“La mentira mejor contada en Bolivia”

Bolivia nació a la vida republicana con fuertes connotaciones racistas contra los indígenas, el 28 de enero de 1882 el presidente Aniceto Arce Ruiz (oligarca minero) ordenó el exterminio de toda una comunidad indígena Chiriguana, evento tristemente conocido como “La Masacre de Kuruyuki”, donde se acabó con la vida de cientos de hombres, mujeres, niños y niñas indígenas.

Nada cambió después de la “Guerra Civil – Federal” de 1898-1899 dando como resultado el traslado de la Sede de Gobierno, instaurado un nuevo orden en Bolivia se continuó sistemáticamente con el racismo, prohibiendo el ingreso a los indígenas a La Plaza Murillo, llegando a su punto álgido en ese mismo lugar el 21 de julio de 1946 con el asesinato de Gualberto Villarroel López, colgado por defender los intereses de los indígenas y las clases empobrecidas.

En los inicios de la Guerra del Chaco en 1932, había mucha reticencia en la incorporación de los indígenas en el ejército boliviano por temas discriminatorios, pero ya en la segunda fase de la guerra el indígena era reclutado en contra de su voluntad y mandado como carne de cañón a cubrir los espacios que empezaban a dejar bajas, ya en la tercera fase de la guerra muchos se enlistaron voluntariamente y defendiendo a un país que los discriminó, llegando a un número total de 20.000 indígenas que participaron en la contienda, fuel tal la cantidad de bajas indígenas que al inicio de la retirada del ejército paraguayo el Teniente Coronel José Félix Estigarribia, al ver los cuerpos fallecidos de los soldados indígenas bolivianos pronunció la frase siguiente frase, “Bolivia no tiene suficiente bronce para hacer monumentos a los soldados de este origen”.



Recién después de la revolución del 9 de abril de 1952 las cosas fueron cambiando un poco, pero el racismo siguió encarnado en Palacio de Gobierno de tal manera que ningún indígena tuvo cabida en el congreso hasta 1990 y posterior a la “La primera marcha indígena” entró al parlamento la primera legisladora de pollera, que fue Francisca Remedios Loza Alvarado, terminando con el reconocimiento a los derechos indígenas en reforma constitucional de 1994.

En los antecedentes recientes, y en la presidencia de Evo Morales Ayma (Primer presidente indígena), pese a los grandes avances en cuanto a la inclusión de los indígenas en la sociedad y economía, el racismo prevalece en gran medida, de tal forma que uno de los exponentes establishment boliviano, mencionó el 09 de mayo de 2012 en un programa de televisión que a “Evo Morales lo iban a colgar como a Villarroel”.

Paralelamente a este desarrollo histórico, al otro lado del país en su región oriental los ciudadanos cruceños al igual que los indígenas eran discriminados, subyugados y abandonados por los grupos dominantes en el país, de tal modo que en 1904 a través de un documento denominado “Memorándum de 1904”, este pequeño grupo de habitantes ruegan a sus gobernantes ser incorporados y tomados en cuenta, es decir anhelan ser parte de Bolivia.

Ya en la guerra del Chaco al igual que los indígenas, 25.000 cruceños se enlistan en ejército boliviano, es decir dan su vida por un país que los margina y desconoce, sufriendo miles de bajas, pero dejando un mensaje y clamor de unidad e integración a Bolivia.

El 17 de diciembre de 1941, por interés de Estados Unidos en su búsqueda de abastecimiento de materia prima para La Segunda Guerra Mundial llegó a Bolivia Marvin L. Bohan, quien en 1943 presenta su informe denominado “Plan Bohan” que coincidente con el Memorándum de 1904 sugiere integrar al Oriente Boliviano a través de una red caminera con el resto del país, es decir tuvo que venir un extranjero para demostrarle a Bolivia que el desarrollo partía de la integración.

Lamentablemente entre los años 1958 y 1959 a raíz de las demandas por el 11% de regalías departamentales, se empieza a producir falsamente un discurso separatista con tintes discriminatorios, ordenando el presidente Hernán Siles Suazo ingresen fuerzas punitivas conformadas por 10.000 campesinos apoyados por las FF.AA., produciéndose en su punto más álgido “La Masacre de Terebinto”. En este punto de la historia se empieza a fabricar “una de las mentiras mejor contadas” por la oligarquía dominante en el país, representada en la división de oriente y occidente o el famoso camba vs. colla.

En el oriente boliviano no existió un racismo y genocidio como el promovido por los gobernantes de turno de nuestro país, por lo contrario existió una cultura de paz, esto podría deberse a una adopción de conquista incorporada por los Jesuitas en el Siglo XIII, basada en principios integradores que buscaban el beneficio común de los indígenas y colonos.

En la Santa Cruz republicana nunca se produjo un intento de genocidio de grupos indígenas, nunca se produjo un homicidio de algún líder que haya intentado reivindicar los derechos indígenas, nunca se prohibió la entrada de un indígena a la plaza 24 de Septiembre. Esta región nunca fue parte de la administración del estado central, más bien fue discriminada subyugada y olvidada como los indígenas, es decir que los bolivianos de la región oriental del país y los bolivianos indígenas son equiparables en la postergación social y económica promovida por una verdadera clase dominante.

El hecho de llevar un apellido de origen español no exime al ciudadano estar exento de discriminación, por lo general el cruceño hizo su vida en el campo como un campesino de bajos recursos trabajando la tierra inicialmente solo para subsistir.

La pregunta es, ¿en qué momento tergiversaron la historia y denominaron a los cruceños como racistas?, cuando el verdadero racismo indígena nunca se produjo en la región oriental.

Lamentablemente algunas familias cruceñas fueron funcionales y promovieron este discurso ayudando a que ciertos grupos compren esta mentira, con el único objetivo de seguir dominando la región como una estancia que les pertenece.

La integración es uno de los factores principales para el éxito económico de Santa Cruz, por año recibe aproximadamente 60.000 inmigrantes, brindándose como un espacio que permite la fusión de la diversidad cultural de Bolivia.

Bolivia vive rebotando entre gobiernos de izquierda a derecha, sin saber que todo forma parte de la misma rosca poder que ha dominado y domina este país desde la república, que sin mucho éxito lo han encaminado a ser uno de los países más pobres de Latinoamérica.

Santa Cruz nunca vivió ni vivirá del estado a costa de la opresión del resto de los bolivianos, entonces ahí viene la pregunta, ¿desde cuándo los cruceños son los racistas?, ¿ha peleado por la región, sí es cierto, pero no lo han hecho también los otros departamentos?, ¿por qué ni bien aparece un líder cruceño es hábilmente tildado de racista para así negarle el ingreso a la sede de gobierno?, ¿no será que quién impulsa esos insultos escondidos en el indigenismo, son otra vez la misma rosca que se niega a perder su condición de opresora de pueblos?.