Expertos: Mejorar el empleo pasa por dejar el extractivismo

Según los analistas, los rubros extractivos son intensivos en inversiones pero no en empleo calificado, por lo que no pueden generar valor agregado en la economía.

 



Tres expertos afirman que, para superar la precariedad del empleo en el país, es necesario dejar de lado el modelo extractivista de la economía nacional, el cual requiere de fuertes inversiones, pero no es intensivo en la creación de empleo.

En el marco del panel Empleo de Calidad ¿Una década perdida?, organizado por Bolivia Debate, los analistas Alberto Bonadona, Fernanda Wanderley y Enrique Velazco, señalaron que, para modificar la mala calidad del empleo y su precariedad, deben perfilarse políticas con un enfoque económico y social, reemplazando el actual modelo de desarrollo, basado en la extracción y explotación de materias primas, por uno inclusivo, diversificado y descentralizado.

“El modelo extractivista es poco intensivo en el uso de empleo, pero muy intensivo en el uso de capital”, indicó Bonadona.

Po su parte, Wandeley agregó que, además, el empleo que generan los rubros extractivos, demandan mano de obra poco calificada, lo que impide la generación de valor agregado.

“Los rubros extractivos tampoco demandan una mano de obra calificada, bien formada, que pueda generar productos de valor agregado”, observó.

A su vez, Velazco, advirtió que el empleo precario perpetúa la pobreza y la desigualdad, debido a que la cultura laboral predominante en el país es rentista y está afincada en el extractivismo.

“El empleo es precario porque los mercados nuestros están totalmente desatendidos o avasallados por el contrabando, la productividad de nuestras empresas es bajísima y esa productividad es baja porque no hay políticas de competitividad y no hay políticas de competitividad porque lo que predomina es la cultura rentista afincada precisamente en el sector extractivo”.

Velazco añade que la narrativa del gran emprendedurismo boliviano esconde que la mayoría de los emprendedores lo son por necesidad, y recurren al autoempleo y la informalidad para generar ingresos ante la falta de alternativas de empleo de calidad.

Los expertos apuntan que, bajo la lógica de que la inversión determina el crecimiento, la agenda de los últimos años ha estado centrada en proyectos extractivos de alta inversión pero altos daños ambientales priorizados por su impacto en el Producto Interno Bruto (PIB).

“Es más importante crecer que preservar el bosque Chiquitano, o que las grandes represas se priorizan por el posible impacto en el PIB pero no por el impacto ambiental”, resume Velazco.

El experto y director de la fundación INASET agrega que, además , el crecimiento por la exportación de materias primas como la soya, el gas, el estaño o el litio bajo el modelo de extractivismo rentista es volátil, debido a lo impredecible de los precios en los mercados internacionales, como se ha visto en los últimos años, con caídas constantes de los precios del petróleo o los minerales.

La gran solución

De acuerdo con Bonadona, a raíz de la crisis económica mundial causada por la pandemia del Coronavirus, es necesario que el país ponga en marcha un “gran plan” que combine lo económico, social y ambiental para diversificar la economía nacional.

El plan, explica el experto debe priorizar las fortalezas naturales del país, como lo son los alimentos como la quirquiña o el copoazú, los cuales han sido desarrollados en el país a través de saberes locales, respetando la biodiversidad de las regiones. Otro de los ejes del plan debe ser el turismo, el cual genera valor y empleo en las comunidades, además de ser una fuente de divisas para el país.

Para poder transitar hacia ese modelo, debemos liberarnos “del fetichismo del crecimiento que no tiene nada que ver con la calidad de la economía para la sociedad”, afirma Velazco.

El enfoque debería estar en la diversificación para aumentar la productividad y la calidad del empleo. Esto redundaría de todas maneras en el crecimiento del PIB, pero sería un crecimiento orientado a la calidad y no un fin en sí mismo

 A esto es a lo que Velazco llama “economía para la gente”, que debe acompañarse de una visión social del desarrollo para salir del extractivismo rentista y generar “un crecimiento inclusivo, ya no dependiente de los precios externos”.

Bajo este nuevo enfoque se construiría el trabajo digno, explica Wanderley: un empleo que se valora socialmente, que es regulado por las leyes, que cuenta con los beneficios y que está libre de violencia. Añade Velazco que el trabajo digno tiene como base la realización personal, el ingreso, la inclusión y la equidad social.

Situación del empleo y  plan de reactivación

  • Desocupados La pandemia de covid -19 y la desaceleración económica están impactando en el empleo boliviano. Hasta abril de 2020, la población desocupada en áreas urbanas alcanzó 7,34%, la más alta desde 2016, según el Instituto Nacional de Estadísticas.
  • Pérdidas El sector industrial ha indicado que el 73% de las empresas reducirán personal hasta en un 50%. La micro, pequeña y mediana empresa (Mype) habría dejado sin trabajo a más de 500.000 personas durante la cuarentena.
  • Plan de reactivación A finales del mes pasado, el Gobierno anunció el lanzamiento de un plan de reactivación de empleo, con el objetivo de preservar 3 millones de puestos de trabajo, mediante la inyección de  cerca de 30.000 millones de bolivianos.

Fuente: paginasiete.bo