Exlíder de una iglesia es acusado de abusar de niños desde los 90

Octavio, víctima de abuso sexual, contó a OPINIÓN que dos menores de edad también fueron agredidos por Miguel A.C., hace 30 años. Se habla de al menos nueve afectados, hasta el 2018.

Octavio F.M., víctima de abuso sexual, cuenta su historia. FOTO: OPINIÓN
Octavio F.M., víctima de abuso sexual, cuenta su historia. FOTO: OPINIÓN

Fuente: Opinión
Octavio F.M. reveló un secreto que pensaba llevarse a la tumba. Miguel A.C., líder de un grupo juvenil de una iglesia cristiana en Cochabamba, abusó sexualmente de él, cuando era adolescente (a sus 14 y 15 años). La víctima, que ahora tiene 34 años, confrontó a su agresor hace poco más de un año y supo que había abusado de otros menores más.



Han transcurrido casi 20 años desde que fue víctima de violencia sexual, ese tiempo fue el que necesitó para sanar y contar su historia con la intención de ayudar a los menores de edad que presuntamente fueron agredidos por la misma persona y evitar que otros niños también sean vejados.

Octavio, en una entrevista con OPINIÓN, contó que supo que Miguel A.C. estuvo abusando de menores de edad desde principios de los años 90. En ese entonces, la congregación religiosa habría tomado conocimiento de dos víctimas.

“Personas de esa época me han dicho que Miguel A.C. fue acusado delante de la congregación de haber abusado de dos menores de edad. Sé quiénes son las víctimas y estoy casi seguro de que este hombre ha abusado sin parar (durante todos estos años). Es importante aclarar que en ese tiempo el pastor era otro y no el que actualmente dirige la iglesia”, manifestó.

Añadió que también conoció de otras tres víctimas, pero que sus padres decidieron “no hablar del tema”. Además, hay tres personas más que apuntan al mismo hombre como su agresor. Se trata de dos adultos que fueron abusados en su adolescencia y de un menor de edad que fue victimado en un campamento, en 2018.

Al menos nueve personas, con Octavio, habrían sido víctimas del ahora exlíder de un grupo de jóvenes de una iglesia cristiana y exregente de una unidad educativa vinculada a la congregación religiosa. La Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA) del municipio de Cochabamba denunció a Miguel A.C., por el delito de abuso sexual a menores de edad, y al pastor Roger H., por encubrimiento. La dependencia municipal conoció los testimonios de cuatro víctimas.

EL TÚNEL NEGRO “Hay luz después de ese túnel negro. Solo debemos ir paso a paso y buscar a Dios”, dice Octavio al referirse a todo el proceso que atravesó para curar sus heridas, tras ser víctima de abuso sexual.

Él asistía a una iglesia cristiana en Cochabamba. Entró a un grupo de jóvenes, donde Miguel A.C., era el líder y gozaba de la confianza de los menores, progenitores y miembros de la congregación. El grupo de adolescentes era sumamente unido y solían pasar tiempo juntos en ocasiones en el domicilio del líder (vivía solo), donde algunas veces se quedaron a dormir.

En una oportunidad, el adolescente se quedó a dormir solo en la casa de Miguel. El adulto aprovechó ese momento para abusarlo sexualmente. “Se aprovechó de mi inocencia, de mi calidad de menor de edad y de su posición de líder (…). Él decidió quitarme la ropa, manosearme y masturbarme. Se imaginarán lo fuerte que eso fue para mí porque no sabía qué hacer o qué decir. Tenía mucho miedo porque él era el líder, era mayor de edad y no lo comente con nadie, pero lamentablemente esa atrocidad se repitió varias veces en un rango de dos años”, contó la víctima.

Octavio sintió miedo, rabia, vergüenza, culpa y no sabía cómo reaccionar ante ese abuso. Decidió callarse “por el resto de su vida y llevarse esa historia a la tumba”. Sin embargo, todo el tiempo volvía a él el tema del abuso sexual.

A sus 30 años, durante una charla, comprendió que era inocente y que no tenía culpa de haber sido abusado. Por muchos años, se sintió “cómplice y por eso no pudo denunciar a su agresor”. “Yo odiaba y detestaba eso que me había pasado. Me sentía cómplice y no podía hacer la denuncia, pero me di cuenta que era menor de edad y mi agresor tenía más de 30 años en ese entonces, y no tuve complicidad alguna”.

