Los dolientes esperan días para enterrar a sus muertos en La Paz

El número de muertes en los domicilios en la ciudad de La Paz se incrementó y la Policía no da abasto para cubrir la demanda y emitir el certificado de defunción.

 

Luis Escobar  / La Paz



 

“Mi esposo falleció el martes y recién mañana (hoy) recogerán su cuerpo para la cremación”, contó angustiada una mujer que tuvo que esperar cuatro días para que retiren el cadáver de su ser amado de su domicilio  ante el suplicio de conseguir un certificado de defunción y fecha para un espacio en el horno crematorio. Varias personas denunciaron el elevado incremento de los costos de las funerarias.

El presidente de la Asociación de Funerarias de La Paz  Miguel Elías  dijo que todos los días es testigo del drama de las familias dolientes. “La situación es muy dolorosa, los familiares no saben dónde ir o qué hacer, así que los muertos se quedan en su casa porque no hay autoridades que vayan a embolsarlos y a darles el certificado de defunción. Estamos preocupados por esa situación”, declaró.

En los tiempos de la pandemia la situación es muy complicada para las familias dolientes porque si una persona muere en su casa, los familiares necesitan que los efectivos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) verifiquen que el difunto no tenga signos de violencia y que se trate de una muerte natural o por síntomas de la  Covid-19, afirmó el jefe de la División de Homicidios  René Tambo.

“Por el tema de la pandemia, tal vez puedan afirmar que falleció por esta enfermedad y ocultar que se trate de una muerte violenta. También volvemos a comunicarnos al Sedes, los volvemos a llamar para que emitan el certificado de defunción”, explicó Tambo.

Sin embargo, los uniformados ya no dan abasto para atender la creciente demanda. Sólo la Felcc de La Paz atiende alrededor de 25 casos diarios sin contar a las personas que fallecieron en la zona Sur o en El Alto, donde hay otras unidades regionales de esta repartición policial. “No tenemos la capacidad para atender, tenemos 10 infectados en la División de Homicidios y bajamos (nuestra capacidad a) más del 50% y se hacen los informes al Comando General de la situación. Por más que queramos atender, ya no lo podemos hacer;  es humanamente imposible porque tenemos sólo dos policías en servicio que atienden por día”, sostuvo.

Los uniformados tampoco cuentan con el apoyo de la Alcaldía y la Gobernación para obtener vehículos o materiales de bioseguridad. “La gente de alguna manera nos apoya con barbijos y guantes, pero la Alcaldía o la Gobernación, nada. Eso es muy riesgoso, por eso tenemos más de 10 infectados”, afirmó.

El director del Sedes de La Paz  Ramiro Narváez  dijo que los familiares deben llamar a la Policía y ésta, a su vez, comunica  el hecho al Sedes. “Nosotros vamos y tomamos la muestra (para saber si tenía o no Covid-19) hasta seis horas después del deceso, después ya no tiene sentido. El certificado de defunción debe emitir el forense de la Policía; pero si hay alguna dificultad nosotros también tenemos personal a disposición”, explicó.

El director nacional del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) Andrés Flores  dijo que no apoyan con la emisión de certificados de defunción por la falta de ayuda de la Gobernación y las alcaldías. “No podemos llevar, como instituto, toda esa carga. Debe ser una acción conjunta entre las instituciones que se ven involucradas en esta emergencia, pero no hacen caso. En Cochabamba tenemos una buena coordinación con la Policía, la Alcaldía y la Gobernación. Nos dan medios de transportes y equipos de bioseguridad. Entonces coadyuvamos, pero en La Paz no se ponen de acuerdo”, declaró.

Esta entidad propuso atender los lunes, martes y miércoles; la Policía, los jueves y viernes; y el Sedes, los sábados y domingos. “No se llegó a ningún acuerdo y ahora la responsabilidad es del Sedes. No queremos que la gente esté revictimizada, ver fallecer a un familiar y de paso estén buscando un certificado de defunción y hay malas personas que lo venden hasta en 2.000 a 3.000 bolivianos según denuncias verbales aunque no es muy creíble, pero deben existir esos aspectos. Para evitar ello, debemos sentarnos y contribuir todos”, dijo.

Los costos en las funerarias 

Además de la larga espera por un certificado de defunción, las familias dolientes deben lidiar con los costos de los servicios fúnebres que van desde 3.000 hasta 10.000 bolivianos, según varias familias dolientes.

“No hay ataúdes, ni cajas sencillas, menos salones velatorios disponibles hasta el lunes. Sólo uno de 8.000 bolivianos, pero no preparan el cuerpo. Sólo lo meten al cajón. Lo tienen 24 horas en el velatorio y luego llevan al difunto a tu casa hasta que haya espacio para enterrarlo”, comentó  Mirian Jemio a través de una red social.

May Córdova, otra ciudadana, afirmó que las funerarias colocan los cuerpos en una bolsa negra y sellan el cajón. “Hay que esperar días y días. Mi tía falleció el domingo y recién quizá mañana (jueves) la enterremos y no murió por Covid, pero sí por la precaria atención en su seguro”, contó. Agregó que la doctora colocó como una de la causas de la muerte como “sospecha de Covid” pese a que salió negativa la prueba. “Eso nos hizo más difícil todo, el infierno que ya es demasiado doloroso, la situación es tan crítica y dolorosa”, añadió.

El representante de las funerarias explicó que los costos varían desde 3.000 hasta 7.000 bolivianos dependiendo de la calidad del ataúd. “Hay que tomar en cuenta que para todo se necesitan medidas de bioseguridad, lentes, gorras, bolsas especiales para los cuerpos. También hay que pagar al cementerio, al registro civil”, afirmó.

Una de las funerarias de la zona de Miraflores informó que el costo varía según el ataúd. “Con uno de los cajones más sencillos, el entierro puede llegar a costar 3.500 bolivianos. Nosotros lo recogemos del hospital (…) y lo llevamos al Cementerio General. Un  familiar nos puede acompañar y al día siguiente le entregamos la urna con las cenizas o, si desea, podemos dejarlo en el cementerio con un costo adicional que se debe pagar a la Alcaldía”, explicó.

Ante la gran demanda, las funerarias pequeñas colapsaron porque tienen a disposición entre 10 y 15 ataúdes. “Empresas grandes con 300 cajones seguimos trabajando, pero exigimos a los carpinteros que nos entreguen más cajones. Gracias a Dios está llegando madera a las barracas para trabajar y ellos también trabajan 100% por hora; y están duplicando su capacidad”, afirmó el representante del sector.

En las redes sociales ofertan ataúdes sencillos por un precio de  400 bolivianos. Son fabricados con fibra de densidad media (MDF, por su traducción al castellano). Estos cajones son herméticamente sellados.

Dos funerarias de El Alto advirtieron que ya no tienen ataúdes. Una de ellas dijo que el costo por el servicio es de 10.000 bolivianos. Algunas familias dolientes denunciaron precios más elevados que llegan hasta los 14.000 bolivianos por el servicio funerario y aseguraron que es un calvario conseguir autorización para el entierro.