La nueva normalidad y los pagos por código QR en Bolivia

Las susceptibilidades que la pandemia de Covid-19 han creado en relación a los contactos físicos reimpulsaron otra de las denominadas “billeteras digitales”: los pagos con el código QR. El sistema empezó a masificarse a fines de 2018 en grandes potencias tecnológicas como China e India y en menor medida, debido a la versatilidad de sus sistemas, en EEUU. Hacia 2019 ingresó con fuerza a Latinoamérica, especialmente a Argentina y México. A mediados de ese año también llegó a Bolivia.

Los códigos QR (sigla que viene del inglés por «Quick Response», traducida como «Respuesta Rápida») son esos cuadros colmados de puntos y líneas negras que se leen alineando la pantalla de los teléfonos celulares. Constituyen el código que reemplazó al clásico y anticuado código de barras. Su uso se ha hecho frecuente, por ejemplo, a la hora de habilitar WhatsApp en las pantallas de computadora o para recibir textos y otro tipo de mensajes de instituciones culturales, académicas, comerciales, etc.



A partir de aquel uso, a alguien se le ocurrió la idea de convertirlos en una forma más práctica de realizar transacciones comerciales, específicamente, pagos. Más práctica y más económica incluso que los pagos con tarjeta.

  • Pioneros en Bolivia

“Los pagos QR son básicamente métodos rápidos de transferencias de dinero entre cuentas —explica el empresario Julio Antonio Fortún—. Así que se puede hacer o recibir pagos con QR, que básicamente son transferencias; no hay créditos de por medio. Se debe tener los fondos para hacerlo y las cuentas bancarias tanto quien aplica el pago como la otra parte”.

Antonio Fortún es cofundador de la empresa de servicios digitales Pickapp. Este emprendimiento tiene entre sus proyecciones habilitar el uso de pagos a través del código QR. “Estos códigos minimizan las operaciones para el traspaso —explica—. Los bancos han creado dentro de sus aplicaciones de banca móvil la posibilidad de leer estos códigos. Dentro del código está contenida la información de la otra parte, como número de cuenta banco, etc. Hay QR que pueden tener el monto a pagar y QR que sólo tienen los datos básicos”.

En efecto, quienes resultaron pioneros en el país para el uso de este sistema fueron los bancos afiliados a la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban). En junio del año pasado lanzaron $imple, un innovador sistema que utiliza códigos QR para cobros y pagos rápidos entre personas con cuentas en una misma entidad financiera o en distintas. Tras ese lanzamiento, el uso de los códigos QR ha permitido transacciones tan variadas como solicitar donaciones, cobrar pasanakus y pedir pagos para cualquier tipo de negocios en internet. Los únicos requisitos son tener una cuenta de banco, estar inscrito en banca digital de esa entidad y un teléfono celular con conexión a internet.

Fue un salto destacado, pues, a través del proyecto $imple, Bolivia se constituyó en el primer país latinoamericano en adoptar el QR como sistema de pagos a interbancario. Sin embargo, el efecto amplificado hacia un boom de su aplicación al parecer se acelerará debido a las condiciones que ha impuesto la pandemia en los últimos meses y a medida que se regularicen las actividades bajo las nuevas características previstas.

De hecho aseguradoras, como BISA-Seguros, en marzo, y cadenas de farmacias como Chávez, en junio, lanzaron sus servicios QR durante los meses en los que se desató la pandemia y se impulsaron las medidas de bioseguridad.

  • Más proyectos

“Había en marcha el proyecto de facturación con código QR promovido por Impuestos Nacionales —explica el ingeniero informático Freddy Andrade—. Se llama QRquincho, aludiendo al animalito de los arenales orureños. Entiendo que tenía proyección también a que se pueda en el futuro facilitar los pagos de impuestos por ese mismo sistema. Pero hubo algunos inconvenientes en su consolidación. Es parte de los nuevos sistemas que seguramente instituciones como la Agetic (Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de la Información) irán impulsando más, dada la nueva coyuntura y el avance hacia los nuevos tipos de gobernabilidad”.

Andrade, junto a otros técnicos, trabaja actualmente en un proyecto privado que incluye el uso del código QR surgido como emergencia de las consecuencias de la pandemia. Destaca que en el país el 95 por ciento de las personas que tienen conexión a internet operan teléfonos móviles y una mayoría de ellas realiza actividades comerciales. Añade que los pagos QR resultan mucho más económicos que los que se realizan por tarjeta. “Ello facilitaría el ingreso de miles de pequeños negocios que no aceptan las tarjetas a transacciones digitales —puntualiza—. Entonces, sin duda, hay un gran potencial en Bolivia para el uso de este sistema”.

La perspectiva parece alentar nuevos pasos a la creciente despedida del dinero físico que experimenta el planeta. Según datos de fines de 2019, en Argentina las transacciones con código QR ya involucraban a un millón de personas. Mientras que en China se habían registrado en contantes y sonantes intercambios en efectivo por un total de 5 mil millones de dólares ya a fines de 2018. En el coloso asiático se han habilitado inclusive complejos exclusivos de ventas donde todo funciona en base al código de las dos letras, desde la apertura de las puertas hasta el pago.

Fuente: lostiempos.com