Rehenes: “Nos mostraron las cuerdas donde nos ahorcarían”

Ocho personas fueron retenidas por algo más de ocho horas por gente del MAS. Los torturaron y amenazaron con quemarlos rociándoles combustible.

Página Siete / Sergio Mendoza  / La Paz

 



 

El 8 de agosto, ocho personas fueron tomadas como rehenes por poco más de ocho horas en Tiquipaya, una población sobre la carretera entre Santa Cruz y Samaipata. Los secuestradores eran de un grupo de bloqueadores del Movimiento Al Socialismo (MAS). 

Página Siete conversó con tres personas que fueron víctimas del cautiverio, de torturas, humillaciones y el temor de perder la vida, al observar las cuerdas con las que (según les amenazaron) los colgarían; y al sentir el penetrante olor del combustible con el que los quemarían.

“Yo tenía hematomas en la cabeza y me sentía mareado todo el tiempo. Uno dijo: ‘A él hay que llevarlo en una ambulancia’. Vino otro de los que estaban allí y lo botaron. No les importaba.  Ya hasta nos mostraron galones de diésel y las pitas con las que nos iban a colgar y todo”, contó Yarlyn Rivero, de 32 años.

Él fue uno de los rehenes del pasado sábado. “Esa gente destilaba odio. No sé la falta de educación, de información, la ignorancia que tenían ellos…, como adoctrinados”.

Alrededor de 30 y 40 personas partieron de la ciudad de Santa Cruz rumbo a Samaipata a bordo de un camión. Su intención era -según manifiestan- llevar medicamentos contra la Covid-19; aunque ya para entonces se sabía que había conflictos en la carretera y que Samaipata había sido atacada por masistas.

En inmediaciones de Tiquipaya, cuando se encontraban  avanzando a pie después de bajar de su transporte, creyeron que el bloqueo había sido levantado porque vieron otro camión venir en la dirección contraria. No sospechaban que era una emboscada, pues detrás del robusto motorizado se materializó una turba de unas 60 personas con palos y piedras que comenzaron a ser lanzadas.

Sorprendidos y asustados, los que pudieron escaparon. “Yo  corrí y me colgué de  un camión que pasó en sentido contrario. Más bien pude escapar”, dijo Pablo Reyes, de 18 años, que fue testigo de la emboscada y uno de los que tuvo suerte.

Pero no a todos les fue tan bien. “Quisimos escapar pero por detrás salieron señoras con polleras lanzándonos piedras. No puedes hacer nada en ese momento. Me senté y me quedé agachado. Me rompieron los lentes, me golpearon y después de dejarme tendido en el suelto me levantaron para llevarme al lugar donde tenían a los otros”, contó Yarlin Rivero, de 32 años.

“El camión era una cortina de humo. Fue una emboscada bien planeada”, recordó Julio César Dorado de 41 años, quien fue hasta el lugar con sus dos hijos y uno de sus trabajadores, Reyes, precisamente el que pudo escapar.

En cambio sus otros dos hijos fueron torturados y amenazados de muerte. José, de 20 años, recibió una pedrada en el ojo en la emboscada y Fernando, de 22, recibió un puñetazo en la nariz. “Nos dijeron que a todos nos iban a quemar. Eran demasiados, no había cómo defenderse”.

Los ocho rehenes fueron reunidos en un mismo lugar al lado de la carretera, desde las 14:00 hasta poco después de las 23:00 del sábado. De acuerdo a los relatos de las víctimas, los llamaban extranjeros (siendo que todos ellos son bolivianos), los llamaban vendepatrias, afines a Añez, racistas, que los matarían y los colgarían. “¡De aquí no salen vivos, así como hicieron con nuestros camaradas en Senkata!”, oyeron decir a uno.

“Yo me sentía muy impotente y lastimado. Les dije que lo que quisieran hacer me lo hicieran a mí, y no a mis hijos. Pero ellos no entendían nada en ese momento. Sabíamos que quizás no saldríamos vivos”, dijo Dorado.

A eso de las 21:00 hubo una primera posibilidad de que los soltaran, no saben cómo ni por qué, pues a todos los rehenes les robaron sus celulares y los dejaron incomunicados.

Aproximadamente a las 23:30 dijeron que los soltarían, que una patrulla estaba esperándolos en el camino. Antes de soltarlos obligaron a algunos de ellos a andar de rodillas, sobre las piedras.

Cuando alcanzaron la camioneta de la Policía, los bloqueadores comenzaron a atacar a la misma patrulla con piedras, así que los uniformados tuvieron que huir tan sólo con parte de los rehenes. Todo era una confusión, pues al mismo tiempo que habían dicho que los dejarían ir habían atacado a la patrulla que los transportaría de regreso a la ciudad.

Al final lograron salir con vida. La Policía informó que de los ocho rehenes seis dieron positivo a Covid, aunque no se puede determinar cuándo se contagiaron.

“Siento lástima por su falta de educación. Todos están adoctrinados y hablan de patria o muerte y demás”, dijo Rivero.