció de escena. Y todo da a pensar que al grueso de la gente no le importa.

Probablemente, estas elecciones, que hasta hace 10 semanas eran consideradas como las más importantes de los últimos 15 años, se posterguen unos meses. Sin embargo, su proximidad resulta tan innegable como su marcada pérdida de protagonismo a costa de una causa mayor: la pandemia que azota al planeta.



Tampoco se tiene una idea sobre favoritos. La Covid-19 impuso tal frenazo a los candidatos que a la hora de las primeras evaluaciones no se sabe quién perdió o ganó posibilidades de mayor votación.

Sin encuestas de opinión y sin que los candidatos aticen expresamente la campaña, los analistas advierten pros y contras de los más visibles.

“Ningún frente quedará indemne porque el sistema electoral boliviano no estaba preparado para algo así”, advierte el sociólogo Mauricio Sánchez.

El estudioso afirma que hay quienes dicen que la candidatura de Jeanine Áñez, en un primer momento se benefició y cobró popularidad. “Pero luego la prolongación de la cuarentena le ha traído problemas, especialmente, por las características de la economía boliviana y la dependencia de muchas personas de su trabajo diario. Eso tiene un efecto político en contra, por coherente que sanitariamente pueda ser la cuarentena”.

Mesa y el MAS

Sánchez advierte que el MAS, bajo la candidatura de Luis Arce, mostró fuerza de principio y detenta una sólida “feligresía”, pero perdió al acentuarse la pandemia, porque sus manifestaciones tocaron la fibra de la salud.

Añade que en el juego de opciones pervive la de Comunidad Ciudadana y su candidato Carlos Mesa en el caso de que la tendencia a polarizar posturas decaiga. Algo que tampoco descarta.

“La expectativa que acarició el Gobierno de que administrar una cuarentena sería su mejor oportunidad para promocionar la candidatura que se inventaron no está funcionando”, dice por su parte el analista Roger Cortez.

Esto se debe a la complejidad que supone enfrentar un reto sanitario de las dimensiones y características del actual. Además, asegura, hacerlo desde condiciones de una precariedad económica de base se torna muy desgastante para cualquier administración. “Es peor aún para una administración que, en poco tiempo, se está comportando como émula y competidora del régimen desplazado del MAS”, dijo.

Cortez considera más difícil de valorar la fidelidad favorable al MAS que mostraban las encuestas previas a la cuarentena.

“Supuestamente no tendría cambios mayores, pero surgen dudas desde el momento en que una de las líneas argumentales del MAS es desacreditar que exista una pandemia y que, por lo tanto, hay que romper la cuarentena”, explica.

“Cuánto le va a funcionar electoralmente eso al MAS es un enigma. La fidelidad electoral pareció haber funcionado cuando había decenas y cientos de contagiados, pero ahora es más difícil”, indica.

El analista cita también la opción de bajo perfil y hasta invisibilidad eventual asumida por Mesa, pero, añade: “Eso no asegura a nadie que gane puntaje en intención de voto”.

Otros analistas, como el sociólogo Franco Gamboa, coinciden con lo señalado por Cortez y Sánchez. Así, el juego de los candidatos más visibles se ahoga en medio de la crisis global causada por el coronavirus y la consecuente cuarentena.

Un golpe que, además, cambió los temas del debate electoral y el escenario que esperará al nuevo gobierno. Hasta febrero se discutía sobre la amenaza de una crisis económica, el polémico legado del MAS y las cualidades de los contendientes. La crisis del coronavirus subrayó una agenda mucho más crítica.

Nueva agenda

“El peso del debate caía esencialmente sobre lo que había dejado el Gobierno de Evo Morales —dice Franco Gamboa—. A eso hoy se suman los graves daños que deja la Covid-19”.

Estos daños se traducen en cuatro retos centrales: un verdadero sistema de atención en salud, pues el actual es insosteniblemente desastroso; la reconstrucción económica frente a la caída de los ingresos de gas y minerales, cuyas cotizaciones tuvieron bajas brutales; la recuperación del capital humano, afectado con mayores riesgos laborales, productivos, educativos, etc., y, el cuarto reto, la reforma estatal a partir del gobierno electrónico y la ciudadanía digital, frente a las estructuras arcaicas que ha desnudado la crisis, explicó Gamboa.

Cortez añade un elemento a la agenda: “Todos suponen que tienen un lapso de 10 a 20 años para continuar ordeñando gas, minería y soya transgénica, como pilares de la economía, el mismo plazo que había señalado García Linera”.

Pero indicó que “esto se está acabando y las repuestas de autoridades y candidatos han sido fútiles o de la peor calidad intelectual. Tiene que hacerse de un modo distinto. Ya no podemos hacer un país al estilo MAS: con ciudades cada vez más repletas, consumismo desbordante, con la justificación de malls y shoping centers, incluida ‘la Casa del Pueblo’, y promoviendo obras gigantescas, destructoras de la naturaleza”.

