Alejandra Ayala: la periodista enfrenta la crisis como delivery

En medio de la pandemia, quedó sin trabajo y tuvo que buscar otras salidas en Cochabamba. Sus hijos son el impulso para seguir adelante.

Cuando le dieron la noticia de que no le renovarían su contrato en el medio de comunicación que trabajaba, sintió que se le caía el mundo. Con dos pequeños y varios meses de salario atrasado, la situación económica se le hacía cada vez más difícil. Sin embargo, decidió enfrentar un nuevo reto y salir a las calles, ya no como periodista, esta vez como delivery.

Alejandra Ayala es comunicadora social y durante mucho tiempo se desempeñó como trabajadora de prensa en diferentes medios, hasta que llegó la pandemia del coronavirus COVID-19 y la crisis la dejó sin empleo.

Al igual que muchas personas, no tenía un horizonte claro a dónde apuntar y el tiempo para tomar decisiones era cada vez más corto. De esa forma, con un pago parcial que le hicieron en su anterior trabajo, y prestándose un poco más de dinero, se compró una moto.



El primer reto fue aprender a conducir. “Yo no tenía ni idea de cómo manejar la moto. Empecé poniendo los pies en el suelo, luego intenté cambiar de caja y así aprendí”, cuenta Alejandra. La primera vez que se animó a usarla fue para ir al cumpleaños de su abuelo. Practicó durante algunos días más viendo tutoriales y pudo dominarla.

Luego, buscó una empresa de delivery para afiliarse, se compró una caja para transportar los alimentos, un traje de bioseguridad para evitar contagios y se lanzó a las calles a principios de julio. “En el primer pedido sí me puse nerviosa porque tenía miedo, pero gracias a Dios me fue bien”.

La mayor parte de los pedidos se hace al finalizar el día, lo que para Ayala suponía un riesgo al inicio porque no estaba acostumbrada. “Era la primera vez que manejaba moto, que trabajaba como delivery y hacía entregas en la noche, todo en conjunto” asegura y relata: “Me puse un montón de chamarras porque yo quería parecer hombre para que no me pase nada”.

Poco a poco fue ganando confianza y las cosas comenzaron a mejorar. A raíz de la invitación de uno de sus colegas periodistas, Alejandra se fue a la empresa de delivery Élite, donde permanece ahora.

UNA MEZCLA DE EMOCIONES

Desde que inició este nuevo trabajo, vivió una mezcla de sentimientos y experiencias que mantiene presente. Algunas le causan tristeza, pero la mayoría le saca una sonrisa.

Uno de los momentos más complicados que pasó fue cuando una cajera confundió su pago y le volvió a cobrar el monto de su pedido. “Yo me quería morir porque nosotros también trabajamos con dinero prestado para pagar los pedidos”, explica.

Sin embargo, asegura que ese tipo de experiencias fueron las menores en comparación a todo lo bueno que le pasa cada vez que sale a trabajar y llega hasta el cliente. “Hay algunos que me dicen ‘sé que tu trabajo es duro’ y me dan una propina. Otra señora que me dijo una vez ‘yo también soy mamá y te entiendo’. Muchas cosas emotivas que a veces me han hecho llorar”, cuenta Alejandra, con la voz entrecortada.

CADENA DE SOLIDARIDAD

Algo que destaca la periodista es la relación que construyó con sus compañeros de trabajo, quienes la recibieron con cariño desde el primer día y la ayudaron a superar varios obstáculos y temores.

“Hay mucho compañerismo con los chicos. He visto mucha solidaridad porque hay de todo, hay abogados, cantantes y contadores que están trabajando como delivery. Cada uno tiene una historia muy fuerte. Alguna vez que no hago carreras, alguno me cede la suya”, afirma.

Al entrar al círculo laboral se dio cuenta que no es la única que está batallando para salir adelante y que, al igual que ella, sus colegas también intentan superar esta crisis.

El tiempo fue reforzando el trabajo en equipo. “Todos se están ayudando entre todos. Las experiencias que yo he visto y he vivido en la calle son un 90% positivas”, enfatiza.

SUS HIJOS, SU INSPIRACIÓN

Alejandra, de 35 años, es mamá y papá de una niña de 9 y un pequeño de 6. En ellos encontró la fortaleza y la motivación para seguir adelante. “Cuando me dijeron que no me renovarían el contrato, mi mundo se cayó porque además no nos estaban pagando, entonces no tenía dinero. Sí me dio miedo de que algo me pase en la moto, pero dije ‘lo tengo que hacer por ellos, son mi mundo y dependen de mí’”, recuerda emocionada.

Cuando tiene que salir a trabajar, a veces deja sus hijos al cuidado de su mamá y, otras, con su vecina. Sin embargo, resalta que ambos se protegen mucho.

No es la primera vez que Alejandra asume un reto de esta naturaleza y cada día está más segura de que lo logrará. “Para mí no hay la frase ‘no se puede’ porque soy mamá y papá”, sentencia.

EL PERIODISMO COMO VOCACIÓN

A pesar de estar alejada de los medios de comunicación, Alejandra tiene la firme convicción de volver en algún momento a desempeñar la profesión que le apasiona, que le ha dado tantas alegrías y en la que encontró una familia.

Ayala se adentró en esta labor, en 2007, cuando comenzó a trabajar en RTL. Luego, pasó a Televisión Universitaria. También hizo prensa escrita en Opinión y Los Tiempos. Asimismo, tuvo la posibilidad de integrar redes nacionales, como ATB, BTV y PAT, donde más tiempo permaneció.

“El periodismo es tener familia porque pasas trabajando la mayor parte del tiempo. He llorado mucho, los extraño bastante a los chicos, ellos también me mandan mensajes. Es duro estar ahí un día y luego darte cuenta de que no vas a poder hacer periodismo por un tiempo y tendrás que arreglártela de otra manera”, cuenta.

Al igual que el resto de los rubros, el trabajo de prensa también fue golpeado por la pandemia del coronavirus. Varios medios pasan momentos críticos económicamente y las fuentes laborales son cada vez más reducidas. “Creo que los periodistas en este momento son supervivientes porque la mayoría ahora está pasándola mal. He visto muchos compañeros que han sido retirados, otros están sin paga y siguen haciendo su trabajo porque es una pasión que nunca va a acabar. Por más que uno trabaje de cualquier cosa, siempre tendrá en el corazón ser periodista”, dice.

Algunas veces que está llevando un pedido y pasa algo noticioso en la calle, no puede evitar pararse y sacar alguna foto o grabar. Informar es habitual para ella.

Alejandra es una mujer activa que se dedica a varias actividades a la vez. La tenacidad y firmeza que tiene la ayudan a sobrellevar todos los retos. Su sueño es desempeñarse como periodista, hacer aquello que ama y la hace feliz. “Sí quisiera, en un futuro, cuando las cosas mejoren, volver. Es parte de mí”, asegura.

Mientras tanto, cada día toma su moto y sale a las calles. Rendirse nunca ha sido una opción para ella.

Diferentes habilidades

Otra actividad que comenzó Alejandra es la producción de helados artesanales, esta vez, en compañía de su papá, quien tiene la receta especial.

Luego de ganar un poco de dinero con su trabajo como delivery, invirtieron un monto en la compra de ingredientes y comenzaron a hacer helados de diferentes sabores. Hacen la venta a través de Facebook y hasta ahora han tenido buena acogida. Se puede hacer pedidos al 75491091. También ofrece portatables para generar recursos.

Entre las noticias positivas que recibió fue que una empresa se contactó con ella para que entregue sus productos de forma exclusiva los viernes y sábados, así que eso le permite tener un ingreso extra.