Luces y sombras de Jeanine Áñez: ocho meses en la silla presidencial, la mitad de ellos bajo la crisis del Covid-19

Hoy se cumplen 243 días desde que Jeanine Áñez asumió como presidenta del Estado. Desde diversos sectores evalúan los aspectos positivos y negativos de su gestión

Aida Maria Zuazo Dominguez

Lleva ocho meses al mando del país, de los cuales la mitad de ellos han transcurrido en medio de la pandemia de coronavirus. La presidenta Jeanine Áñez, quien hoy se encuentra aislada por haber dado positivo a la enfermedad, pasa bajo la lupa de los distintos sectores de la sociedad civil.

Áñez ha sido objeto de análisis constante de parte de la población. Decisiones acertadas y también criticadas, han acompañado estos 243 días que, hasta el momento, podrían cambiar de rumbo cuando se realicen las elecciones generales programadas para este 6 de septiembre.



Al ser consultados, los diversos actores mencionaron todo lo relacionado a la gestión del manejo de la crisis sanitaria.

El manejo de la crisis económica

Ibo Blazicevic, presidente de la Cámara Nacional de Industrias, observa que bajo la perspectiva de que esta pandemia ha tenido un impacto económico gigantesco con la destrucción del empleo y las economías del mundo, la máxima autoridad del Estado ha dado buenas señales al sector.

«Hemos podido salir a trabajar relativamente pronto y hemos obtenido las licencias para movilizarnos. Estamos esperando que algunos anuncios se concreten, como los fondos de garantía y los créditos para la reactivación del sector y del consumo de bienes nacionales, son buenas señales», dijo el ejecutivo.

En lo negativo, cree que la desorganización y la falta de coordinación con los gobiernos subnacionales ha llevado a mucha confusión en su sector durante estos meses.

Estabilización vs. Comunicación

«Resiliencia. Ha podido estabilizar una crisis política brutal, está estabilizando una crisis sanitaria y se está proyectando la estabilización de una crisis económica amenazante. Ver esta resiliencia nos da esperanza como sociedad. Esto se incrementa con la capacidad de formar equipo con la sociedad civil y el reemplazo implícito de un proyecto político distinto al autoritarismo que nos sigue amenazando», así evalúa la parte positiva de la gestión de Áñez, Rolando Schrupp, expresidente de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz) y Fundempresa.

Para Schrupp, lo peor de la gestión presidencial es el arraigo del Movimiento al Socialismo (MAS) en las estructuras y comportamientos estatales, sobre todo en la justicia.

«Esto genera que no tengamos confianza en nada que venga del Gobierno. Esto es incrementado por un escenario cambiante para el cual nadie pudo estar preparado. Mucho de lo que criticamos del masismo lo encontramos en otros actores de la sociedad política: el odio, el abuso de poder, la corrupción, la impunidad y el chantaje. Esto no se limita exclusivamente a la administración que ella dirige, sino la teoría del odio y el fanatismo de otros proyectos políticos que hoy apuestan a la solución por el desastre y que en su angurria por el poder no les importa sacrificarnos a todos en el proceso», sostiene.

La salud, no logra levantar

Lento, así lo ven los trabajadores de este sector, el proceder para la mejora del sistema de salud en el país.

Sergio Echazú, secretario general de la Federación de Sindicatos de Ramas Médicas de la Salud (Fesirmes) de Santa Cruz, ve como positivo que existe una apertura a este sector, aunque la lentitud en las acciones que deben tomarse ante la emergencia sanitaria, lo vuelve negativo.

«No pretendemos que este Gobierno, que en principio entró en transición, pueda solucionar los 14 años que tuvimos de abandono en el sector salud, 14 años que Santa Cruz no recibió la cantidad de ítems necesarios y pertinentes para los tres niveles», dijo Echazú.

El dirigente de salud espera que en la proyección del Programa Operativo Anual de 2021 se haya programado una inversión «verdadera» para la próxima gestión.

El antes y el después de la candidatura y el Covid-19

Para  desarrollar una evaluación de los ocho meses del gobierno interino, para el politólogo, José Orlando Peralta es necesario identificar dos momentos: antes y después del anuncio de la candidatura presidencial y la llegada del coronavirus.

Antes de la postulación y pandemia. «El aura que rodeaba a Áñez después de la caída de Evo no tenía parangón, porque personificaba un nuevo momento político en Bolivia. Sus dos tareas básicas eran claras y contundentes: neutralizar la turbulencia sociopolítica post-electoral y convocar a nuevos comicios nacionales con un nuevo Tribunal Supremo Electoral. Una agenda política que le otorgaba una hoja de ruta a la transición y tranquilidad a la sociedad», señaló Peralta.

Después del anuncio de la candidatura y llegada del Covid-19. Peralta ve que la irrupción del coronavirus trastocó las prioridades de la gestión del gobierno interino y las estrategias discursivas de los actores políticos en competencia electoral, ahora también con la Presidenta, y  estado de ánimo de la gente.

«Valga aclarar que desde el momento en que Áñez se postuló a la presidencia, gestión y campaña van de la mano. Por lo tanto, todo lo que hizo y no hizo ha sido, es y será objeto de interpelación crítica por parte  de sus adversarios por motivos obvios, y por la gente que fue afectada por cuestiones económicas o sufrió la pérdida de algún ser querido a raíz de la pandemia. Toda esa crítica se potencia  con las denuncias y escándalos de hechos de corrupción, por ejemplo: caso de los 170 respiradores», subraya.

Peralta resalta que no hay que olvidar que el débil estado del sistema de salud pública es una herencia de la gestión pública del gobierno del  MAS, «que durante más de una década priorizó los gustos de su líder y las demandas de su militancia que expresaba la mayoría electoral en desmedro de las minorías opositores que también tenían necesidades».

El politólogo ve que hoy, en 2020, si se suma a dicho problema estructural la ausente alineación de los sistemas político-social- científico-salud para luchar contra el coronavirus, que debió ser comandada por Áñez, «el escenario electoral en tiempos de pandemia es sombrío para todos».

«A pesar del alivio que otorgaron los bonos a las personas con mayores necesidades, si el Gobierno hubiera producido un discurso transparente y desarrollado una coordinación inter-institucional, más allá de los colores políticos, tuviera más viento a su favor, pero se ocupó de hacer lo contrario, como si buscara tormentas perfectas. Una paradoja total».

Peralta cree también que la inestabilidad de algunos ministerios clave tampoco son buenas señales sobre lo que pasa internamente en el gobierno interino; sin embargo, «tiene todavía un margen de tiempo para demostrar que es posible conducir mejor la nave en momentos turbulentos, mediante la autocrítica y escucha activa, dos virtudes que poquísimos gobiernos en el mundo la tienen», sostiene.

Fuente: eldeber.com.bo