Los analistas consultados confluyen en una conclusión sobre el desafío que espera a Bolivia: el debate de fondo consistirá en empezar un proceso de cambio de la matriz productiva, de la forma en cómo se vive en la sociedad y de cómo ésta se relaciona con el medioambiente. Por ahora, la Covid-19 abstrae a políticos y sociedad de esa reflexión.

ANÁLISIS

Próximo gobierno será muy breve

“La lección posible es que quien reciba el Gobierno lo hará en condiciones difíciles”, dijo el analista Róger Cortez.

“Ya era posible verlo hace dos años: quien quiera que reciba el Gobierno, incluso tras un triunfo electoral contundente, tendrá un escenario de duración máximo de dos años”, indicó el experto.

“Con agendas de reconstrucción que recuperan las formas actuales, erosionadas, podridas, de mantener nuestra economía, de relacionarnos entre ciudadanos y con el medioambiente, en esas condiciones, no veo un Gobierno que pueda durar más de dos años, siendo optimista”, dijo.

CRONOLOGÍA

10/11/19

Tras una ola de protestas contra el fraude electoral, Evo Morales renuncia a la Presidencia de Bolivia.

12/11/19

Jeanine Áñez jura como presidenta interina con la misión de realizar elecciones en el plazo más breve posible.

03/01/20

El Tribunal Supremo Electoral fija como fecha de elecciones al domingo 3 de mayo de 2020.

25/01/20

Jeanine Áñez se presenta como candidata a la presidencia del Estado Plurinacional por el frente Juntos.

26/03/20

Llega la pandemia de la Covid-19, el Gobierno decreta cuarentena nacional. Se postergan las elecciones.

30/04/20

La Asamblea Plurinacional lanza la ley de llamado a elecciones generales en el plazo de tres meses.

02/05/2020

El Gobierno anuncia un recurso de inconstitucionalidad contra la ley de elecciones.

¿Cuánto resistirá la “feligresía” del MAS?

“El MAS y su base de votantes funcionan como las hinchadas de fútbol o las feligresías de las iglesias”, describe Mauricio Sánchez. El fanatismo del MAS siempre va a ver a favor suyo cualquier suceso.

“‘No hubo fraude, sino golpe’; ‘Evo no se equivocó, lo asesoraron mal’; ‘si Evo habría estado, no habría cuarentena ni coronavirus’. No importa lo delirante que suene, siempre habrá, a menos de que pase mucho tiempo y se rompan estructuras clientelares. No sabemos qué pasará en este escenario. (…) Eso sí, el ciclo del MAS, si no ha terminado, está absolutamente debilitado”, aseveró.

Por su parte, el analista Róger Cortez puntualiza: “Cerca de dos terceras partes del voto fiel al MAS se componen de electores que no tienen duda respecto a lo corrupto y abusivo que fue ese régimen. Y repudian eso. Pero se inclinan por el MAS bajo el supuesto de que sería la única opción que podría manejar con mejor éxito que otras los problemas económicos y sociales. (…) A esos votantes, el temor de que la epidemia puede afectarles les plantea un dilema sobre el pragmatismo de escoger a un partido que además está en la base de la indefensión colectiva que tenemos frente a esta emergencia”.

El modelo que no se quiere plantear

“Saliendo de esta crisis necesitamos un modelo de agricultura distinto al que ejercen los grandes productores y asociados en las tierras bajas de Santa Cruz”, advirtió el analista Róger Cortez.

No sólo por la toxicidad del paquete tecnológico empleado, no sólo por productividad, ni por la pérdida de soberanía alimentaria, sino principalmente porque ese modelo es patrocinador de las quemas. No puede vivir el modelo sin quemas ni chaqueos con la invasión de reservas naturales, parques nacionales y territorios indígenas a través de incursiones que llevan a cabo, normalmente, los colonizadores muy vinculados al MAS, explicó.

“Pero chaquean para venderlas a los empresarios y éstos las ponen en el mercado para ponentes de tierras que son ponentes extranjeros: brasileños, argentinos, colombianos, paraguayos. Entonces la quema y el modelo se retroalimentan”, dijo.

Dijo que nadie está planteando, con seriedad, firmeza y claridad, que los sacrificios que hagamos para ir a una economía diferente, que haga de Bolivia el país quizá más atractivo del continente, “en materia de tener la capacidad de demostrar a nuestros vecinos y al mundo que estamos viviendo más equilibradamente con nuestro medio ambiente y que promovemos las culturas pro medioambiente que hemos heredado de nuestras culturas de raíz”.

Fuente: lostiempos.com