El evismo es un fascismo de izquierda

Emilio Martínez Cardona

1. A fines de los años ´60, en un contexto de radicalización del movimiento estudiantil alemán, el sociólogo y filósofo Jürgen Habermas fustigó a quienes emprendían la deriva hacia la lucha armada con el epíteto de “fascistas de izquierda”.



Contemplando el accionar de los bloqueadores desplegados por el Movimiento Al Socialismo en los últimos días, se me ocurrió pensar que el mote se aplica a cabalidad a las tropas de choque que Evo Morales teledirige desde su mansión de Buenos Aires.

Ha sido muy visible, por ejemplo, la violencia organizada, para nada espontánea, de grupos de élite vestidos de negro y encapuchados, autoidentificados como Policía Sindical. Una suerte de SA (Secciones de Asalto) que en movilizaciones anteriores solía aparecer portando brazaletes.

2. Pero el evismo también es un “fascismo de izquierda” por su personalismo caudillista, el vaciamiento institucional que practica sistemáticamente en las entidades democráticas por las que logra pasar y su creciente abandono de la discusión racional.

Con esto último vuelvo a Habermas, heterodoxo incómodo para la izquierda autoritaria, en el fondo más weberiano que marxista crítico, quien ponía en el centro de su sistema a la acción comunicativa, la ética del discurso y la defensa de la democracia deliberativa, como elementos de una esfera pública donde fuera posible “identificar y reconstruir las condiciones universales de posible comprensión mutua”.

3. Mientras el MAS real practica los controles territoriales mediante la dictadura sindical e impulsa el obstruccionismo legislativo a la transición democrática, se trata de construir un MAS aparente, negociador y distanciado de la violencia de las bases.

Este desdoblamiento estratégico incluye la comedia de un Evo Morales “pidiendo sensatez a los compañeros” que previamente azuzó al conflicto.

De nuevo don Jürgen: inteligibilidad, verdad, rectitud y veracidad son las condiciones para el diálogo. Peras que difícilmente pueden pedirse al olmo del evismo.

4. Cuando esta columna es escrita, los mediadores internacionales de la Unión Europea y de Naciones Unidas tratan de estructurar un acuerdo sobre el horizonte electoral, mientas las bases “autoconvocadas e independientes” buscan dar un salto cualitativo hacia el derrocamiento.

Por su parte, el gobierno de Añez ha evitado con inteligencia caer en la trampa de la violencia, con una paciencia digna del general romano Quinto Fabio Máximo, llamado Cunctator o “el que retrasa”, por sus tácticas de dilación del conflicto durante la segunda guerra púnica.

Veremos en las próximas jornadas si la controversia puede resolverse con las armas de la crítica o si el país será empujado irresponsablemente hacia la crítica de las armas.