Sepulturero, la salida laboral a la urgencia de excavar fosas en Bolivia

Los sepultureros regulares del Cementerio La Cuchilla (Santa Cruz) no trabajan por el temor al contagio del virus; el trabajo ha sido tomado por otras personas, que ponen hasta flores en la tumba.

EFE / Santa Cruz

 



Un empleo que no todo el mundo acepta, el de sepulturero, se ha convertido en una salida laboral para algunos en Santa Cruz, la ciudad de Bolivia más golpeada por la Covid-19, y donde urge excavar fosas para fallecidos por coronavirus.

“Todo el día cavando”, comenta  José Luis Poma, un joven que junto a sus tres compañeros encontró este trabajo en el cementerio cruceño del Sagrado Corazón de Jesús.

Los hombres  están todo el día cavando fosas en la tierra.

Antes este camposanto, conocido popularmente como La Cuchilla, sólo tenía nichos, pero ante el aumento de muertes por esta enfermedad  ahora no paran de cavar fosas en la  tierra.

“Nuestro cuerpo no daba ya para cavar”, recuerda el joven sobre jornadas agotadoras, por las que cobran el equivalente a unos 70 a 100 dólares por tumba.

Los empleados del camposanto no trabajan por el temor al contagio del virus, por lo que ahora ellos se encargan de todo, desde sacar el ataúd del carro funerario hasta colocar las flores sobre la tumba.

Ante la ausencia de los familiares,  los sepultureros ponen 

“Riesgo sí hay”, confiesa sobre la posibilidad de contraer la enfermedad, pero la cuarentena que rige en Bolivia desde hace más de tres meses dejó a muchos sin trabajo y el de sepulturero es ahora su sustento.

Usan traje de bioseguridad que desinfectan cada jornada, guantes, alcohol en gel y varias mascarillas al día para prevenir contagios, y botan cal en las fosas, que por ley deben de tener un mínimo de tres metros de profundidad para enterrar fallecidos por Covid-19.

Una foto  de  recuerdo  de un entierro.

Unos pocos familiares despiden al difunto con una oración que la que se encarga otra persona que se gana la vida rezando en funerales, mientras a sus espaldas se siguen excavando fosas, pues el tiempo apremia y los entierros no pueden esperar.

“Está llenita ya”, señala sobre una zona del cementerio repleta de fosas, e incluso algunas familias tienen que cavar ellas mismas la de su ser querido para enterrarlo.

Para la gente  desempleada,  cavar fosas para la Covid-19 es una alternativa.

La ciudad capital Santa Cruz, con algo más de millón y medio de habitantes, ha vivido escenas de familias peregrinando por cementerios hasta encontrar un lugar para sus difuntos, ante la saturación en los camposantos o por al ser rechazados debido al temor de contagios.

El departamento de Santa Cruz, con algo más de tres millones de habitantes de los cerca de 11 de toda Bolivia, acumula más de la mitad de los contagios en el país, con 21.752 de los 39.297 positivos confirmados, y el mayor número de fallecidos por coronavirus, con 573 de un total de 1.434, según datos oficiales.

Los sepultureros  del cementerio  se niegan a enterrar a los muertos por el virus.
Unos sepultureros  meten el ataúd en una de las fosas.

Fuente: Página Siete Digital