En el corazón de China, su ciudad fue la primera del planeta en estar en cuarentena. Pero seis meses después, los habitantes de Wuhan disfrutan el regreso a una vida normal, a tal punto que muchos de ellos no dudan en dejar la mascarilla.
Mientras que la mascarilla es obligatoria en Berlín y en París, en Wuhan el objeto símbolo de la pandemia, así como los trajes completos y los anteojos de seguridad dejan su lugar a las sombrillas y los anteojos de sol. Estos últimos días las temperaturas alcanzaron los 34 grados.
Muchos wuhaneses aseguran ahora querer disfrutar del día a día. “Ahora, disfruto de cada día como si fuera el último”, declara una habitante llamada Hu Fenglian. “No tengo ganas de preocuparme mucho”.