Morales, un depredador sexual impune

Por: Mariana Guerrero,  criminóloga y criminalista mexicana

El narcisismo grupal es quizá el fenómeno más común en la historia de la humanidad. Existe para bien, y lo hay en los líderes perversos que regularmente habitan entre políticos ansiosos de ser el centro de atención, adulados por las masas, sin importar lo que tengan decir para ser él quienes administren las dosis adecuadas de superioridad sobre otros grupos. El costo para el grupo será satisfacer las demandas del líder; no importa si se trata de entregar a un ser querido para los fines que su victimario desee; tampoco importará si la ofrenda razona y rechaza, habrá ocasiones en que este cordero quedará convencido de que cumple una misión suprema y se entregará, sin dudarlo, para pacificar la sed de quien lo demanda.



Para muestra, un dictador

Varios países de América han tenido una dictadura, independientemente del lugar y de que muchos guarden perversiones en su interior, habrá quien domine sus impulsos y otros más que, creyéndose omnipotentes, den rienda suelta a sus más básicos deseos. Un caso del dominio popular fue sin duda Rafael  “el Chivo” Leónidas Trujillo, de República Dominicana; el personaje principal de la maravillosa y espeluznante novela de Mario Vargas Llosa en la cual revela algunos detalles de la vida y aficiones de Trujillo. Una de sus mayores debilidades eran las niñas y mujeres vírgenes. Le gustaba ser el primero en ellas para inmortalizar su imagen. Así, sus víctimas recordarían por siempre quién les había arrebatado la virginidad y a su vez la inocencia. Las formas variaban, pero el resultado siempre sería un trauma.

La historia señala que sus más allegados proveían los insumos para satisfacerlo. Todo dependía, al igual que con Stalin, del humor en que se encontrara al levantarse y a quién elegiría para hacer de él cuanto le satisficiera.

Referencias científicas

Al respecto del narcisismo grupal, un referente obligado es Erich Fromm quien señala:

“El narcisismo grupal tiene funciones importantes. En primer lugar, fomenta la solidaridad y cohesión del grupo y hace más fáciles las manipulaciones al apelar a los prejuicios narcisistas. En segundo lugar, es un elemento en extremo importante porque da satisfacción a los miembros del grupo, y en particular a quienes no tienen muchas razones de sentirse orgullosos ni valiosos. Aunque uno sea el último miembro de un grupo, el más lamentable, pobre y desdeñado, halla una compensación a su triste condición. Por consiguiente, el grado de narcisismo grupal está en proporción de la falta de satisfacciones verdaderas en la vida. Las clases sociales que más gozan de la vida son menos fanáticas (el fanatismo es una cualidad característica del narcisismo de grupo). Al mismo tiempo, cuesta poco fomentar el narcisismo de grupo para el presupuesto social, en realidad puede decirse que prácticamente nada, si se compara con lo que cuesta elevar el nivel de vida. La sociedad sólo tiene que pagar a los ideólogos que formulan las consignas engendradoras de narcisismo social”.

El caso Evo

Lo anterior no es notable ni visible para quienes están fanatizados por dichos y doctrinas de sus líderes. Para entender lo que ocurre actualmente con los líderes como Evo Morales y las serias acusaciones en su contra, se debe comprender que han creado un sistema de defensa social propia, el cual manejan a su antojo e irán a donde sea por una razón simple. “La imagen narcisista del grupo propio se eleva a su punto más alto y la devaluación del grupo contrario baja hasta el fondo. El grupo propio se convierte en defensor de la dignidad humana, la decencia, la moralidad y el derecho. Al otro grupo se le atribuyen cualidades diabólicas; es traidor, despiadado, cruel y fundamentalmente inhumano. La violación de uno de los símbolos del narcisismo de grupo —como la bandera, o la persona del emperador, el presidente o un embajador— provoca una reacción de furia y agresión tan intensas que incluso la gente está dispuesta a seguir a sus dirigentes en una política guerrera” e irán a donde sea necesario.

Las recientes acusaciones sobre Morales revelan uno de los aspectos más crudos de una tiranía: Existen denuncias que, evidentemente, no prosperarían mientras estuvo en el poder. El grupo narcisista que creó para sus fines lo solapa y justifica, ese es el pago al que se refiere Fromm, el precio a pagar serán los caprichos del líder, por más deleznables que sean, él mismo se encargará de integrar a su psique qué es necesario.

En entrevista, señalé que pareciera imposible que las mujeres, el género responsable de albergar la vida en su vientre, pudieran justificar los hechos, que fueran capaces de sacrificar la inocencia de sus hijas, pero sucede, es lamentable y reprobable. No podemos victimizarlas siempre. El ser humano es capaz de discernir y saber que se actúa mal, pero en el caso de los adeptos de Morales, podemos afirmar que la colonización psíquica ha invadido todas las esferas, el Ello, el Yo y el Super yo de las masas le pertenecen absolutamente a él, al que se llamó profeta (así lo afirma en el video de este enlace https://www.youtube.com/watch?v=YwhxnPZlXA0 ) de su propio futuro y, por supuesto, el profeta de sus millones de seguidores, para instalarse en la cima en un país profundamente religioso.