LA REVELACIÓN Octavio no podía estar tranquilo pensando que su agresor podría estar abusando de otros menores de edad. Confrontó a Miguel A.C., en julio de 2019, a través de Messenger. El hombre admitió que abusó sexualmente de él y de otras personas más.

Buscó al pastor de la iglesia, Roger H., con esas pruebas y le pidió que alejara a Miguel A.C. del grupo de jóvenes (cargo que ocupó por casi 30 años) y le pidió que contacte a las otras víctimas para que “comiencen su proceso de restauración”.

Al poco tiempo, supo por amistades que su agresor fue alejado del grupo juvenil. Se sintió “en paz y dejó todo en manos del pastor”. Sin embargo, su mejor amigo, después de casi un año, le contó que Miguel A.C. también había intentado abusar de él en su adolescencia. Ambos decidieron hablar con el pastor porque el hombre, que había sido alejado del liderazgo de los jóvenes, aún podía estar abusando de niños y adolescentes desde el lugar dónde se encuentre.

Al tomar contacto, se enteraron que el alejamiento del acusado fue en “secreto” y la congregación desconocía las razones de esa decisión. Lo único que les decían a los que preguntaban era que “Miguel estaba trabajando en algunas cosas de su corazón y que por eso no estaba como líder”. Tampoco habían hecho esfuerzos para contactar y apoyar a las otras posibles víctimas.

Los miembros de la iglesia que cometen un pecado, como el embarazo a una novia, son puestos delante de la congregación para que confiesen su falta, asuman sus responsabilidades y todos elevan una oración, de acuerdo con algunas personas que asisten a esa comunidad.

En este caso, Miguel A.C., siendo que cometió un delito, no fue presentado ante la congregación.

LA CONFESIÓN POR ZOOM Miguel A.C. confesó ante la congregación hace más de tres semanas, en una reunión por Zoom donde participaron como unas 100 personas, que abusó sexualmente de un menor de edad hace 20 años. No se refirió a otras víctimas y dio a entender que esa fue la única vez que sucedió, aunque a la fecha ya aparecieron tres personas más que lo apuntan como su agresor.

El acusado dijo que estaba cambiando y que recibía apoyo del pastor, y pidió perdón ante la congregación.

Esa reunión fue convocada porque el pastor ya conocía que Octavio iba a realizar una denuncia pública que fue difundida en su cuenta de Facebook, el 14 de agosto. Una semana antes de que el video de Octavio fuera publicado, se convocó a esa reunión por Zoom.

LA MANO DE DIOS “No culpo a Dios, ni a la iglesia por lo que me pasó. Fue un criminal que paso por ahí. Estoy seguro que Dios no tenía planeado que sea abusado sexualmente, pero con su misericordia me trajo personas, palabras y frases que me ayudaron a sanar y me empujó a la luz de a poco e incluso para realizar mi denuncia pública, de lo contrario no lo hubiera hecho jamás”, manifestó Octavio.

Comentó que no sabía lo que iba a pasar, ni cómo reaccionaría la gente con ese video. “Pensé en que todo el mundo se iba a enterar de lo que me pasó, pero me animé con tal de que otras personas no pasen por lo mismo”.

Destacó el apoyo y ve que la gente está cansada de tantos abusos sexuales a niños y adolescentes que quedan impunes. Un caso como el suyo prescribe a los cuatro años de que la víctima cumple la mayoría de edad, pero la demanda de un menor de edad permitió seguir este proceso. “Ese artículo debería ser actualizado. Me tomó tanto tiempo sanar y es tarde para denunciar por la vía penal. No deberían prescribir los casos de violencia sexual”.

Octavio dijo que es importante que las personas que han sufrido abusos o violaciones inicien un proceso de sanidad. Varias personas se han contactado con él para contarle que han sido víctimas en iglesias, colegios y por familiares. “Es importante enfrentar los miedos y decir a mí también me pasó y eso no me hace menos. Se tiene la idea de que la vida de la persona abusada es un desastre, pero se puede salir adelante. Yo estoy aquí y tengo mi familia (mi esposa y mi hijo)”.

Miguel A.C. tiene una orden de aprehensión por el presunto delito de abuso sexual, pero se encuentra prófugo y está siendo buscado por las autoridades.

Denuncia

Octavio denunció públicamente a su agresor para evitar que abuse de otros menores. Dijo que la vía no debe ser las redes sociales y que la justicia debe sancionar a los autores.