El diablo preocupado

EL DIABLO PREOCUPADO.

El diablo se levantó de la cama, se acomodó el peinado, se miró al espejo y se vio parecido a Eva Copa.

Luego miró el canal 666 del averno y puso cara de Jeanine lavándose las manos respecto a las elecciones.



La tele mostraba una turba de gente que amenazaban quemar a unos periodistas, otros organizaban bloqueos y marchas. Una señora gritaba que el virus era invento de la derecha.

Le pareció bien.

Al diablo nunca le gustaron los periodistas, ellos hacían quedar mal a los mentirosos, y él, era el Padre de las mentiras.

Pero le caían bien los masistas, que como buenos socialistas, eran maestros en el viejo arte del engaño.

– «Mis muchachos» -murmuró el diablo pensando en Lenin, Hitler, Stalin, Mao y otros que siempre hablaron del «Pueblo», solo para vivir a costa de él.

– «Mis muchachos zurdos, siempre dicen sí, cuando es quizás, pero terminan haciendo un no» -murmuraba el diablo cepillando sus afilados dientes.

Se peinó luego y quedó parecido a Tuto, pero con seguidores.

Miró de nuevo las noticias y se enojó.

Ya no le gustaban las maldades masistas, se pasaban de la raya y eso era algo que él no podía permitir.

– «Diablo solo hay uno y ese soy yo» -dijo con mirada maligna.

Él no admitiría nunca la competencia.

Salió de su casa, caminó dos cuadras y entró a un coliseo lleno de gente sin barbijos que gritaba:

– ¡Lucho presidente! ¡Elecciones ya!

El diablo miró a la gente enardecida, casi poseída, rayando en el delirio y se sintió realmente preocupado.

Caminó unos pasos, cuando sintió el palazo en la espalda, luego una patada, un araño, voces que gritaban…

– ¡Es el Tuto!

– ¡El Tuto!

– !Hay que quemarlo!

 

Fue lo último que oyó el diablo, antes de desaparecer envuelto en una cortina de humo negro…

EL ESCRIBIDOR


Fuente: El Escribidor