No es nueva esta situación, líderes de sectas han hecho justamente lo mismo. Los hombres como Evo son los actores del culto y para usar el dinero de un país de forma descarada acusan la necesidad de elevar la autoestima del «pueblo» para construir un museo en su honor. Las necesidades sexuales del ser humano vienen implícitas en nuestra naturaleza, Morales, como lo señalé en su perfil, no busca una relación estable porque no admite responsabilidades, (gobernar como lo hizo no es trabajar ni es responsabilidad) para él, colmar sus placeres carnales es parte de su primitivismo, asestar daño a la honra y futuro de una menor es una muestra clara de su odio por la vida; es, el enojo que ha logrado dominar. pero que está ahí en forma de pulsión y emerge en el ejercicio de su sexualidad. Lo anterior se constata con las teorías freudianas, Freud sostiene la existencia de una tendencia destructiva que es primaria, innata y cuyo primer destinatario u objeto es el propio sujeto, el cual, para poder escapar, por lo menos temporalmente, de la amenaza interna de ser aniquilado, se ve en la necesidad de atentar contra el mundo exterior, como si tuviéramos que destruir otras cosas y a otros seres para no destruirnos a nosotros mismos. Morales al rodearse de mujeres manifiesta su constante necesidad de hacerse notar como un macho dominante, la realidad es que son muy posibles las afecciones sexuales, como disfunción eréctil o un miembro pequeño generando de cierta manera un trauma social en un ambiente de competencia. Mantener cerca al sexo opuesto denotaría hombría y virilidad en medio de una sociedad en la que todos compiten. La competencia sigue siendo parte de la naturaleza humana. Lo que es completamente opuesto, es que sean niñas las presas que busca, no es ni moral, ni legal ni socialmente aceptado, sin embargo, debemos considerar que como cualquier delincuente sexual buscará víctimas que no le representen esfuerzo ni preocupación futura (como una denuncia o un embarazo). La responsabilidad del delito, también implica a las jovencitas que ya tienen entendimiento aun cuando son seducidas, más por poder, que por el individuo que lo detenta. En este aspecto, sobre el comportamiento del delincuente sexual, Hilda Marchiori, otra referencia de las conductas delictivas, señala que en su conducta habitual pueden considerarse adaptados y que la dinámica de esta conducta está ligada a una exaltación erótica o a condiciones ambientales particulares, y ser un jefe de Estado es, sin duda, un ambiente particular y libre de castigo. La misma Marchiori, al hacer referencia al número de denuncias de mujeres violentadas o abusadas, argumenta, se debe en parte a que el seductor ha abandonado a su víctima. En el caso de Morales, un buen número de amantes menores de edad que sueñan con lo que ahora tienen, actúan como complementarias, algo distinto a la pareja, la complementaria es una extensión del predador, quien saqueará la existencia de su objeto de uso temporal.

Es evidente que estas jovencitas obtienen algo al acceder a los deseos bajos de Morales: reconocimiento, popularidad, dinero. Lo que nos conllevaría a pensarlo como una especie de prostitución. Muchas personas se preguntarán porqué incurren en este tipo de comportamiento y es que se debe, principalmente, a una tendencia de autodestrucción presente en todas las pautas psicológicas de quienes cumplen este tipo de rol social, al que dicho sea de paso no siempre se les obliga. La mayoría de las prostitutas son hijas ilegítimas o han tenido una mala relación con su padre. Esta autodegradación es la reacción de la joven al ser privada del amor de un padre. En esta última parte, me refiero a las mujeres que él ha seducido ya siendo mayores, no incluyo a las niñas de 10 y once años que han sido víctimas completamente inocentes de acuerdo a la clasificación de Benjamin Mendelsohn.

El papel de “protector” que simula Morales no lo exime de la responsabilidad de la realizar el acto sexual con una menor de edad, aún cuando estas no lo sientan así por la influencia que él ejerza sobre ellas.

Evo como depredador sexual tiene en su haber tres tipos de víctimas. La niñas, completamente inocentes; las jovencitas que salen de la adolescencia y que buscan explorar un mundo desconocido y favorecedor, y las mujeres con las que ha procreado hijos y ha abandonado. Todo parece indicar que la decisión de irse se ha dado justo durante la etapa de gestación. En el enlace de líneas arriba, su hermana señala que él siempre les dijo que está casado con Bolivia, claro, Bolivia no es un ente humano sino una figura subjetiva que también ha usado para obtener lo que quiere.