¡Intervencionistas!

En América latina hubo injerencias para imponer gobiernos. Este es aún el distintivo del castrismo que no solo intervino políticamente en los asuntos internos de otros estados, sino que organizó sangrientas guerrillas para capturar el poder. Esta conducta también fue una constante del régimen del venezolano de Hugo Chávez Frías y de su sucesor. La Embajada de Venezuela en Bolivia, en 2005 hacía abierta propaganda en favor de la candidatura de Evo Morales. Todo esto avalado por los miembros del Foro de San Pablo.

Actualmente hay un nuevo estilo para seguir interviniendo, igualmente desembozado e ilegal, ideado por el Grupo de Puebla. Un seguidor de esa corriente es el actual gobierno argentino, cuyo presidente, Alberto Fernández, ha asumido el papel de protector de Evo Morales y de propagandista del partido desplazado del poder en Bolivia. Fernández, con malintencionada insistencia –compartida por otros populistas en el continente, como el mexicano Andrés Manuel López Obrador–, insiste en que el gobierno de transición de Bolivia ascendió al poder por un golpe de estado. Y no faltan los que repiten esa majadería.



El Canciller argentino, imitando a su presidente, y con un lenguaje impropio de su investidura, también fue agresivo y falaz en recientes declaraciones. Parecía, de alguna manera, que se trataba de las incongruencias de su sociopolítico, Nicolás Maduro.

Ciertamente hay otras causas para la mala actitud del gobierno argentino. El escritor Jorge Fernández Díaz, en un artículo reproducido por Correo de los viernes el 11.09.2020, dice: “… la poco digna actitud oficial argentina de afirmar lo falso, es resultado de la catástrofe económica que vive la Argentina ante la protesta ciudadana”. “Los peronistas pragmáticos prometían, off the recordser los soldados que sosegarían a la arquitecta egipcia (Cristina de Kirchner); hoy se van transformando uno a uno en sus sicarios a la carta. Y aun así no la conforman; no solo porque no confía en ellos, sino por algo mucho más evidente: la gestión destaca por una alarmante grisura. Su plan de seguridad consistió en excarcelar a dos mil delincuentes peligrosos, permitirles asaltar y matar, y que los narcos se apoderen de las villas…”. “La cosecha de errores y desgracias, una combinación letal entre pandemia y negligencia, obliga al cuarto gobierno kirchnerista a buscar todo el tiempo chivos expiatorios. Ellos son la patria y las personas de bien…”. Por todo esto, el premio Nobel, Mario Vargas Llosa,  afirmó que “el triunfo (electoral) de Alberto Fernández fue una tragedia para la Argentina»;  el país que lo tenía todo para ser admirado: progreso y firmeza de sus instituciones republicanas..

Ahora, uno de los chivos expiatorios para los Fernández argentinos en el poder, resulta el gobierno de transición de Bolivia. ¡Faltaba más…! Esto es inadmisible.