La historia de la espía nazi que logró infiltrarse en la clase política, enamoró a un presidente de México y a Cantinflas

Quería ser actriz, pero fueron sus artes en el amor las que llevaron a la alemana Hilda Krüger a colarse en las esferas más altas del poder en México. Esas habilidades le fueron útiles para enviar información privilegiada al régimen de Adolfo Hitler

 

Hilda Kruger en una película en la que actuó en México (Foto: Youtube)



El título de una de sus películas fue “Adulterio”. Casualmente, la alemana Hilda Krüger se hizo famosa en México por ser amante de un reconocido político: el ministro del Interior, Miguel Alemán Valdés, quien llegaría a ser Presidente.

Nunca logró éxito en la pantalla grande, pero su vida es como una película: de aspirante a actriz en su natal Alemania, pasó a ser amante del ministro de Propaganda de Adolfo Hitler, Joseph Goebbels​​, después fue a estudiar inglés a Reino Unidos, tuvo una incipiente carrera en Hollywood donde fue amante de un magnate petrolero y novia del heredero de una importante empresa cervecera de ahí llegó a México donde también intentó dedicarse al mundo del cine y se involucró con dos importantes hombres del gobierno federal.

Más allá de sus intentos fallecidos en el cine y sus aventuras amorosas, esta mujer jugó un papel muy importante en la fuga de información secreta y estratégica del gobierno mexicano y el de Estados Unidos relacionada con los suministros de hidrocarburos a los países del Eje (Alemania, Italia, Japón) durante la II Guerra Mundial y la venta de materias primas y armas a EEUU.

«Es pieza fundamental del engranaje que mueve el espionaje y las actividades de los nazis en México. Nos hace darnos cuenta que el papel de México durante guerra no fue menor a pesar de la supuesta neutralidad que teníamos: el combustible que desde aquí se enviaba a Alemania era el que le permitía volar a la flota aérea de Hitler; también se exportaba mercurio que le daba a los alemanes las posibilidades de hacer armamento«, dijo a Infobae, Juan Alberto Cedillo, autor del libro Hilda Krüger. Vida y obra de una espía nazi en México.

Al menos así lo revelan documentos del gobierno estadounidense desclasificados en 1985, donde se señala que en la primera década de los 40 México era un nido de espías.

Carrera poco prometedora

La cara que conquistó a políticos y empresarios (Foto: archivo)

La cara que conquistó a políticos y empresarios (Foto: archivo)

 

Katerina Matilda Krüger, nació en Berlín, Alemania en 1912. Desde muy niña demostró cualidades histriónicas y por ello su familia la apoyó siempre para que siguiera una carrera en el teatro.

Ya mayor se involucró en el cine, que en la década de los 30 estaba muy ligado al Tercer Reich con el que empezó a simpatizar y por el cual no le importó abandonar a su marido, de origen judío.

En ese ambiente conoció a Goebbels, quien la ayudó a multiplicar su participación en el cine, gracias a la relación amorosa que habían iniciado. El romance fue descubierto por su esposa, quien como condición para no desatar un escándalo lo obligó a que sacara a la actriz de Alemania.

Hilda embarcó a Reino Unido donde vivió algunos meses, antes del estallido de la guerra.

El único documento que existe de Hilda en el Archivo de la Nación (Foto: Cortesía Juan Alberto Cedillo)

El único documento que existe de Hilda en el Archivo de la Nación (Foto: Cortesía Juan Alberto Cedillo)

 

Después de haber estudiado inglés, Goebbels la envió a San Francisco, en Estados Unidos, donde el cónsul alemán tenia instrucciones de recibirla y presentarla en los más altos círculo sociales.

Trató de iniciar carrera en Hollywood, pero «sus problemas fuero su pobre inglés y que rechaza participar en películas en contra del nazismo», afirmó Cedillo.

Pero en otra área sí tuvo éxito: se hizo amante del magnate petrolero Jean Paul Getty, quien vendía petróleo a Alemania. También mantenía un romance con Gert Von Gontard, el heredero de la cervecera Budweiser, quien según Cedillo, alguna vez quiso casarse con ella.

En 1941, recibió de Goebbels la instrucción de mudarse a México, a donde llegó en auto a través del estado de Tamaulipas.

Hilda en México

Una vez en la capital mexicana, tal como había pasado en EEUU, la diplomacia alemana introduce a Kruger en los más altos círculos políticos, donde conoció a Ramón Beteta, entonces subsecretario de Finanzas y un hombre clave en el manejo del dinero en el país.

A inicios de los años 40, con el cambio de gobierno, México había dejado de vender petróleo a Alemania, que no era productor, y que en medio de la guerra necesitaba el hidrocarburo más que nunca.

«El gobierno alemán quería que el petróleo siguieran fluyendo, era fundamental y necesitaba abrir el círculo de nuevo, entonces decidieron utilizar a Hilda como una Mata Hari que se metiera a la cama de quien fuera necesario para que obtuviera secretos», señaló Cedillo.

Krüger conoció también al entonces ministro de Interior, Miguel Alemán Velasco, quien la convirtió en su amante y en términos de información era una fuente más jugosa que Beteta, a pesar de que durante mucho tiempo mantuvo una relación con los dos.

«Ella era muy agradable, muy dulce, se sabía todos los corridos mexicanos habidos y por haber de la Revolución… Yo había visto ahí (en su departamento) a Beteta y Alemán cenar, pero no me consta que hayan tenido relaciones o no, guardaban todas las apariencias de unos invitados. Sí me decía muchas veces ‘va a venir el coche de Beteta por mi'», comentó en el documental «La Red Nazi en México», Ida Rodríguez, una de sus amigas en Ciudad de México.

Los dos hombres eran una fuente jugosa de información para la mujer, quien mandaba a Alemania todos los datos que recolectaba, principalmente la relacionada con los suministros de materias primas a Estados Unidos.

En sus tiempos de actriz en su natal Alemania (Imagen: archivo)

En sus tiempos de actriz en su natal Alemania (Imagen: archivo)

 

«Lo que ella obtuvo fue fundamental para el gobierno alemán. El ser amante del ministro del Interior le permitió trabajar bajo el amparo del gobierno mexicano y obtuvo documentos sobre los movimientos navales y militares que hacía el gobierno en la frontera, y a través de México obtuvo información de estrategias militares de Estados Unidos«, dijo Cedillo.

Informes de inteligencia del gobierno estadounidense consultados por Cedillo ubican a Miguel Alemán llegando casi todos los días a la casa de Krüger a las 23:00 horas y saliendo a las 4:00 del día siguiente.

En marzo de 1942, el gobierno de Estados Unidos ordenó la detención de Hilda y otros espías alemanes en México, incluso Roosevelt presionó al entonces presidente Manuel Ávila Camacho para que alejara a su ministro del Interior de los intereses teutones y en caso de no hacerlo, amenazó con boicotear económicamente al país.

Presuntamente estaba interesada en la historia del país que la había acogido y empezó a asistir a la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México donde conoció a el historiador Edmundo O’Gorman y al cómico Mario Moreno Cantinflas.

Como actriz, en México logró filmar sólo cuatro películas, presuntamente se involucró en redes de tráfico de arte, su matrimonio duró poco, regresó a Estados Unidos y se casó con un empresario venezolano con el que tampoco estuvo mucho tiempo.

Lo último que se supo de ella es que murió el 8 de mayo de 1991 en Lichtenfels, Baviera.

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Fuente: infobae.com